Después de 13
semanas, el conflicto docente se saldó con una derrota. La
conducción provincial de Guagliardo y la de ATEN Capital, a
manos de Aguirre, impulsaron la aceptación de un
acta-acuerdo que implica una derrota categórica para la lucha.
Al comienzo del
conflicto se elaboró un pliego
de reclamos que incluía un aumento salarial del 35%, la
normalización del ISSN, servicios de emergencias en las
escuelas, solución a los problemas edilicios, que se
garantice el funcionamiento de los comedores escolares,
entre otras cosas. El acta que firmaron Guagliardo y
Aguirre con el gobierno no satisface ninguno de estos
puntos. A nivel salarial el aumento conseguido ronda el 6% para Media y un 12% para Primaria,
Inicial y Especial. Respecto de la obra social sólo
menciona la “intención” de mantenerla en la órbita
provincial, pero no da solución al tema de las
prestaciones. E incluso más, las conducciones han firmado
que la devolución de los días de paro descontados está
sujeta a la extensión de los días de clase.
Esto en un marco en el
cual la brutal dureza
del gobierno no logró quebrar a la base. Primero
recurrió a la conciliación obligatoria, que fue rechazada
por las asambleas; después de manera totalmente fraudulenta
decretó la educación como “servicio esencial”,
buscando quebrar a algún sector, no lo logró; y por último
decretando ilegal la huelga. Una medida salvaje, que no pudo
con la firmeza y la convicción de los compañeros y compañeras
docentes.
En la tierra del petróleo… migajas y palos para los docentes
En esta provincia,
donde según un informe de “Economía & Regiones”
este año se percibirán ingresos que estarán alrededor de
los $ 6.500 millones en concepto de regalías petroleras (La
Mañana de Neuquén, 18/04/2010), se viene llevando adelante
un fuerte desfinanciamiento en salud y educación. Al tiempo
que se mantienen subsidios a las escuelas privadas y a los
empresarios amigos del poder. El conflicto docente ponía en
cuestión todo este armado.
Tanto el gobierno K,
como el de Sapag, utilizan a los trabajadores como variable
de ajuste, condenándonos a salarios de miseria, mientras
garantizan que las empresas petroleras sigan embolsándose
miles de millones de dólares anuales limpios.
Los días corrían y
los ataques del gobierno crecían. Sapag
tenía bien en claro que era un costo político alto el que
le implicaba ser la única provincia que aún seguía sin
clases. El temor que tenía, trasmitido por el gobierno de
los Kirchner, era la nacionalización del conflicto. En
dos ocasiones a lo largo de estos casi 3 meses de lucha
utilizó la Cadena Provincial para referirse al conflicto
docente. La última vez fue el martes 18, cuando en un gesto
de desesperación reiteraba amenazas y convocaba
incesantemente al diálogo. En un claro acuerdo con Sapag,
el obispo Melani convocó a ATEN para ofrecer mediación.
Tras más de 5 horas de audiencia salieron con el mismo acta
que había sido rechazada en las asambleas.
A lo largo del conflicto fue madurando en la cabeza de
los/as compañeros/as la necesidad de profundizar las
medidas.
Los cortes de ruta, luego del asesinato de nuestro compañero
Carlos Fuentealba, eran bastante resistidos por las
asambleas. Sin embargo aquí hubo un quiebre, producto de la
comprensión política de que los cortes le implicaban un
duro golpe al gobierno. En este sentido, la asamblea de
Capital le había impuesto a la burocracia una profundización,
votando cortar los puentes Neuquén-Cipoletti y
Centenario-Cinco Saltos el viernes y sábado. Contra
maniobras de todo tipo, intervenciones que buscaban meter
miedo e incluso un provocador llegando a decir que con los
cortes “están buscando un nuevo muerto”, la
asamblea estaba cambiándole la agenda a las conducciones.
Estaba planteado que Sapag retrocediera, de haberse
llevado adelante algunas medidas como la del corte de los
puentes. El gobierno había puesto toda la carne al asador,
y de este lado había mucha fuerza y voluntad para seguir
peleando. En este sentido, un paro nacional de la CTERA hubiese
sido decisivo. Pero la burocracia de Yasky y Maldonado, fiel
a su acuerdo con el gobierno nacional, no movieron un dedo
por nuestro conflicto. Incluso, la firma en la paritaria
nacional de la garantía de los 180 días de clases, es el
marco general del cual se agarra el gobierno de Sapag para
exigir la recuperación de los días caídos. Todo esto,
obviamente, avalado por Guagliardo y Aguirre. La
burocracia de la CTERA, que no movió un dedo cuando fue
asesinado el compañero Carlos Fuentealba, nuevamente aisló
nuestra lucha.
La traición de
Guagliardo y Aguirre
Una vez más la
burocracia se encargó de salvar al gobierno y entregar la
heroica lucha. En este caso, a las conocidas traiciones de
Guagliardo, se le sumó la de la conducción de ATEN
Capital. La Lista
Naranja –perteneciente a la Lila Nacional– que en la
anterior asamblea había votado rechazar el acta, en ésta
se jugó con todo a hacerla pasar, a tal extremo que manipuló
escandalosamente la lista de oradores. A su vez, el
gimnasio donde se hizo la asamblea se empezó a llenar de
carneros, que por única vez adhirieron al paro… para ir a
levantarlo. Como todos los años cuando se juegan a
levantar, la conducción de Guagliardo, en este caso junto
con Aguirre, arreglaron con el gobierno que mande a “los
levanta mano”. La votación resultó 751 a favor del
acuerdo, 593 en contra y 40 abstenciones. Sin embargo, de
entre los que votaron aceptar el acta hay un sector de compañeros
que vinieron llevando la lucha adelante, que por la falta de
confianza en la dirección y ante el temor de que la
burocracia los encamine a una derrota peor, tomaron esa
decisión. Obviamente, aunque no compartimos esta
postura, nos parece importante diferenciar a estos compañeros
de los carneros y punteros del MPN.
La Agrupación Azul y Blanca quedó muy golpeada a lo
largo de todo el conflicto. Sus principales referentes eran repudiados y abucheados en las
asambleas. Incluso se corría el rumor de la renuncia de
Guagliardo, con motivo del rechazo del acta en la asamblea
del sábado 15. La conducción de ATEN Capital, de manera
oportunista se reacomodó en esa asamblea y llamó a
rechazar el acta –que Aguirre había firmado el día
anterior–, pero como no es menos burócrata que la Azul y
Blanca, en última instancia terminó traicionando.
La Lista Naranja de Aguirre y el MST son la burocracia de
recambio para un Guagliardo desprestigiado, el cual ya no es
garantía para el gobierno.
El MST otra vez hizo
gala de su hipocresía y su descomposición política, su
principal dirigente en ATEN levantó la mano para traicionar
la lucha.
El rol de las agrupaciones de izquierda
Acá hay un debate que dar. Es con todas aquellas
agrupaciones que a lo largo del conflicto llamaron a
depositar confianza en los que nos traicionaron. La compañera Angélica Laguna, de Docentes
en Marcha –Izquierda Socialista, en varias ocasiones
frente al cuestionamiento de la asamblea a Guagliardo y a
Aguirre al frente de las negociaciones– salió a
“lavarles la cara” planteando que debíamos defenderlos
porque eran compañeros y eran “nuestros negociadores”
elegidos para eso. Con la excusa de no mostrarnos
divididos frente al MPN, los habilitaba para preparar la
traición. La cuestión es que tanto
Docentes en Marcha, como la Lista Rosa de Gabriel Pillado,
no hacen nada para cuestionar el estatuto burocrático de
ATEN, que entre otras cosas plantea que las resoluciones
las toma el Plenario de Secretario Generales, que en más de
una ocasión pasa por encima la decisión de los miles que
votamos en las asambleas. Los
insistentes llamados a mantener la unidad, por parte de
estas agrupaciones, esconden la intención de evitar
cualquier situación de desborde a la burocracia. Como
expresión esto y de su inconsecuencia en una perspectiva
antiburocrática, la Lista Rosa llegó a plantear que la
votación respecto de aceptar o no el acta era táctica, que
a pesar de todo nos unía ser “compañeros de lucha”.
Por otra parte,
agrupaciones como la
Colorada de Convergencia de Izquierda, adolecieron a lo
largo de todo el conflicto de una indefinición respecto de
la burocracia. En la asamblea posterior al discurso de
Sapag, su principal dirigente llegó a plantear que el
conflicto estaba ganado, parados sobre un objetivismo miope,
“olvidaron” que quienes dirigían eran los que año a año
entregan la lucha.
Cabe aquí también
hacer un balance
respecto del acto del 1º de mayo, atravesado por el
conflicto docente. En el marco de un acto unitario, entendíamos
que era un error regalarle el palco a Guagliardo y a
Contreras, Secretario General de ATE Neuquén, que venía
de traicionar la huelga.
Se debía aprovechar esa tribuna y pelear para que estén
representadas las posiciones a la izquierda de la
burocracia. Las voces de los verdaderos luchadores.
Lamentablemente esa fue
una batalla que tanto
el PTS como el PO se negaron a dar. Para ellos, la
“pelea” era para que se lea un documento acordado entre
los partidos y para que hablen los trabajadores ceramistas.
Desde ya que para nosotros, los compañeros debían tener un
lugar destacadísimo en el acto, pero con eso no se resolvía
la cuestión. A su vez, el documento que consensuaron estaba
totalmente “lavado”, no decía una palabra respecto del
rol de la burocracia… para no ser descorteses[i].
Te invitamos a formar parte de la agrupación Carlos Fuentealba
Por todo esto es
necesario conformar
una alternativa antiburocrática consecuente, que nos
sirva como herramienta de lucha para derrotar al gobierno. Peleamos
por una perspectiva clasista, antiburocrática e
independiente de los gobiernos, para los trabajadores de
la educación.
Si te interesa
sumarte, conocer nuestras posiciones o intercambiar
opiniones, escribimos:
agrupacionfuentealba.nqn@gmail.com
[i]
Desde el Nuevo MAS decidimos no firmar el documento, que
al no ser claro respecto de la burocracia que estaba
preparando la entrega, conteniendo las luchas de punta a
punta del país –como lo había hecho ya ATE Neuquén–,
servía más de cobertura por izquierda al acto
de Guagliardo que cualquier otra cosa.