El principal argumento contra el llamado matrimonio gay es
que atenta contra la familia tradicional, lo que estaría
produciendo la caída moral de la sociedad y a la que se le
atribuyen el aumento de la delincuencia y otros males.
El PRO de Macri, en tren de parecer progresista,
propone la “unión civil” en lugar del matrimonio. El
argumento sería que da los mismos derechos y es más
“moderno” que el matrimonio. Pero la diferencia entre el
matrimonio y la unión civil, es que el primero incluye la
posibilidad de adopción, mientras que la unión civil no lo
permite. La que expuso con mayor claridad los argumentos de
la derecha fue la abogada y docente de la UCA Úrsula Basset,
quien “insistió en que el matrimonio heterosexual sano”
(“estable y duradero”, definió) es una suerte de
remedio social: produce menos violencia doméstica,
garantiza más escolaridad, menos estadísticas criminales,
“menos emigración, menor necesidad de servicios sociales
y públicos” y la moderación de otros males. “Los
beneficios del matrimonio se extienden a los pobres y a las
comunidades minoritarias”, agregó. (Página 12, 19/3/10).
Todo este palabrerío intenta ocultar que los mayores índices
de violencia hacia mujeres, niños y niñas y personas no
heterosexuales se producen dentro de la familia. Que las
violaciones a menores ocurren mayoritariamente a manos de
personas del entorno familiar. Que las mujeres abusadas y
golpeadas lo son en su mayoría dentro del matrimonio, como
en el caso de Wanda Taddei. Que la discriminación hacia las
personas no heterosexuales está también en la familia,
como el asesinato de Natalia Gaitán a manos del padrastro
de su pareja.
La Federación le da el Sí a los K
Las compañeras y compañeros de la Federación LGTBI, con
María Rachid al frente, vienen haciendo la campaña más
mediática para que se apruebe la ley de matrimonio gay. Por
otra parte, impulsan que la mayor cantidad de parejas de
gays, lesbianas, trans, etc., inicien los trámites para el
matrimonio y presentaciones de recursos de amparo en caso de
ser rechazados. La estrategia, dicen, será efectiva porque
no pueden frenar cientos de amparos. La Federación además
viene siguiendo la estrategia de seducción de los diputados
y diputadas, apelando a su “valentía” para aprobar la
ley de matrimonio y dejar atrás la discriminación hacia
las personas no heterosexuales.
Según María Rachid, la discriminación se terminaría
con la sanción del matrimonio gay. En un discurso de
“seducción” a los diputados, dijo entre otras cosas:
“Quizás, incluso, si el Estado dijera que somos iguales
ante la ley, el padre de la novia de Natalia Noemí Gaitán
no la hubiera asesinado por el solo hecho de rechazar la
idea de que su hija sea, para él, tan diferente.” [1]
La campaña de la Federación se viene centrando en la
batalla dentro de los marcos de la política
parlamentaria. Apelando a la “valentía” de diputados y
diputadas se les llama a terminar con la desigualdad jurídica
que legitima la desigualdad social. De esta manera, Rachid
hace aparecer como una generosidad de los mismos diputados y
diputadas que son parte del sistema de dominación una lucha
que vienen llevando adelante hace décadas los movimientos
lgttbi. Si hemos llegado a esta posibilidad no es por la
“generosidad” de ciertos políticos del sistema, sino
por la lucha del movimiento lgttbi por su reconocimiento,
contra la persecución, la violencia y la humillación.
También, Rachid y la Federación legitiman al gobierno K,
embelleciendo las supuestas acciones del INADI a favor de
las personas lgttbi. Pero esta fachada “progresista”
oculta toda la política K hacia los derechos de las mujeres
y de las personas no heterosexuales. Porque
fundamentalmente, este gobierno sigue manteniendo todos los
vínculos y toda la imbricación del Estado con la Iglesia
Católica.
Aunque es cierto que la ley de matrimonio sería un avance
en la equiparación de derechos y sería un avance hacia la
no discriminación, no se puede decir que la discriminación
va a terminar de una vez con el matrimonio. Uno de los
aspectos más importantes es la ley de educación sexual.
Que entre otras cosas, y gracias a los compromisos del
gobierno K con la Iglesia, promueve una visión de la
sexualidad heterocentrada, donde no aparecen por ningún
lado las parejas de personas no heterosexuales. La única
forma de relacionamiento sexual-afectiva es la heterosexual.
Y al no aparecer la diversidad, se santifica y se naturaliza
que lo “normal” es la unión heterosexual.
Hacer propaganda para un gobierno, diciendo que es “gay
friendly” porque apoya la ley, es ocultar toda una política
de género que tiene por objetivo mantener las apariencias
de progresista, pero que en los hechos es no dar ni un solo
paso hacia la despenalización del aborto y esto lo hace
responsable de que se sigan muriendo cientos de mujeres por
año a causa de abortos clandestinos mal practicados.
Fuera el
estado, los curas y los gobiernos de nuestros
cuerpos
En definitiva de lo que estamos hablando es del derecho de
todas las personas a decidir sobre su propio cuerpo. A que
no sea el Estado el que defina quién se debe unir con quién,
qué tipo de sexualidad es la correcta y cuál no, quién y
cuántos hijos debe tener.
La equiparación de los derechos civiles es una pelea histórica
del movimiento lgttbi y la ley de matrimonio gay representa
un avance. Exigimos el derecho de todas las personas a
elegir con quién vivir su vida y cómo vivirla.
Sin embargo, nos parece un error de la Federación
promover la idea de que la legalización del matrimonio gay
vendrá a resolver todos los problemas de la discriminación.
Alguno dirá, de a un derecho por vez. Y nosotras decimos,
todos los derechos todo el tiempo. No habrá derecho a
decidir para todas las personas, hasta que no haya derecho a
elegir libremente la sexualidad. La sexualidad será libre
el día que no se imponga ningún tipo de matrimonio, que la
unión entre las personas responda únicamente a su voluntad
y no a la necesidad económica. La sexualidad será
verdaderamente libre cuando las mujeres no tengamos que
cargar con todo el trabajo doméstico ni con el mandato de
la maternidad obligatoria. Cuando cada persona pueda elegir
con quién estar y con quién dejar de estar sin ser juzgada
por sus elecciones. Cuando todas y todos podamos ser
nosotras mismas y no tengamos que andar ocultando nuestra
vida por temor a ser despedidas o discriminadas.
Y para ello hará falta terminar con una de las
instituciones más retrógradas de la sociedad, el
matrimonio burgués, que es la santificación de la familia
patriarcal, donde el padre manda, donde las mujeres son
sometidas al trabajo doméstico y los niños y las niñas
son propiedad privada.
Sí, estamos por el derecho de las personas a poder
casarse si quieren, porque estamos por el fin de toda
discriminación y estamos por la equiparación de derechos
civiles. Pero nos parece peligroso hacer creer que terminará
la discriminación porque haya casamiento gay. Y sobre todo
nos parece criminal utilizarlo para apoyar a un gobierno que
es responsable de que se sigan muriendo 800 mujeres por año
por abortos clandestinos, que mantiene a Romina Tejerina
presa o no ha hecho una campaña nacional por el caso de
Natalia Gaitán.
1- Ver
http://www.agmagazine.info/2010/03/20/la-igualdad-ante-la-ley-para-garantizar-la-igualdad-social/