El IUNA de Artes Visuales es fiel reflejo de las
intenciones gubernamentales, que desde hace años buscan
desmantelar la educación cultural y hacer el camino más
difícil a todos los que nos enfrentamos por voluntad propia
al desafío de querer ser artistas en la Argentina.
Inscripciones caóticas que aún hoy no terminan
Se habían pautado a fines del año pasado para la semana
del 1º al 5 de marzo. Llegada la fecha anunciaron por la página
web que por motivos “ajenos a la organización del IUNA”
se posponían hasta próximo
aviso para realizarse por Internet. De esta manera se
implementaba por primera vez el sistema “Guaraní”, que
dicho sea de paso está funcionando sin problemas en otras
universidades.
Se hizo una preinscripción que ya de por sí tuvo sus
complicaciones: problemas para ingresar a la cuenta por
errores en los datos ingresados, páginas colapsadas con su
problemática doble para los que no tienen Internet en su
casa, un gasto de dinero, de tiempo, etc.
Luego de recibida esta preinscripción que se extendió
por dos semanas, se analizó y se descargó, también por
Internet, todo Un listado de alumnos rechazados. Algunos por
incoherencia en las correlatividades y otros por “motivos
diversos”, lo cual el alumnado debía interpretar como
“falta de cupo”.
Siguieron los reclamos y se extendió más la fecha de
inscripción. Finalmente empezaron las clases el 12 de abril
con un montón de estudiantes que no podían cursar al no
estar anotados oficialmente. Al mismo tiempo a los docentes
se les prohibía anotarlos en una lista paralela (como se hizo hasta el año pasado) para
ser inscriptos oficialmente en una segunda instancia desde
oficina de alumnos, y pasaban incoherencias como que en una
materia se presentaban 120 alumnos y en otra 2.
Resultado de todo esto es que a tres semanas de comenzadas
las clases, aún se siguen anotando alumnos y sigue siendo
incierta la posibilidad de poder cursar o no materias para
algunos. Estos errores de tiempo, de ingreso de datos, un
montón de problemas más, desmotivan a los alumnos y dan la
sensación de que no se los toma en serio, que es todo una
farsa y que los directivos hacen lo que quieren. Pero detrás
de estas aparentes arbitrariedades, hay claros móviles políticos
que hacen hacia dónde se quiere llevar la formación artística
en nuestro país.
Pero ante la confusión y el desánimo por esta situación
también quedan las ganas de rebelarse y nos toca a los
estudiantes pensar cómo dar la pelea por cambiar las cosas.
Ante los problemas impulsemos el debate y la participación
La falta de claridad en los planes de estudios, las
incoherencias respecto de las correlatividades generan
confusión y malestar, además de carreras costosas, larguísimas
e insostenibles en las que no termina de estar claro para qué
se nos forma como artistas, docentes y futuros trabajadores
de la cultura.
Por otro lado, como en la mayoría de las facultades públicas,
en Artes Visuales el edificio se encuentra en pésimas
condiciones y además no se cuentan con aportes para
materiales y son insuficientes las herramientas. Por parte
de las autoridades, el decano Julio Flores propone que se
“dialogue” pero por ejemplo, frente al pedido concreto
del Centro de Estudiantes de una amoladora para la cátedra
de Escultura, sólo dio una respuesta afirmativa que nunca
concretó.
Como además las distintas sedes de Artes Plásticas
tienen sus problemas específicos, se hace necesario
impulsar medidas desde abajo que ayuden a superar la
fragmentación y la desmovilización que existe entre los
estudiantes. Para eso creemos que debemos impulsar asambleas
y jornadas de trabajo donde distintas comisiones tomen las
problemáticas como los planes de estudio, el problema del
edificio y el presupuesto, etc. Es necesario recorrer los
cursos convocando a la más amplia participación y el
debate para tomar la educación en nuestras manos de forma
independiente de las gestiones de turno y al servicio de
nuestros verdaderos intereses como futuros trabajadores del
arte y la cultura.