Las elecciones de la CTA ofrecen la
posibilidad de abrir una brecha en la burocracia sindical
que dirige esta Central de la cual Hugo Yasky y De Gennaro
son sus principales dirigentes. Es decir, significa una
instancia en la cual podemos conformar un núcleo y un
espacio realmente clasista. Por su parte Yasky y De Gennaro
participarán en listas separadas. Este hecho no
difiere del objetivo que tienen uno y otro: atar a
los trabajadores al carro de proyectos patronales. Así
Yasky se ubica en el apoyo al gobierno de los K mientras que
De Gennaro, que está detrás de la candidatura de Micheli,
ha apoyado a la oposición “sojera” encabezada por la
Sociedad Rural.
La entrada a la CTA de los
trabajadores de Subterráneos es reciente. Como todos
sabemos, los compañeros vienen luchando por el
reconocimiento de su sindicato propio como otros sectores de
trabajadores que se encuentran en la CTA y cuentan con una trayectoria de luchas por el salario y
mejores condiciones laborales, que los ubican como
referentes en el seno de la vanguardia obrera. Pero la
incorporación a la CTA, lamentablemente, se resolvió en
una reunión del Cuerpo de Delegados de Metrovías y no a
través de un proceso asambleario, lo que hubiera servido,
ante todo, poder debatir a fondo y democráticamente qué es
la CTA, quiénes están al frente de la misma y qué
objetivos se daban los trabajadores en su interior. Y ahora,
en el último tramo de esta pelea electoral, “Beto”
Pianelli, principal dirigente del sector, integra la lista
de Hugo Yasky como candidato a secretario general de
CTA-Capital Federal.
Un sindicalismo “apolítico”
Este paso dado por Pianelli está
asentado en una concepción “sindicalista” reformista de
las luchas por un lado, y por otro lado una visión
“posibilista” en cuanto al alcance de las conquistas
obreras.
En ocasión del debate sobre la lucha por un nuevo movimiento obrero
realizado en la Facultad de Filosofía y Letras el 12 de
diciembre del 2009, Pianelli expresó: “Por eso vemos en
estas conquistas, en estos avances, creemos que son
profundamente políticos más que económicos (…)” (1) Y
ante críticas a esta visión respondía en el mismo debate:
“Nosotros aceptamos lo de sindicalista, felizmente, pero
creemos que al revés, que no, que somos profundamente políticos
en la forma en que actuamos. Ver la lucha sindical, que
tiene su propia lógica y no mirarla desde el ángulo político,
desde el ángulo que implica eso políticamente hacia los
compañeros, creemos que es una mirada reduccionista,
sectaria (…)”. (2)
En primer lugar, no despreciamos las
reivindicaciones parciales, pero por sí solas estas
reivindicaciones no expresan un carácter político ya que
se mantienen en el marco sindical. La lucha sindical desde
luego tiene su propia lógica pero nuestra mirada no puede
quedar tuerta dejando de lado los objetivos estratégicos de
la clase obrera. En el caso del Subte, la pelea por el nuevo
sindicato tiene un sentido estratégico porque apunta a la
tarea de recomponer al movimiento obrero sobre nuevas bases,
fundamentalmente políticas. En la lucha por el
reconocimiento del nuevo sindicato fue, por ejemplo, donde
Pianelli eludió romper el límite sindical y acordó con el
Ministerio de Trabajo, un año de “paz social” que
terminó encerrando el reclamo del sindicato propio como
lucha específica del sector y cerrando la perspectiva de
abrir la experiencia a los demás sectores obreros.
Las consecuencias del
“sindicalismo”
Desde el punto de vista político
Pianelli ha dado un paso hacia el reformismo. El apoyo a la
lista de un burócrata como Yasky tiende a alejarlo de las
bases. Incluso haciendo comparaciones para justificar tal
apoyo: “… No hay una lista kirchnerista y otra
opositora. Hugo Yasky no
es del armado kirchnerista, pertenece a un partido que ni
siquiera estuvo en coalición con el kirchnerismo (se
refiere a Nuevo
Encuentro de Martín Sabatella). Y mi caso es el mismo”.
(3) Junto con esto Pianelli llega al colmo de embellecer el
rol de la dirección de la CTA “… cuando hay un
conflicto importante como sucedió en Rosario, con los
despidos de periodistas, estuvieron presentes la CGT y la
CTA, y eso antes era impensable. Eso muestra la madurez y el
espacio que ganó la Central.” Lo que no dice Pianelli es
que la CTA no ha movido un dedo para apoyar efectivamente
los conflictos obreros, más allá de hacer acto de
presencia o emitir alguna declaración. También se olvida
de que Hugo Yasky entregó, entre otras, la lucha de los
docentes neuquinos y de San Luis, dejándolos solos y luego
firmando un acuerdo que dejó a los docentes que estaban en
lucha sin un peso más.
Apoyemos una alternativa clasista
La idea de “Beto” Pianelli de
pelear por “lo posible”, despreciando la pelea estratégica
de la recomposición del movimiento de los trabajadores, lo
ha llevado a acercarse al gobierno a cambio de lograr
reivindicaciones parciales. Su integración a la lista de
Yasky es un vehículo de acercamiento al “diálogo” con
el gobierno. De ahí que la denuncia del carácter
antiobrero del gobierno de los Kirchner se ha diluido progresivamente en la alquimia del sindicalismo
“apolítico” de Pianelli, en un claro paso hacia el
reformismo. El hecho de no proyectar al Subte como un
referente de los que están luchando por su propia y genuina
organización, legitima a la burocracia sindical y le aporta
al gobierno la posibilidad de que la oposición
política de la vanguardia obrera no se fortalezca y
se amplíe hacia la independencia de clase.
Para nosotros la entrada a la CTA es
una cuestión táctica que debe ser puesta en función, como
dijimos, de la lucha por la recomposición del movimiento
obrero. Por eso, con el objetivo de crear un verdadero
espacio clasista, impulsamos la organización del Frente
Clasista, Lista 5. Sus candidatos, a diferencia de las
listas de Yasky y de De Gennaro, que fueron elegidos entre
cuatro paredes y por un grupo de dirigentes, fueron elegidos
en plenarios y asambleas. Tal es el caso del compañero
Jorge Ayala, del Cuerpo de Delegados de FATE quien fuera
elegido por una asamblea de 500 trabajadores de la fábrica
para encabezar la lista, junto a otros dirigentes del SUTNA
(San Fernando). Lo acompañan delegados de la Junta Interna
del Hospital Garrahan, como Gustavo Lerer y Silvana Piñeyrúa,
y compañeros judiciales y de Prensa, entre otros, y
llamamos a los trabajadores y en particular a los compañeros
del Subte, a apoyarlo.