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Pueblada
y represión en Andalgalá
Hace un mes, el pueblo de Andalgalá se alzó en una
verdadera pueblada, luego de sufrir una brutal represión
por parte de la policía.
Desde el 14 de diciembre los vecinos organizados en la
Asamblea El Algarrobo mantenían un corte selectivo en el
camino que conduce a la minera Agua Rica, para impedir la
instalación de otra megamina a cielo abierto.
El lunes 15 al mediodía la policía arribó para
desalojar a los asambleístas y así permitir el paso de una
maquinaria con destino a la minera Agua Rica. La represión
a los manifestantes fue brutal: mujeres de más de 70 años
arrastradas por el piso, un niño con un impacto de bala de
goma (disparado a menos de 10 metros de distancia), un
hombre que debió ser hospitalizado y que corrió peligro de
perder un ojo, por sólo mencionar algunos casos.
Finalmente, la maquinaria pasó, rodeada de la policía y
de la Gendarmería.
Si la indignación de la población venía creciendo en
los últimos meses, ésta fue la gota que colmó el vaso. Al
anochecer, 5 mil personas (dato no menor teniendo en cuenta
que la población total de la ciudad es de 20 mil) se
concentraron en la plaza, donde también fueron reprimidos.
En medio de un corte de luz provocado por el municipio, la
policía disparó a mansalva balas de goma y gases lacrimógenos.
En medio de la brutal represión, la gente prendió fuego
algunos sectores de la Municipalidad, una oficina de Agua
Rica y el supermercado perteneciente al dueño de una maquinaria que atravesó el corte tras la represión.
Hubo más de 40 detenidos y 60 heridos.
Los reclamos dejaron de dirigirse sólo contra la ya
instalada minera La
Alumbrera y contra Agua Rica (que pretende iniciar la
explotación), sino también contra el intendente
kirchnerista José Perea al que le exigen su renuncia
por ser férreo defensor de la minería a cielo abierto.
Gracias a la pueblada, se consiguió la momentánea
paralización de las obras para la instalación de Agua
Rica, con la intención
–según palabras del fiscal que lo ordenó– de
“pacificar” a la población que continúa en estado de
movilización. También consiguieron que la maquinaria fuera
bajada nuevamente.
No obstante, la gente que participó en la pueblada, fue
amenazada con despidos en sus lugares de trabajo (públicos,
y algunos privados) y los hospitales se negaron a atender a
los heridos que necesitaban la evidencia para hacer la
denuncia.
Lo distinto fue la pueblada
Lo distintivo de este caso es que aquí cabe la
posibilidad de que la ciudad sea –literalmente– volada
por la minería a cielo abierto ya que fue aprobada la
exploración del subsuelo de la propia Andalgalá, para su
posterior explotación.
Para ello, Agua Rica indemnizaría a los habitantes para
que deshabiten la ciudad, sin ser consultados. De
concretarse, volarían en mil pedazos los nevados del
Aconquija.
Esta posibilidad, más los 13 años que hace que La
Alumbrera hace estragos (en materia laboral, en agua, aire,
tierra y salud humana) en la zona, dotan a este caso de
características particulares, las cuales contribuyeron a
que el pueblo estalle y se subleve yendo mucho más a la
ofensiva, respecto a otros antecedentes de resistencia a la
minería a cielo abierto (como por ejemplo en Esquel, donde
se rechazó la instalación de Barrick Gold mediante un
plebiscito a la población).
Los enemigos se vislumbran ahora no sólo en el modelo
extractivista de los bienes comunes, impulsado por las
multinacionales imperialistas, sino también en sus socios
locales, que olvidan sus diferencias a la hora de concretar
acuerdos para imponer a sangre y fuego esta política de
contaminación[i] y saqueo de los bienes
comunes[ii].
En este caso, un intendente kirchnerista (José Perea), un
gobernador radical cobista (Brizuela del Moral) y el
gobierno de Cristina[iii],
que han tomado como cuestión de Estado esta política
minera, en la más irracional de las versiones posibles.
Un asambleísta de Andalgalá, Urbano Cardozo, comentó al
periódico La Vaca acerca de estas irreales promesas: “No
sólo la contaminación y las enfermedades de cantidad de
personas, sino que además no generan trabajo, ni riqueza.
Catamarca sigue igual o más pobre, y Andalgalá es el lugar
de mayor desocupación de la provincia”.[iv]
Esta política no es exclusiva de Argentina. Es un modelo
extractivista a mansalva, impulsado por el sistema
capitalista en esta etapa terminal, en un intento
desesperado por sostener el consumismo irracional de los países
imperialistas y de las clases dominantes de nuestros
semicoloniales países.
Como ejemplo de ello, hay centenares de proyectos de minas
a cielo abierto a lo largo de toda la cordillera andina,
muchos de ellos ya en ejecución. En Chilecito, La Rioja,
también hay un avanzado proceso de lucha contra la
instalación de una mina en el cerro Famatina, que amenaza
con la destrucción de sus glaciares.
Retomar el camino de las puebladas para impedir el avance de la megaminería
Los habitantes de Andalgalá, manteniéndose movilizados
durante todo este mes pos-pueblada, lograron hacer
retroceder a los gobernantes, quienes terminaron accediendo
al reclamo popular para que se llame a un plebiscito. En el
mismo, la población deberá votar por las opciones “a
favor” o “en contra” de la instalación de la mina.
El socialismo revolucionario, al tiempo que debe dar todo
el apoyo a la resistencia a estos emprendimientos
criminales, debe también empezar a tomar posición e
intervenir en estos procesos para no permitir que sea
capitalizado por la centroizquierda (como Pino Solanas) que
lo lleva a un camino sin salida, ya que no plantea destruir
el capitalismo, sino utópicamente “humanizarlo”.
Asimismo, dentro del ámbito de la izquierda también
debemos comenzar
a darnos un debate acerca de las limitaciones de
estos supuestos “avances tecnológicos”, que
lejos de representar un desarrollo de las fuerzas
productivas, se transforman en la destrucción de éstas, ya
que atentan contra el Ser Humano y la Naturaleza.
• Repudiemos la represión al pueblo andalgalense
• Apoyo a la resistencia de las poblaciones afectadas
• No a la minería a cielo abierto
[i]
En primer lugar del agua, ya que se utiliza un proceso
llamado de lixiviación con cianuro (para separar los
metales de la roca molida), empleando para ello –por
ejemplo en el caso de La Alumbrera– 1.200 litros de
agua por segundo, en una zona tan árida como Catamarca.
Este cianuro contamina todos los cursos de río (incluso
los subterráneos). Además se contamina aire, tierra y
la salud humana, causando enfermedades como cáncer,
malformaciones, alergias, etc., por varias generaciones.
También destroza las economías locales.
[ii]Aún
continúa en vigencia la ley minera impulsada en la década
del 90, que exime a las multinacionales
del pago de numerosos impuestos. El pago de regalías
es casi simbólico comparado con los, por ejemplo, 600
millones de dólares que minera La Alumbrera se lleva
anualmente, solamente por la extracción de oro.
[iii]
Como
claro ejemplo de esto, el veto que el gobierno nacional
hizo al proyecto de Ley de Protección de los Glaciares,
aprobado por unanimidad por el Congreso. El gobernador
de San Juan, Gioja, y el presidente de la megaminera
Barrick Gold, presionaron para que se anule la ley. Este
veto le abre el camino a las mineras para destruir montañas
enteras, con hielos eternos incluidos, eliminando así
una de las fuentes de agua dulce más importantes con
que cuenta el país.
[iv]
http://lavaca.org/notas/despues-de-la-represion-un-triunfo/
. La Vaca, en su publicación web.
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