Después de haber sido detenido varias veces después de dejar el poder y
puesto en libertad otras tantas, favorecido por las Leyes de
Punto Final y Obediencia Debida y gozando últimamente de
arresto domiciliario, el general Reynaldo Bignone fue
sentenciado a 25 años de cárcel común por delitos de lesa
humanidad. En la misma causa fueron condenados otros
militares responsables del centro clandestino de Campo de
Mayo y absuelto un comisario. En esta difícil pelea por el
castigo a los genocidas su pena es emblemática, a 25 años
del Juicio a las Juntas.
El general Bignone, después de
haber participado como jefe del comando de Institutos
Militares de Campo de Mayo, de haber creado el centro de
detención en el mismo Hospital Posadas, se retiró en 1981
con el distanciamiento de Videla como jefe de la Junta de
Comandantes. Cuando la dictadura se “tambaleaba” después
de la derrota de Malvinas y “se va a acabar la dictadura
militar” era un cántico que invadía las canchas y las
movilizaciones populares, el general retirado fue llamado
para liderar la transición democrática. Cuando los
militares no querían dejar el poder y la situación de
movilización se acrecentaba, la burguesía apuró una
salida negociada. Nadie mejor que él para dirigir una
salida “decorosa” de una dictadura que hacía agua por
todos lados.
Nadie mejor que él para firmar
un decreto (el 2726/83) que ordenaba destruir todos los
archivos de la represión clandestina y para dictar la ley
22.924 de Amnistía o Pacificación Nacional que libraba a
las FF.AA. de culpa y cargo en su actuación durante la
dictadura.
Cuando el general le pasó la
banda al electo presidente Alfonsín no sólo le entregó el
símbolo de la asunción de ese cargo, sino también el
diploma de haber cumplido con el “trabajo sucio”.
Trabajo que le encomendó toda la burguesía, apoyándose en
los partidos patronales mayoritarios que integraban la
Multipartidaria, el peronismo y el radicalismo, para salvar
al régimen capitalista y la transición hacia la democracia
fuera eso… una transición burguesa con todas las de la
ley, sin sobresaltos para la estabilidad del sistema. Tarea
que continuó el gobierno de Alfonsín.
El acuerdo funcionó, aunque
algunas cosas no les salieron bien, como imponer la Amnistía,
que luego el Congreso la derogó y Alfonsín decretó la
realización de los Juicios a las Juntas, excluyendo a los
miembros de la última, entre ellos al general de la
“transición”.
Esta exclusión lo dejó fuera
de una condena severa hasta esta sentencia. Junto con
algunos de los principales responsables de Campo de Mayo
pasará probablemente sus últimos años en la cárcel.
Por el castigo efectivo a todos los responsables
La condena al general junto al
resto de los genocidas, como las condenas a prisión
perpetua y cárcel común a cinco represores en el primer
juicio en Rosario, el encarcelamiento del ex juez Guillermo
Madueño imputado por delitos cometidos por el V Cuerpo de
Ejército, son importantes triunfos. Al mismo tiempo,
desnudan con crudeza los límites de unos juicios donde se
tardan años en condenar a algunos, donde se expone a
testigos y familiares, donde empresarios y políticos quedan
al margen de todo posible enjuiciamiento.
La pelea por el castigo a todos
los responsables materiales y políticos del genocidio
continúa y se hace carne en las nuevas generaciones de
luchadores obreros y populares que rodean de solidaridad los
juicios, las marchas y las demostraciones de repudio a los
golpistas.