El movimiento obrero venezolano es uno de los más
combativos de América Latina. En el fondo, Chávez (al revés
de Perón en Argentina) ha sido algo alérgico al movimiento
obrero, y ha preferido apoyarse en las masas populares más
pobres que puede manejar por vía asistencialista y
clientelista. Sin embargo, le debe en parte al movimiento
obrero haber podido derrotar los dos intentos golpistas.
Dentro de la clase trabajadora, ha sido el proletariado
industrial quien más decididamente se adhirió al proceso
“bolivariano”. Esto impulsó una radical recomposición
política y sindical del movimiento obrero venezolano, que
ya venía insinuándose antes del chavismo.
Esto llevó al derrumbe de la vieja central burocrática
CTV (manejada principalmente por Acción Democrática) y
abrió la posibilidad de formación de un nuevo movimiento
obrero combativo e independiente. El chavismo operó desde
el primer momento para frustrar esa posibilidad. Para eso,
no sólo se apoyó en la gran simpatía de las bases hacia
Chávez en sus primeros años, sino también en la
burocratización y cooptación de las direcciones
sindicales.
Así, en mayo de 2006, los agentes burocráticos del
gobierno, al grito de “primero Chávez”, lograron romper
el II Congreso de la UNT (Unión Nacional de Trabajadores).
Quedó así malograda la posibilidad de una fuerte central
obrera combativa e independiente del gobierno, algo que
hubiese tenido también trascendencia mundial. Este
contraste se profundizó luego con la división de la CCURA
(Corriente Clasista Unitaria Revolucionaria y Autónoma),
que había centralizado el bloque independiente en la UNT.
Sin embargo, Chávez tampoco consiguió el control total
del movimiento obrero, al estilo del que logró Perón con
el monstruoso aparato burocrático y “verticalista” de
la CGT.
En todo un sector de sindicatos hay direcciones con
distintos grados de independencia política en relación al
gobierno. En los más independientes, hay un peso en la
vanguardia de distintos sectores del trotskismo u otros
sectores políticos que no son directamente chavistas,
aunque hayan tenido (o tengan) un mayor o menor grado de
acatamiento al gobierno. Lo importante es que se ha dado,
con desigualdades, un proceso creciente de
distanciamiento político.
Al mismo tiempo, estos grupos políticos con peso en la
vanguardia obrera y en las direcciones sindicales combativas
son muy pequeños. Las masas obreras empiezan a
desilusionarse con Chávez, pero esto no implica que vayan
directamente hacia ellos.
En esa situación, un sector de dirigentes sindicales (de
la CCURA y de un grupo llamado Movimiento Patria Obrera, con
presencia en sindicatos del Orinoco) hizo un llamado a fines
de noviembre para conformar una “herramienta política
de la clase trabajadora”, un “movimiento que marque
una distancia con la oposición y con el gobierno”. Esto
se discutiría en una “asamblea nacional de
trabajadores” en marzo de 2010.[1]
No podemos prever, por supuesto, qué grado de concreción
podrá tener esta iniciativa. Pero estimamos que sería de
capital importancia para luchadores obreros de Venezuela
construir una alternativa política independiente del
gobierno y la oposición burguesa.
Si no se construye algo así, los trabajadores seguirán
presos del chantaje de tener que optar políticamente entre
un Chávez que los enfrenta cada vez más con ajustes y
represión de sus luchas sindicales, o por la trampa de una
oposición que hoy se maquilla de “democrática” y hasta
de pro-obrera, pero que son los mismos monstruos burgueses y
pro-imperialistas de siempre. En esa situación, el
desencanto con Chávez crea también el peligro de que
amplios sectores de trabajadores caigan en el apoliticismo.
Esperamos que la vanguardia obrera venezolana, que viene
luchando a un alto costo de compañeros muertos, despedidos
y procesados, sea capaz de presentar a las masas
trabajadoras una alternativa de clase independiente.
1.- “Patria Obrera visualiza una crisis irreversible”, Correo del
Caroní, 13/12/09.