En el ámbito educativo, el mes de febrero suele
recalentarse con la cuestión salarial. Desde hace tres años
se discute a nivel nacional el salario docente. Se acuerda
un piso salarial mínimo
al que todas las jurisdicciones deben acotarse.
Al término de esta edición aún no ha terminado de
cerrarse el acuerdo salarial nacional, y por lo tanto cada
jurisdicción, la Ciudad Autónoma de Buenos Aires
inclusive, no ha resuelto que hará con los atrasados
sueldos de los trabajadores de la Educación.
Esta paritaria se da en un contexto de escaso presupuesto
educativo para el 2010 que no
contempla aumento salarial para los maestros, con una escalada inflacionaria y con los
gremios docentes sin un plan de lucha y sin respuestas para
una batalla por el salario y las condiciones de trabajo.
En la Ciudad de Buenos Aires la situación se ve empeorada
con el marcado desprecio del gobierno local hacia la educación
pública. Como prueba de esto, mencionemos que:
1- Hacia fines del 2009, Macri destinó 700 millones de
pesos de las arcas públicas para subsidiar la educación
privada.
2- La infraestructura escolar está abandonada y sólo se
realizan reformas cosméticas. Asimismo esta situación se
agrava con despidos en
el área de infraestructura escolar y con las sub-ejecuciones
de presupuesto (se gasta menos de lo presupuestado en
Educación y Salud).
3- La Ciudad Autónoma no posee Ley de Educación. Ésta
viene siendo demorada sistemáticamente por el gobierno del
PRO. Es un secreto a voces la influencia del Arzobispado de
Buenos Aires sobre la Jefatura de Gobierno.
4- En el año 2008 el Gobierno de la Ciudad quitó gran
cantidad de becas a los estudiantes porteños.
5- En la cartera ministerial educativa se sucedieron
nombramientos de ejemplares como: Posse, “sir” James, más
el hoy procesado “Fino” Palacios quien nos dejó a su
paso a otro ejemplar de los servicios secretos israelíes
“don” Alejandro Mellincovsky (vocero de la Policía
Metropolitana).
6- Los salarios
docentes fueron abandonados por el gobierno del
ingeniero Macri. En el transcurso del año 2009 los docentes
porteños recibimos una aumento salarial del 6,8% sobre el
salario básico que es de $836,50, siendo que la paritaria
nacional a febrero de 2008 fijó un piso del 15%. El
gobierno local sólo dio la mitad de ese piso mínimo en
todo el año.
7- Se agrega además el despido arbitrario de compañeros estatales en hospitales y otras reparticiones de la Ciudad. Esto pone en
alerta a los 3.000
contratados en el área educativa que esperan desde hace
un tiempo considerable el pase
a planta permanente, hecho prometido por todas las gestiones y que dijo
contar con el compromiso y garantía de los diferentes
gremios en cuestión.
8- El nacimiento de la Policía Metropolitana inquieta, puesto que por su perfil parece
estar más orientada al control y represión de los reclamos
de trabajadores, estudiantes y sectores populares, que a
controlar la “inseguridad”. En este caso, al gobierno
del empresario Macri no le tembló el pulso en desembolsar
enormes cantidades de dinero (500 a 700 millones de pesos)
para equipamientos, salarios y capacitación de la Policía
Metropolitana. Pero si comparamos con el área educativa, un
maestro de escuela primaria necesita de 20 años de antigüedad
y doble turno para ganar el sueldo inicial de un agente de
la Policía Metropolitana.
Por un plan de lucha unitario
que desborde a la burocracia sindical
Como planteamos en otras oportunidades, el rol que han
jugado las diferentes direcciones sindicales en esta situación
es de complicidad
(SUTECBA) y de funcionalidad
(ATE, UTE, Ademys,
etc.).
El carácter burocrático de las distintas direcciones
sindicales se demuestra por la no consulta a los
trabajadores y la manipulación en los “amañados”
plenarios de delegados.
Tampoco se consulta ni se convoca orgánicamente a los
trabajadores no afiliados ni contratados y no se estructuran
asambleas en lugares de trabajo. Los “plenarios” se
circunscriben a abordar la problemática sólo local, perdiéndose
valiosas oportunidades para lograr la solidaridad y la
unidad en la lucha de los trabajadores a nivel nacional.
Bajo supuestos argumentos de “no ser funcional” y
“no favorecer a la derecha” neoliberal y noventista, los burócratas sindicales desestiman cualquier intento de masificar la
lucha. Ese falaz argumento muestra el compromiso y
dependencia política de muchos sindicatos al gobierno
nacional, su sistemática negativa a luchar y su temor a la
verdadera democracia de sus propias bases. Por esto, las
consignas oficiales de las direcciones sindicales van
siempre por el camino de “lo posible” y la “permanente
conciliación”, lo cual se traduce inexorablemente en migajas para el salario, entrega de
conquistas y en que se descarte la lucha como salida.
Para superar esta situación de fragmentación, los
docentes de la Ciudad debemos salir a pelear por un plan de lucha unitario que ponga en el centro la pelea por el salario, a la vez que se oponga a los
despidos y exija el pase a planta de los contratados. El
problema de los despidos no debe llevarnos a una posición
meramente defensiva y de ir por lo mínimo, sino que por el
contrario hay que ir
a la ofensiva por salario, la reincorporación y el pase
a planta. La reciente y ejemplar lucha
de los compañeros del Diario Crónica por salario y
contra los despidos marca el camino.
• Por paritarias
con un salario acorde a la canasta básica que permita
enfrentar la inflación real
• Reincorporación
de todos los despedidos
• Efectivización
inmediata de todos los contratados
• Asambleas por
escuelas y en todos los estamentos de afiliados y no
afiliados de todos los gremios
• Organización de
Comisiones internas
• Plan de lucha
nacional- Paro nacional para construir una Educación pública,
gratuita, universal y laica.