Socialismo o Barbarie, periódico Nº 175, 29/04/10
 

 

 

 

 

 

Condenan a Bignone

El general no tiene quién lo salve

Por Ana Vázquez

Después de haber sido detenido varias veces después de dejar el poder y puesto en libertad otras tantas, favorecido por las Leyes de Punto Final y Obediencia Debida y gozando últimamente de arresto domiciliario, el general Reynaldo Bignone fue sentenciado a 25 años de cárcel común por delitos de lesa humanidad. En la misma causa fueron condenados otros militares responsables del centro clandestino de Campo de Mayo y absuelto un comisario. En esta difícil pelea por el castigo a los genocidas su pena es emblemática, a 25 años del Juicio a las Juntas.

El general Bignone, después de haber participado como jefe del comando de Institutos Militares de Campo de Mayo, de haber creado el centro de detención en el mismo Hospital Posadas, se retiró en 1981 con el distanciamiento de Videla como jefe de la Junta de Comandantes. Cuando la dictadura se “tambaleaba” después de la derrota de Malvinas y “se va a acabar la dictadura militar” era un cántico que invadía las canchas y las movilizaciones populares, el general retirado fue llamado para liderar la transición democrática. Cuando los militares no querían dejar el poder y la situación de movilización se acrecentaba, la burguesía apuró una salida negociada. Nadie mejor que él para dirigir una salida “decorosa” de una dictadura que hacía agua por todos lados.

Nadie mejor que él para firmar un decreto (el 2726/83) que ordenaba destruir todos los archivos de la represión clandestina y para dictar la ley 22.924 de Amnistía o Pacificación Nacional que libraba a las FF.AA. de culpa y cargo en su actuación durante la dictadura.

Cuando el general le pasó la banda al electo presidente Alfonsín no sólo le entregó el símbolo de la asunción de ese cargo, sino también el diploma de haber cumplido con el “trabajo sucio”. Trabajo que le encomendó toda la burguesía, apoyándose en los partidos patronales mayoritarios que integraban la Multipartidaria, el peronismo y el radicalismo, para salvar al régimen capitalista y la transición hacia la democracia fuera eso… una transición burguesa con todas las de la ley, sin sobresaltos para la estabilidad del sistema. Tarea que continuó el gobierno de Alfonsín.

El acuerdo funcionó, aunque algunas cosas no les salieron bien, como imponer la Amnistía, que luego el Congreso la derogó y Alfonsín decretó la realización de los Juicios a las Juntas, excluyendo a los miembros de la última, entre ellos al general de la “transición”.

Esta exclusión lo dejó fuera de una condena severa hasta esta sentencia. Junto con algunos de los principales responsables de Campo de Mayo pasará probablemente sus últimos años en la cárcel.

Por el castigo efectivo a todos los responsables

La condena al general junto al resto de los genocidas, como las condenas a prisión perpetua y cárcel común a cinco represores en el primer juicio en Rosario, el encarcelamiento del ex juez Guillermo Madueño imputado por delitos cometidos por el V Cuerpo de Ejército, son importantes triunfos. Al mismo tiempo, desnudan con crudeza los límites de unos juicios donde se tardan años en condenar a algunos, donde se expone a testigos y familiares, donde empresarios y políticos quedan al margen de todo posible enjuiciamiento.

La pelea por el castigo a todos los responsables materiales y políticos del genocidio continúa y se hace carne en las nuevas generaciones de luchadores obreros y populares que rodean de solidaridad los juicios, las marchas y las demostraciones de repudio a los golpistas.