Como parte del
proceso de rebelión estudiantil que surge a partir de la
toma de los secundarios y que continúa extendiéndose y
masificándose cada vez con más fuerza, cuatro sedes del
IUNA (Instituto Universitario Nacional del Arte) se
encuentran tomadas, y al día de hoy se suma la sede del
Profesorado. Gracias a estas medidas discutidas y votadas en
Asamblea, a las movilizaciones hacia el Rectorado del IUNA y
hacia el Ministerio de Educación, junto con los estudiantes
secundarios y universitarios, a los cortes de calle, a las
jornadas artísticas de reclamo y al plan de lucha en
general, comenzaron a llover propuestas de las autoridades
del IUNA y del Ministerio de Educación. Como ninguna de
estas propuestas satisfizo el reclamo de conjunto que planteábamos
(edificio propio suficiente y en condiciones y mayor
presupuesto para todo el IUNA) continuamos adelante con las
medidas de fuerza.
Debido a esta nueva experiencia, muchos estudiantes
comenzaron a debatir sobre las condiciones de estudio, sobre
los programas de las carreras, sobre el rol de las
autoridades y del Gobierno, constituyéndose de hecho y de
forma acelerada en una nueva camada de activistas que
comprende que la pelea de fondo es por la educación pública.
Parte de estas discusiones también tienen que ver con
poner sobre la mesa la cuestión de la representatividad de
los estudiantes, en particular la de los Consejeros
estudiantiles que pretenden imponer al movimiento la línea
política de la gestión kirchnerista. A través de las
Asambleas de Base, una enorme cantidad de compañeros se fue
dando cuenta de que podía ser parte activa de este proceso,
opinando, debatiendo y resolviendo por sí mismos y de forma
colectiva cuáles son las necesidades reales de los
estudiantes y qué hacer para satisfacerlas luchando de
manera independiente.
Este valioso paso adelante en la conciencia se vio
confrontado por la mayoría de los Consejeros estudiantiles,
que bajo todo tipo de maniobras espurias y provocaciones
intentaron romper y deslegitimar las Asambleas de Base, y
dividir a los estudiantes proponiendo como única
alternativa las “vías institucionales” que durante años
no dieron sino falsas promesas y dilaciones que quedaron en
nada. En este rico proceso en el cual el movimiento
estudiantil se va fortaleciendo, un momento histórico para
los estudiantes del IUNA que nunca se habían dado tal nivel
de participación y de discusión, existen como en todo
proceso vivo desigualdades en cuanto a la comprensión de
los problemas de fondo, a la vez que se expresan presiones
particulares que tienden a imponerse sobre las cuestiones
generales.
Así, por ejemplo, algunas demandas particulares (legítimas,
claro está) sobre el plan de estudios hacen que por
momentos se pierda de vista que el problema es el
presupuesto nacional para la educación, en el marco de la
política de vaciamiento y desfinanciación de la educación
pública que fuera iniciada en los 90 y mantenida por los
gobiernos de Macri y Kirchner, cuyas consecuencias se
derrumban hoy sobre nuestras cabezas.
Ante esta situación creemos que es imprescindible
extender y masificar la rebelión estudiantil en el resto
del país, apoyando las medidas de fuerza y profundizando el
plan de lucha. A la par de esto debemos darnos instancias de
discusión de estudiantes a estudiantes donde podamos
comprender que tenemos intereses comunes, y que estos se
enfrentan a los intereses de quienes nos gobiernan. Es por
eso que el desafío de la politización de las nuevas
camadas de estudiantes que salen a luchar se encuentra a la
orden del día. Para esto, una excelente propuesta es la de
realizar un Encuentro Nacional de Estudiantes de Base donde
secundarios, universitarios, terciarios y los estudiantes de
arte, podamos discutir los problemas de conjunto, elaborando
un plan de lucha que permita fortalecer nuestra organización,
avanzar en la unidad y coordinación con los trabajadores y
otros sectores en lucha, y alcanzar finalmente los objetivos
que nos proponemos.