Al cierre esta edición,
frente a una maniobra de abogados católicos, que contó con el aval de la
Cámara Nacional en lo Civil, se suspendió el primer casamiento gay de América
Latina. El día previsto, el martes 2, en el Registro Civil, más de 200
personas acudieron a ver si los dejaban casarse o no. Frente a las dos
decisiones judiciales contrapuestas (una a favor y otra en contra) la
expectativa estaba puesta en que Macri diese por segunda vez el OK a la
unión, cosa que finalmente no sucedió. Se realizó una conferencia de
prensa, donde los novios, integrantes de la Federación Argentina de
Lesbianas, Gays, Bisexuales y Trans, junto con el resto de los dirigentes
y activistas de dicha Federación, con varios legisladores de la
centroizquierda y Almeida y Cortina, de Madres de Plaza de Mayo – Línea
Fundadora, le recriminaron al jefe de gobierno esta actitud y pusieron las
expectativas, esta vez, en la vía judicial, en un fallo favorable de la
Corte Suprema, la cual ya aclaró que va a tratar el tema el año que
viene, y llamaron al Congreso a tratar nuevamente el tema.
No se escucharon
denuncias serias a la política de gobierno nacional, que enterró la
discusión en el Congreso al no dar quórum para que se trate el tema.
Cristina se esconde detrás de las faldas de Benedicto XVI, habilitando
con su inacción el accionar de la Iglesia. Queda claro que no se puede
confiar en su supuesto progresismo. Los compromisos con la Iglesia pesan más
que las promesas del INADI y de Aníbal Fernández.
Tampoco hubo un llamado a
la comunidad lgtb a tomar en sus manos la lucha por sus derechos. Sufrimos
como convidados de piedra cómo políticos, jueces y periodistas hacen y
deshacen la posibilidad de la equiparación de los derechos. Por su lado,
los principales dirigentes del movimiento, nucleados en la Federación y
en la CHA, no realizan una campaña amplia y militante, organizando al
activismo y convocando a toda la comunidad a conquistar nuestros derechos.
Es imperioso organizarnos y movilizarnos, no sólo en los pasillos de los
juzgados y de los registros civiles, sino también en las calles, en los
lugares de estudio, y donde se pueda, de trabajo, para que el movimiento
lgtb conquiste con su lucha y su impronta nuestros derechos, y esperar que
caigan del cielo como concesiones de la campaña política de uno u otro
partido patronal, más o menos progre.
(*)
Para un posicionamiento más general sobre la equiparación de derechos,
ver en el boletín nº2 de la agrupación, “Opresión sexual, unión
civil y la perspectiva socialista” en carne-clasista.blogspot.com y
“Entre el Orgullo y el Matrimonio” en el periódico Nº 164 del
20/11/09.