|
Otras
paritarias
Soplan
vientos de cambio
En
los últimos acuerdos la
burocracia salió a reacomodarse y a firmar cerca del
30%. Pero estos aumentos están más cerca del 25% que del
35% y depende del
grado de movilización independiente de las bases lo que se
consiga. Pero el hecho que burócratas recalcitrantes
como Cavalieri llamen a un paro de dos horas por turno habla
de la bronca de la base y de la necesidad de descomprimir
que tiene la burocracia.
En
el gremio de Comercio, la bronca crece pero todavía no
desbordó a los dirigentes. Las jóvenes trabajadoras y
trabajadores de los hipermercados, son uno de los sectores
mas flexibilizados con turno de horarios reducidos y
cortados, con los feriados, sábados y domingos pagos como días
normales y con salarios miserables. Pero todavía, en
algunos lugares con mucha dificultad, la burocracia controla
porque falta más acumulación de experiencias.
El
viernes 14 y 15 realizaron un paro de dos horas por turno en
todo el gremio. El paro fue contundente se cerraron las
puertas de los hiper de toda la provincia y se armaron
batucadas adentro. En las sucursales del Carrefour San Martín
y Vicente López se salió afuera y se cortó la calle. El
ministerio decretó la conciliación obligatoria y la
burocracia la acató en el acto. Mientras en los hiper de la
zona sur la base se aprestaba para seguir la lucha,
Cavalieri dijo que ya estaba “todo arreglado” y se estaría
por firmar un 27% acumulativo (por eso hablan del 29%), en
cuotas y donde se discute el blanqueo de las sumas no
remunerativas del año pasado y de este nuevo acuerdo que se
terminarían de incorporar al básico a fines del 2011. La
UOCRA también estaría por firmar un 25 % acumulativo en 3
cómodas cuotas. Gastronómicos salió a pedir un 40% y
también esta en conciliación obligatoria, al igual que el
Sindicato capital de la Carne que llamó a un paro por
tiempo indeterminado por los diarios para que le declaren la
conciliación obligatoria. El SMATA salió a pedir un 35%.
En
todo caso el triunfo en la Alimentación mejora las
condiciones de negociación y lucha para todos los gremios,
aunque a condiciones de que siempre se intente ir más allá
de las maniobras –que de una u otra manera- las
burocracias de la CGT y la CTA siempre van a intentar hacer
para agradar a un sector patronal o al gobierno.
|
El
conflicto de los trabajadores de la alimentación y, en
primer lugar, la
rebelión de los trabajadores de Arcor Córdoba, terminó
en un triunfo para los obreros; parcial y en todo
caso insuficiente en cuanto a los objetivos económicos que
se habían fijado –la sensación de la base es que estaban
para más–. Pero sin embargo no dejó de ser
la primera paritaria que rompió el techo salarial que
quiere imponer las patronales, el gobierno y la propia
burocracia sindical. Las declaraciones triunfalistas de Morán,
Morcillo y Daer son para la TV: la realidad es
el frío que les corre por la espalda ante la posibilidad de
perder sus privilegios por la presión a la que se vieron
sometidos. ¡El triunfo es así, patrimonio de los
trabajadores y los límites solo responsabilidad de los burócratas!
Las
bases cordobesas le impusieron desacatar la conciliación
obligatoria, marchas, paros nacionales y, sobre todo, los
23 días de huelga en las plantas de Arcor Córdoba que se
fueron extendiendo a toda la provincia y de ahí a todo el
país.
La
gran huelga cordobesa –y la experiencia anti-burocrática
de gran impacto que se está viviendo en Kraft con su
interna independiente que le mete presión a Daer y Morán-
puso sobre el tapete
de la discusión nacional el salario: un grito desde las
entrañas de la clase obrera se escucho en el país:
¡basta de miseria salarial!
El miedo al
efecto dominó
La
patronal, a coro, salió a decir que “el
aumento de la alimentación no es extensible a otros
gremios”, que las realidades “son muy distintas”
en las diferentes ramas y que los aumentos salariales serían
“los responsables de la inflación”. El gobierno, la CGT
y la CTA hacen todo lo posible para contener las
luchas y los reclamos de los obreros, pero todo tiene su límite:
la rebelión de las
bases.
Todo el mundo sabe que desde fines
del año pasado hasta marzo los alimentos de consumo masivo
aumentaron un 50% en promedio y los salarios recién se
empiezan a mover ahora. Por lo tanto, el salario no fue el
culpable de dichos aumentos.
En
realidad, la patronal se hizo un “colchón” de precios
previo a las paritarias que pagamos todos. A principios de año
se hablaba de una pauta salarial de alrededor del 15%. El
gobierno abrió el juego anunciando el 16% para los
jubilados en dos cuotas. Siguieron los bancarios: el reo
Zanola firmó rápido para tener tiempo para dedicarse a su
defensa y acordó un 23 % para todo el año en una cuota.
Luego siguieron los docentes, Yasky y Baradel sellaron el
miserable 23.7% en cómodas cuotas. La UOM firmó el 26% en
cuotas y se fue estableciendo una pauta de alrededor del
25%. Mientras, por las bases y en los sectores
independientes, se empezaba a reclamar el 35%, la rebelión
cordobesa puso un
nuevo techo del 35%.
Las cusas
de la rebelión cordobesa
Lo
primero que hay que decir -y es lo que ven los trabajadores
de Arcor, pero que no solo se ve en las fábricas de Luis
Pagani- son las ganancias fabulosas que están teniendo las
patronales. De conjunto, la actividad está de parabienes:
se está cera de usar toda la capacidad instalada y la mayoría
de la producción se exporta.
Junto
con esto, el salario
obrero está muy retrasado y no sólo por la inflación
de los últimos meses, sino porque el gremio viene de un
retraso histórico. Mientras el salario industrial
promedio del país estaba -antes de las paritarias- en
3200$, en las plantas de la alimentación de Córdoba se
llegaba a $2200. Es decir, un salario de miseria y con
condiciones de trabajo ultra flexibles. La joven generación
obrera dijo basta y le impuso a Morcillo (viejo Burócrata
del sindicato Córdoba y adjunto de la federación) la
huelga. Con esto, marca la entrada en escena la recomposición
a la provincia. Si bien hubieron conflictos anteriores, nada
parecido a la rebelión en las plantas de Arcor, que como
dijo Pagani “en 65 años nunca tuve una huelga así”...
El acuerdo
y las lecciones
Finalmente,
la burocracia del gremio firmó con las patronales del
sector un aumento del 35,2 % escalonado, más una suma fija
no remunerativa de $300 por única vez; los trabajadores
exigían los $3200 de una sola vez y no un aumento
escalonado que llega a 3000 como lo es lo negociado por el
sindicato. Pero los trabajadores tomaron conciencia de que
el aumento, aunque no es el deseado, es
fruto de su lucha y movilización.
Los
trabajadores sortearon todo tipo de trampas: la primera, y
que deja una lección para todo el movimiento obrero, es que
no acatar una
conciliación no es la muerte de nadie: los trabajadores
enfrentaron el discurso de la burocracia que llamó a
“acatar la conciliación” y los fantasmas de la
ilegalidad.
Los
compañeros enfrentaron la maniobra divisionista de Pagani
cuando se jugaron a dividir y arreglar la Planta de
Arroyito: más 150 trabajadores de las otras plantas fueron
a hablar. De a poco, el paro se extendió
a otras plantas como Nestlé, Georgalos y otras fábricas
del sector en toda la provincia.
Ahora
hay que consolidar al activismo organizándose por fábrica
ante la eventualidad que la patronal tome represalias contra
los activistas. La lucha se debe extender. Y el primer paso
es tener delegados que respondan a la base donde no los hay
y tener la perspectiva de sacar a Morcillo del sindicato y
reemplazarlo por los mejores luchadores del conflicto.