Socialismo o Barbarie, periódico Nº 174, 15/04/10
 

 

 

 

 

 

La reunión de Cristina con Obama

Como el tero

Una situación curiosa ha venido ocurriendo en las últimas semanas. Desde hace un tiempo el gobierno K viene ensayando un discurso “progresista”, el que tuvo su punto culminante en la jornada del 24 de marzo pasado. Se cantó contra la Ernestina de Noble, contra Clarín y en defensa de “un proyecto nacional y popular”. También se acusó a la oposición de ser “de derecha y destituyente”. Programas como “6, 7 y 8” –en Canal 7– se emiten diariamente y con un formato periodístico moderno y dinámico se baja línea pro-K diariamente defendiendo “la mierda oficialista”.

Pero mientras la escenificación va hacia la “izquierda”… los testarudos hechos de la gestión gubernamental van hacia la derecha. Es muy poco “nacional y popular” estar enfrascados en una durísima pelea con la oposición no por alguna medida “progresista” a favor del “pueblo”… sino para pagarles los bonos basura a los fondos buitres!

Apoyando el monopolio nuclear de los EEUU

Como si lo anterior fuera poco, ahora acaba de realizarse la reunión de Cristina con Obama. ¿Fue Cristina a verlo a Obama con el reclamo por su complicidad con el golpe en Honduras? ¿O porque ahora Obama impulse el reconocimiento del presidente emanado del fraude de las últimas elecciones, Pepe Lobo, por estar dejando que bajo sus narices esté actuando una verdadera Triple A hondureña? Nada más lejos que ello. Lo que fue a hacer Cristina a la “Cumbre de Seguridad Nuclear” en Washington fue a mostrarse como una de las más “lamebotas” del imperio en materia de asegurarle a EEUU la continuidad de su monopolio en materia nuclear. Nos explicamos. El hecho es que Barack Obama acaba de encabezar una cumbre en Washintong con el objetivo que el monopolio de las armas nucleares –sólo compartido relativamente con otros pocos países–, uno de los elementos principales de la supremacía militar del imperialismo yanqui, siga incólume.

Esto ocurre en momentos en que continúa en desarrollo la crisis económica mundial del capitalismo más importante desde los años 30, al tiempo que dadas las dificultades de EEUU en el terreno de Iraq y Afganistán, su hegemonía política internacional viene muy deteriorada.

Como es sabido, con otros modales que Bush, pero con una línea de continuidad esencial, el presidente de color Obama vino justamente a restaurar el prestigio y la autoridad perdida en la última década por Estados Unidos.

Esto tiene, obviamente, un costado sensible en lo que hace a que el amo del Norte pueda seguir garantizando su monopolio relativo y su real supremacía mundial en el terreno militar en general y nuclear en particular. A estos efectos, organizaciones terroristas antipopulares como Al Qaeda, le vienen haciendo el juego a sus designios desde el atentado de las Torres gemelas en el 2001.

Y es un hecho, entonces, que sobre la base del chantaje de “no exponerse a atentados nucleares” Obama monta la cumbre como para hacer ratificar –por todos los países que tienen algún desarrollo en materia de tecnología nuclear– que su monopolio armamentista no va a ser cuestionado.

Relaciones carnales K[1]

Ahí es donde entra a jugar Cristina, no casualmente sentada al lado de Obama durante la cumbre. Tan lamebotas fue su actitud que se diferenció incluso del neoliberal presidente del Brasil, Lula, el que sin embargo no dejó de cuestionar el hecho que la política nuclear de Obama, sus ataques a Irán y Corea del Norte, y un largo etcétera, ¡no son más que una excusa para subordinar militarmente a la gran mayoría de los países del mundo!

En fin: las relaciones carnales de la Argentina K con los EEUU en materia nuclear no parecen ser la expresión de un “proyecto nacional y popular de independencia nacional”… sino del proceso de normalización K que cierra con el retorno a las fuentes: subordinación en materia de deuda externa, subordinación en materia nuclear, subordinación en materia del modelo de desarrollo económico (cuya matriz estructural no ha cambiado respecto de los 90).

Es verdad, la oposición patronal está a la derecha de los K, pero los K no dejan de ser un mero neoliberalismo con rostro humano: ponen el grito en un lado… y los huevos en el otro.


[1] Como es conocido, como “relaciones carnales” definió la relación de la Argentina con los EEUU el ministro de Relaciones Exteriores de Menem Guido di Tella.