La
toma que los estudiantes de Medicina iniciaron el miércoles
2/6 para impedir que se les aplicara una durísima restricción
a la Práctica Final Obligatoria de la carrera, fue
levantada el viernes 18 para dar paso al “diálogo” con
las autoridades en el Consejo Directivo de la Facultad.
Los
16 días de toma fueron un sacudón para toda la UNLP, pues
se trató sin duda de la lucha más importante en años en
una facultad platense, mérito de un activismo que impuso la
toma y de la alta participación de la base estudiantil. No
obstante, este hito de lucha se levantó sin conseguir su
objetivo, que era la anulación de las restricciones a la
PFO. En el acta firmada por estudiantes y el decano con la
mediación del Rectorado, no se desconoce sino que se
ratifica la resolución del Ministerio de Educación que
impone las restricciones, y sólo plantea discutir los
“plazos de implementación”, en el ámbito de las
instituciones de la LES. No se trata de una derrota, ya que
las restricciones fueron de hecho frenadas y difícilmente
puedan ser aplicadas por un buen tiempo, pero es evidente
que se perdió la oportunidad de lograr un triunfo histórico
para Medicina y para todo el movimiento estudiantil contra
la LES y la CoNEAU. Nos parece fundamental que los
activistas de Medicina, que ya probaron de sobra su
capacidad para la lucha, saquen las conclusiones necesarias
de estos sucesos para evitar que se vuelva a perder una
oportunidad así, y para que la próxima lucha sea una
contundente victoria.
Los
alcances: la decisión del activismo y la masividad
El
hecho mismo de luchar fue impuesto por el activismo a la
CEPA, conducción del Centro de Estudiantes, que votó en
contra de tomar la Facultad y que el primer día de toma
trató de que fuera “simbólica”, es decir, nula. También
se le impuso que la pelea fuera por la anulación de
la resolución, cuando la CEPA sólo planteaba la suspensión.
Sobre la base de esta convicción de pelear de plano contra
las autoridades y con una medida de lucha tan contundente y
masiva (varias asambleas de cerca de 1.000 estudiantes), había
fuerza suficiente para reventar la resolución y al decano
Martínez de una vez por todas, si se ponía el blanco en la
CoNEAU y la LES, si se enfrentaba a fondo la resolución del
Ministerio de Educación Nacional para desconocerla,
saliendo de la trampa de discutir sólo en el ámbito de la
facultad.
Los
límites: la CEPA
Pero
la CEPA trabajó denodadamente para frenar esta dinámica y
levantar la toma como fuera,
apoyándose en un sector legalista de estudiantes,
constituidos en “Comisión de legal”[1],
a través de los cuales propusieron cosas como cantar el
Himno Nacional en las asambleas, encabezar las marchas con
una bandera argentina, o hacer una “cadena de oración,
como se hizo en Kraft”, ¡cuestión que ya atenta contra
la educación laica!
La
CEPA, que se llena la boca diciendo “todos contra Martínez
y Hoja de Roble[2]”,
se negó una vez más a darle una pelea digna, ¡incluso con
esta toma!, porque su objetivo no es echar a Martínez sino
apenas resistir sus ataques, porque su utopía es la
“coexistencia pacífica” con una gestión con la que es
imposible coexistir, ya que por ejemplo en pocos días dejará
a cientos de ingresantes afuera gracias a sus famosos exámenes
restrictivos… La CEPA que se llena la boca “contra el
gobierno K”, ¡aquí tenía una verdadera lucha contra el
gobierno K, contra la política del Ministerio de Educación,
y se negó a dar esa pelea! ¡Incluso quiso generar
expectativas en que el Ministerio se posicionaría del lado
de los estudiantes!
La
clave para destrabar el conflicto pasaba por clarificar a
todos los estudiantes en lucha el rol jugado por la CEPA,
para correrla de la dirección del conflicto e ir a fondo
por la anulación. Pero la única agrupación de izquierda con estudiantes
de la Facultad, En Clave Roja-PTS, en vez de cumplir este
papel se limitó a hacer algo necesario pero no suficiente
como es la solidaridad desde las otras facultades, sumándose
en esto a la iniciativa del Ya Basta! en Humanidades y
Bellas Artes, también junto al CAUCE. En ninguno de sus
volantes ni en los artículos de su periódico clarificó el
problema político de una dirección que desconocía sistemáticamente
los mandatos de asamblea que votaban “anulación”, ¡pero
que a cada nueva asamblea llegaba presentando la misma
propuesta del Rectorado![3]
Este
balance está al servicio de evitar que los activistas de
Medicina que dieron todo por ganar se desmoralicen al
presenciar el lánguido epílogo de los Consejos Directivos
y sus farsas de Comisiones, y que, al contrario, sigan
adelante y formen junto al Ya Basta! algo nuevo, una
agrupación que dispute a la CEPA la dirección de las
luchas y del Centro de Estudiantes de Medicina.
[1]
Esta curiosidad resulta tan histórica como la toma: que
la comisión que dirige políticamente una toma se llame
no “Comisión de lucha”, “Comisión de organización”
o “Comisión política” sino ¡“Comisión de
legal”!
[2]
Hoja de Roble es la agrupación que no sólo gestiona la
Facultad de Medicina sino también las principales clínicas
de La Plata.
[3]
Los artículos referidos son “Mantener la toma…”
en LVO Nº378 y “La lucha de Medicina la ganamos entre
todos!” en LVO Nº379. En este último ni siquiera se
nombra a Unite-CEPA, como si no existiera.