El
histórico conflicto de la Alimentación desatado en Córdoba
parecía resuelto tras el acuerdo de aumento del 35% en
forma escalonada. Pero, en medio de tanto festejo por el
Bicentenario, la patronal aprovechó los “días de euforia
nacional y popular” para echar a 6 trabajadores de la
planta Bagley-Lía del grupo Pagani que fue el
epicentro del conflicto y donde el activismo independiente
es más fuerte y de hecho desbordó a la burocracia en
varias oportunidades.
Hay
que imponer el paro provincial desde abajo
En
este momento la fábrica se encuentra en conciliación
obligatoria, los trabajadores ya demostraron que se puede
desacatar la conciliación e imponer el paro pero el
sindicato no quiere parar, pero por la gran presión que hay
por debajo Morcillo y Cía. se ven obligados a seguir con
las acciones, pero éstas son llevadas a cabo sólo por los
delegados y los cuerpos orgánicos de la burocracia, como lo
fueron los piquetes en puerta de fábrica del martes 8 o el
llamado a una marcha hasta el centro comercial de Arcor en
el centro de la ciudad, todo
sin la participación masiva de trabajadores.
Frente
a este panorama hay que volver a lo que hizo que se lograra
el aumento salarial: los trabajadores deben impulsar desde
las bases e imponerle tanto a Morcillo como a la CGT de Córdoba
un paro general en defensa de los compañeros cesanteados. Sólo
con la participación activa del conjunto de los
trabajadores se puede modificar esta historia.
Hay
que exigirle a Morcillo una asamblea general del gremio para
discutir el paro y a la CGT que adhiera a la convocatoria
por la reincorporación de los compañeros, por ser los
despidos persecutorios, discriminatorios y selectivos a
quienes más se destacaron en la lucha.
“El diablo sabe más por viejo que por diablo”
Frente
a la provocación patronal de despedir a 6 activistas, la cúpula
del sindicalismo cordobés se mostró unida en función de
“defender” a los compañeros despedidos. La primera
medida que hicieron fue ir toda la cúpula de la CGT local a
la puerta de Bagley, el 29 de mayo a solidarizarse con los
compañeros y de allí hacer una marcha hasta la sede histórica
de la CGT en conmemoración de un nuevo aniversario del
Cordobazo.
Pero
no hay que dejarse confundir, estos mismos “dirigentes”
son los que dejaron que el básico de la Alimentación sea
uno de los más bajos del país, fueron estos dirigentes los
que firmaron las paritarias de miseria año tras año, son
estos mismos “ dirigentes” que dejaron pasar miles de
despidos.
La
burocracia sindical, es decir los “dirigentes que están
hace 10, 20 y 30 años y que no viven con un salario de $
3.000 de un obrero, intentan reubicarse políticamente
frente a los trabajadores, ante la emergencia del profundo proceso de recomposición entre las filas
obreras y que
ya ganó varias internas importantes y con trascendencia
nacional como son Kraft-FATE y el Subte y ahora que emergió
con fuerza en Córdoba, para no perder sus privilegios estos
“dirigentes” adoptan
un perfil combativo.
Sobre
todo en este conflicto que en algunos momentos el desborde
fue enorme, como cuando no se acató la
primera conciliación obligatoria, o cuando los
trabajadores hicieron que se abriera a las bases del gremio
un plenario de delegados o a través de la golpiza que se le
propició al Secretario General Héctor Morcillo. A éste no
le quedó otra que sumarse al fuerte reclamo salarial que
había en las bases, pero el temor a la organización
independiente de los trabajadores es tan fuerte que ahora
posa de luchador para así reventar al activismo
antiburocrático.
Hay
que exigirle e imponerle a Morcillo el paro de todo el
gremio y de toda la CGT Córdoba para conseguir la
reincorporación de los compañeros, ninguna confianza en la
“dirigencia”, asamblea
general del gremio para votar medidas.