El conflicto por el despido de
21 compañeros contratados en Tenaris Siat de Valentín
Alsina fue derrotado. A pesar del esfuerzo, las ganas y
empuje de los compañeros despedidos, de la cantidad de
actividades que hicieron (volanteadas, pegatinas, batucadas,
peñas, etc., en promedio una por día) los compañeros están
en la calle.
Las recientes elecciones de
delegados resultaron otro retroceso para los trabajadores: la burocracia de Belén recuperó la comisión interna y el cuerpo de
delegados de la fábrica.
La ex interna había logrado la
equiparación salarial entre personal efectivo y contratado
y algunos aumentos de adicionales por encima de las pautas
de la UOM, obtuvo la categoría de oficial múltiple para
muchos puestos de trabajo y algunas otras conquistas,
aprovechando el proceso político abierto con el Argentinazo
y la reactivación económica posterior y en general eran
vistos en la fábrica y en la seccional como algo distinto a
la corrupta y traidora burocracia de Belén, Makaruk y Cía.
Estas derrotas están causando
mucha confusión y desánimo entre los compañeros, llevándolos
a conclusiones del tipo “la gente es una mierda”; “son
todos cagones”; “mejor me voy a mi casa”, que
consideramos equivocadas y que hacen más
urgente y necesario hacer un balance a fondo de este
conflicto, porque los problemas van a seguir: se vienen
las paritarias de la UOM, en la fábrica están eliminando
puestos de trabajo, abrieron los retiros
“voluntarios”… En palabras del jefe de personal:
“todavía están sobrando 60 personas más”.
La patronal pasó al ataque
Durante el plan de suspensiones
la patronal elimina puestos de trabajo periféricos y
presionó sobre los contratados suspendiéndolos de manera
selectiva para que acepten retiros voluntarios. De esta
manera se van de la fábrica 22 de los 43 compañeros.
En diciembre vencen los
mandatos de los delegados y, a propuesta de la burocracia,
las elecciones son pospuestas para marzo de 2010 porque
“la fábrica estaba en conflicto y no era prudente dividir
a los compañeros con las elecciones”. En verdad, lo que
la burocracia quería era que las elecciones se hicieran
después de la derrota, para cobrársela a la interna.
El 18 de enero, con la planta
semivacía, la patronal despide a los 21 compañeros que habían
rechazado los retiros. Asamblea en puerta de fábrica. Se
vota parar. Se va al Ministerio de Trabajo.
Conciliación obligatoria que la empresa no acata y los
trabajadores sí.
Los despedidos empiezan a
organizarse y movilizarse, pero la interna
impone la orientación de que las acciones que se hicieran
no molestaran a la burocracia. Esto significaba no
conectarse con las internas amigas para exigir plenario de
delegados, por ejemplo, e incluía no
molestar al gobierno cortando el puente y no
molestar a la patronal impidiendo la salida o entrada de
camiones. Aunque, a medida que pasaban los días, muchos
despedidos empezaban a decir en las asambleas que la
burocracia los estaba traicionando, que el Ministerio de
Trabajo no iba hacer nada, la interna insistió una y otra
vez en que “sin la UOM no se puede hacer nada”. Tal era
la confusión creada por la interna en el activismo, que
llegaron a llevar una bandera de “Belén conducción” a
una marcha para quemarla y terminaron fotografiándose con
ella. Venció la conciliación obligatoria y los compañeros están en la
calle. Vinieron las elecciones y la burocracia ganó cómoda
el cuerpo de delegados.
El debate de fondo
Las causas de una derrota
siempre son muchas, y a veces, aunque hagamos las cosas
bien, se pierde igual, por eso lo que queremos balancear no
es el resultado en sí del conflicto, sino la
política de la interna, saber si ayudaba o no a los
compañeros para ganar. Opinamos que la política de la ex
interna de SIAT desarmó
a los trabajadores.
Tengamos en cuenta que esta
interna fue muy
acompañada y apoyada por la fábrica durante mucho
tiempo. Además, era vista como un punto de referencia por
el activismo de la seccional. Pero la
ex interna se fue serruchando el piso bajo sus propios pies,
convenciendo a los trabajadores de que lo ganado en SIAT
(los salarios relativamente altos y demás conquistas, y
hasta la interna misma) se defendía mediante la
“coexistencia pacífica” con la burocracia de la UOM.
Esto se concretaba en la
siguiente fantasía: “A los de SIAT
no nos van a tocar porque Makaruk (el directivo de la
seccional que atiende la fábrica) nos necesita para
sostener su puesto” (contra otros burócratas que lo
quieren correr). O sea: lo
que haga la patronal con los trabajadores no depende de la
economía nacional y mundial, ni de la capacidad de lucha,
ni de la situación política y el gobierno, sino de las
peleas internas de la burocracia sindical, como si ésta
fuera un ente independiente que no tiene jefes, y su único
papel en la sociedad fuera robar del sindicato. Esta
concepción conspirativa de la burocracia desarmó a los
trabajadores.
Pero la burocracia sindical no
es una mafia independiente, sino una
mafia al servicio de la patronal y el gobierno, que son sus
jefes y le ordenan lo que tiene que hacer. Sobre este
sencillo hecho hay mucha confusión y sigue siendo ignorado
por algunos trabajadores de SIAT, incluso por muchos de los
activistas despedidos, que hasta el último día siguieron
creyendo que Belén iba a aparecer para rescatarlos.
Junto con esta confianza en la
burocracia que enseñaba la ex interna, venía todo el
paquete: nada de izquierda, nada de convocar el apoyo de
otras internas, nada de interpelar al gobierno, nada de
organizar una oposición para el gremio, nada que haga enojar a la burocracia. La ex interna de SIAT sacrificó
la lucha contra los despidos, la primera lucha importante a
la que se enfrentó durante su mandato, a esta política de
no salirse de los “cuerpos orgánicos”. A pesar de eso,
la burocracia no la “perdonó”.
Lo que se viene
Los metalúrgicos del MAS
apoyamos críticamente a esta interna en las elecciones,
porque si dividíamos los votos del activismo era más fácil
que la Rosa ganara, y seguiremos intentando actuar juntos
con todos los que quieran construir una
dirección sindical independiente de la burocracia y de todo
sector patronal. Pero francamente, repugna escuchar a dirigentes que, después de mandar a los
trabajadores a luchar con los ojos vendados y una mano atada
a la espalda, cuando
llega la inevitable derrota se llenan la boca hablando del
“bajo nivel de conciencia” de los compañeros, de que
“la gente no da” y porquerías por el estilo.
Si buscamos construir una
organización que realmente nos sirva para defendernos de
los patrones, tenemos que romper con esta idea de
“coexistencia pacífica” con la burocracia, que ya
demostró que no funciona: te
barren igual, por más demostraciones de buenos modales que
les hayas hecho. La única manera de defender una posición
conquistada por un sector independiente es seguir avanzando,
unirse a los otros delegados y activistas independientes,
darse un plan de ganar más internas, formar agrupaciones,
apoyarse activamente unos a otros cuando hay conflicto, y
planear juntos la mutua defensa contra los ataques de la
burocracia y los patrones.
Llamamos a los compañeros de
SIAT y de la seccional a retomar este camino y prepararnos para la lucha, en un momento en que, aunque el gobierno
quiera tapar el sol con un dedo, todos sabemos que a nuestro
salario lo está enterrando la inflación, y que la UOM va a
colaborar con la patronal poniéndonos la lápida.