El escandaloso acuerdo de la
última paritaria docente nos dejó un sabor amargo. Pero la
traición no pudo frenar los serios conflictos en provincias
como Tierra del Fuego, San Luis, Santa Fe, Jujuy y la semana
próxima se agregará Chaco. Ni el acuerdo paupérrimo
pactado por CTERA, UDA, SADOP y AMET,
ni las maniobras de las centrales que nuclean a los
trabajadores de la educación y los estatales, pudieron
evitar la lucha de los docentes de cinco provincias.
Sabido es que en tres
provincias argentinas no comenzó el ciclo lectivo (Tierra
del Fuego, San Luís y Jujuy) hasta el momento del cierre de
este artículo. Los docentes de estos distritos están en paro
por tiempo indeterminado y siendo los protagonistas de multitudinarias movilizaciones como en San Luis y Santa Fe.
En Capital, como hemos
denunciado (ver SoB 171), el vergonzoso acuerdo de la
burocracia que aceptó los miserables 280 pesos en cuotas a
lo largo del año ofrecidos por Macri, no satisface las
necesidades, ni las expectativas de los maestros, es obvio
que esta cifra no dará respuesta a la demanda salarial
docente, pues la escalada
inflacionaria ya va muy por delante de la paritaria
porteña.
Por eso, desde este lugar
sostenemos que fue
correcta la decisión del paro al comienzo de las
clases, realizado el 1º y 2 de marzo convocado por ADEMyS.
Este paro, pese a su relativo acatamiento numérico, fue
convocado por un correcto móvil político de repudiar
la paritaria en su conjunto y denunciar el rol traidor de
las burocracias sindicales de los 16 gremios restantes,
con “plenarios” tramposos en algunos casos. La
burocracia sindical actuó como freno para que los
trabajadores salgan a luchar.
El paro del 1º y 2 de marzo
sirvió además para denunciar la paritaria tramposa del
macrismo y el gobierno nacional, puesto que quedó
sobreentendido el
pacto de gobernabilidad entre ambos.
El no inicio de clases en la
Ciudad Autónoma y los duros conflictos abiertos en las
diferentes provincias demuestra la existencia de una considerable cantidad de maestros dispuestos a luchar por un
salario digno, fuentes y mejores condiciones de trabajo, y
por la inclaudicable defensa de la educación pública,
gratuita, universal y laica.
En estas peleas y conflictos
se nos plantean centralmente los obstáculos de superar el cerco de la burocracia sindical y la fragmentación del
gremio docente (en Capital Federal existen 17 gremios).
Para enfrentar estos problemas debemos trabajar duro sin
dejar afuera ningún compañero y compañera que quiera
luchar. Tenemos que impulsar un plan de lucha que se discuta en asambleas de afiliados y no
afiliados, y que sean ésos los ámbitos genuinos de decisión
de los trabajadores de la educación en su conjunto. El plan
de lucha debe emerger del seno de estas asambleas de
trabajadores.
La primera tarea a realizar es
una campaña de
esclarecimiento contra el acuerdo, ya que la burocracia
miente y viene sembrando confusión al respecto .Todos los
compañeros docentes deben ser informados sobre lo firmado,
cuáles son los números reales y sus consecuencias, así
como hacérselo saber al conjunto de la comunidad educativa
y el resto de la sociedad.
Se hace indispensable que el
esclarecimiento del acuerdo muestre el
pacto consolidado entre el gobierno nacional y el gobierno
de la Ciudad, estos supuestos “bandos opositores”
que no dudan en aliarse contra los trabajadores para
hacernos pagar los platos rotos de la crisis. Los
trabajadores no debemos caer en la trampa de estar con el
bando patronal del gobierno K contra el supuesto enemigo de
“la derecha” macrista, pues ambos
bandos son patronales y profundamente antiobreros y
antipopulares. Por eso debemos conservar nuestra
independencia como trabajadores, una independencia
de clase y plantearnos lazos de solidaridad con otros
trabajadores y sectores populares en lucha.