Durante todo el conflicto el Ministerio de Trabajo fue prácticamente
vocero de la patronal y quiso hacer la vista gorda ante los
injustos despidos, pero lo más escandaloso es que el
gobierno de Cristina hace poco tiempo “perdonó” deudas
millonarias, nada más ni nada menos que la suma de 128
millones de pesos, que tenía Crónica con el fisco, a
cambio de publicidad oficial. Un dinero que a la patronal le
vino más que bien y con el que quería financiar los
despidos. Recordemos que a Héctor R. García lo metieron
preso por esas deudas. Quedó más que claro que el gobierno
de Cristina tuvo una actitud a favor de la patronal del
diario. No hay que olvidar, por ejemplo, que Cristina dijo
que había que leer Crónica y no Clarín.
Otra vez se le cae la careta “progre” al gobierno de
los K, en esta oportunidad del lado de la patronal
“patotera” del diario Crónica. Por otro lado, también
cae en saco roto toda la promocionada Ley de Medios, donde
evidentemente los intereses de los trabajadores no cuentan,
ya que el gobierno de Cristina avalaba sin ninguna
contradicción el despido de trabajadores, que hoy tengan
vigente el convenio de trabajo y que mañana no lo tengan,
equiparando para abajo las condiciones laborales, como son
las que rigen en los “grandes medios” como Clarín, tan
criticados por los K. Una de las conclusiones que tenemos
que sacar es que es ridículo que sectores de intelectuales
"progre" afines al gobierno de los K apoyen la Ley
de Medios sin ningún tipo de crítica, como por ejemplo que
en dicha ley los trabajadores son convidados de piedras y no
están representados sus intereses. Prueba de esto son las
condiciones de explotación y precarización laboral que se
da en la mayoría de los medios, sobre todo los más grandes
como Clarín y la Nación o despidos como el caso de Crónica.
Hoy más que nunca es
necesario organizarse de manera independiente en el gremio
de Prensa y luchar por mejores condiciones laborales, al
mismo tiempo que denunciar que una verdadera democratización
de los medios debe partir de la participación activa y el
control de los trabajadores de los grandes medios de
comunicación.