La jornada de lucha del 29 de marzo del Sindicato Capital
fue muy importante. Mas allá que un sector de la patronal
vio con buenos ojos que el gremio vaya a reclamarle por las
exportaciones a Guillermo Moreno, el paro y la marcha
sirvieron para que se expresaran las preocupaciones y los
reclamos obreros: defensa de la fuente de trabajos, la caída
del salario (una gran parte del gremio está a garantía
horaria: aproximadamente 700$ por quincena) y la necesidad
de un aumento.
El turno de Fantini
El miércoles 14 La Federación de la Carne realizó una
importante marcha de alrededor de 2500 trabajadores, la
mayoría del interior del país, al ministerio de Trabajo,
donde exigieron al gobierno subsidios: $2000 por única vez
para compensar la baja salarial de los últimos meses y 700$
aproximadamente para cubrir 60 horas. Se vieron frigoríficos
de Santa Fe, Córdoba, Entre Ríos, del interior de la
provincia de Buenos Aires
y hasta de Río Negro.
El Sindicato
Capital, en vez de darle continuidad a la lucha, llamó a
una junta de delegados para informar que “no hay ningún
avance en las discusiones con el gobierno” y de paso
intentó atacar a nuestro compañero Walter Espinosa. Lo
hizo criticando “lo que salió en tú periódico” en
referencia al artículo del SoB 173 donde se critica a la
conducción por no haber hecho nada para frenar los despidos
del Rioplatense. Esta es la pura verdad le guste a Molina o
no. De todas maneras, una buena parte de los delegados salió
en defensa de nuestro compañero.
La patronal y el gobierno contra los obreros
En definitiva, los días pasan y la situación empeora.
Por un lado, el cierre de las exportaciones y la baja del
consumo de la población por el alza del precio de la carne
hace que el nivel de empleo y de actividad en los frigoríficos
se sigua deteriorando. Según datos de la Federación, están
en riego –en lo inmediato– de 4000 a 5000 puestos de
trabajo en el país.
El control del gobierno de los precios de la carne fracasó.
Las ofertas de cortes baratos son difíciles de conseguir…
y de comer: el asado a10.50$ el Kilo es carne de vaca vieja.
La política de cerrar las exportaciones para que sobre
carne en el mercado interno y obligar a las patronales para
que vendan barato lo único que consiguió fueron despidos y
que peligren miles de puestos de trabajo.
Por su lado, la patronal ganadera dice que el precio subió
por que cayó el stock de cabezas de ganado… Lo que no
dicen es que ese ganado lo vendieron jugosamente y que esas
tierras las usan para sembrar soja (y que ellos pueden pagar
el lomo a 80$ o más). Es decir, que siempre ganan plata a
dos manos sea por la vía que sea.
Tanto la Federación como el sindicato capital no levantan
una propuesta independiente de la patronal y del gobierno
que de respuesta a la situación de los trabajadores de la
industria cárnica y de la población en general.
En vez de llenarse la boca contra el cierre de las
exportaciones, los sindicatos “peronista” se olvidaron
de una medida que implementó –limitadamente– Perón: la
Junta Nacional de Carnes. Este era un ente estatal que
centralizaba y regulaba parcialmente el mercado de la carne.
Hasta cierto punto, nadie podía exportar directamente al
mercado mundial. Todo pasaba obligatoriamente por la Junta y
esta exportaba dándole al productor un precio fijado por la
misma.
En la actualidad, un verdadero control de precios pasaría
por establecer el monopolio estatal del comercio de carnes:
es decir, formar una verdadera Junta Nacional de Carnes con
control de los trabajadores del sector y representantes de
las organizaciones populares en representación de los
consumidores para garantizar el abastecimiento a precios
razonables, un saldo exportable donde parte de la renta cárnica
y las ganancias empresarias fueran re-direccionadas hacia
trabajadores y consumidores populares y la continuidad de
todas las fuentes de trabajo. Este es él único programa de
clase e independiente que se puede levantar en el sector
dejando de ser vehículo de reclamos patronales.
• Basta de Despidos
• Blanqueo de los $750 no remunerativos y un 35% al básico
ya