La Cámara de Senadores dio media sanción al
proyecto de Servicio Cívico Voluntario impulsado por la
oposición. El modelo fue tomado del aplicado en Mendoza
cuando era gobernador el vicepresidente Julio Cobos en 2004.
Éste firmó un convenio con el entonces presidente Néstor
Kirchner para capacitar jóvenes en las guarniciones
militares.
De acuerdo a este proyecto, todo joven entre 14 y 24
años que no tenga trabajo tendrá derecho a ingresar a este
programa. Si no ha completado sus estudios básicos, lo
tendrá que hacer en la escuela más próxima y recibirá
capacitación técnica por un año, recibiendo una beca
correspondiente a tres asignaciones familiares por hijo.
Los
ingresantes podrán ser concurrentes (sólo en el horario de
las clases) o permanentes (en este caso vivirán donde se
dictan las clases). ¿El lugar? Instalaciones vacías de las
FF.AA.
Los educadores sojeros
Tanta
preocupación por el futuro de la juventud emociona. En su
arranque filantrópico y humanitario, los sojeros han puesto
en texto su esencia reaccionaria y represiva.
No
satisfechos con pregonar una educación para los niños
ricos (escuelas privadas de alto nivel) y otra para los niños
pobres (escuelas estatales o privadas de escasos recursos),
quieren legislar una educación para la juventud desposeída,
marginada de la sociedad.
Una
juventud que ha sido desalojada del circuito productivo y es
la más indefensa y vulnerable, porque no tiene
posibilidades de avanzar, de organizarse, de pelear. A esta
juventud la quieren encadenar a una educación (si se la
puede llamar así) para disciplinarla al servicio de la
clase dominante, sin ninguna posibilidad de elección ni de
debate.
El
objetivo es doblemente nefasto porque no es sólo hacia
ellos, los jóvenes de hoy, sino hacia su familia actual y
sus familias futuras, pretendiendo encuadrarlas en una vida
de sometimiento y miseria. A cambio de una migaja (tres
asignaciones por hijo) tendrían un techo y comida. Al
finalizar el curso tendrían la posibilidad de un trabajo
donde tendrán que aceptar el sueldo y las condiciones que
les ofrezcan. Porque no van a ser “asalariados libres”
sino “asalariados condenados” de antemano a aceptar
cualquier laburo para no volver a dormir en la calle ellos y
sus familias.
Esta es
una parte del plan de sometimiento. No es casual que las
“nuevas escuelas” sean en instalaciones de las FF.AA. El
espacio físico tiene un componente ideológico profundo, no
sólo disciplinario. Aunque niegan que las clases vayan a
estar a cargo de personal militar, ¿qué mejor que el ámbito
de las fuerzas represivas para inculcar la ideología de la
clase dominante?
Los chillidos K
Desde las
huestes kirchneristas se han opuesto a este proyecto. No sólo
desde las bancadas en las Cámaras. También lo ha hecho la
ministra de Defensa Nilda Garré. La dirección de CTERA y
la CTA le han seguido el compás.
Pero el
mismo kirchnerismo está atrapado por su propio discurso
para dar una pelea consecuente contra este proyecto de ley.
Este año
reavivó con bombos y platillos su plan de relegitimación
de las FF.AA. “distintas a las del Proceso militar”. ¿Con
qué conceptos puede convencer a la juventud de que no es
conveniente educarse en los cuarteles?
Sus
argumentos defendiendo la educación pública y los
programas de inclusión del Ministerio de Desarrollo Social
no suenan convincentes cuando una rebelión estudiantil ha
estallado hace unas semanas por las malas condiciones en que
se encuentran los colegios y las universidades públicas.
Además,
al no tener un plan económico de inclusión del conjunto de
la juventud en el mercado laboral, no hace más que
profundizar las desigualdades sociales y condenar a un
sector a vivir de los planes sociales. Planes sociales que,
a su vez, son fuente clientelar de apoyo a su política.
Desde la
Secretaría de Derechos Humanos de la CTA expresaron:
“Cuando decimos que el hambre es un crimen es porque hay
criminales. Lo que nos moviliza y nos conmueve son los niños.
Vamos a avanzar en movilizarnos desde la CTA para impedir
que este proyecto se imponga sobre la vida de nuestros
chicos y jóvenes.” [1] ¡No hay por qué alarmarse! Los
criminales a que se refiere la CTA deben de ser las
patronales como la de Paraná Metal que no recibieron ni un
reto por cerrar su fábrica de un día para otro y la
movilización de la que hablan debe ser la que prometieron
en su momento a los trabajadores de esa empresa.
Tampoco
las cúpulas de las tres Fuerzas Armadas han dado su
aprobación. Han respondido con una contrapropuesta: “El
Ejército podría incrementar su participación en la
contención social por medio de una mayor incorporación de
soldados voluntarios” [2], afirmó el teniente general
Luis Pozzi, a cargo de esa repartición militar. En el mismo
sentido opinaron los máximos responsables de las otras áreas
castrenses.
Para
hacerse cargo de problemas que no les son propios, proponen
promocionar la carrera militar lista y llanamente, sin
mediaciones.
Educación y trabajo para todos
Los gritos
K no asustan a la oposición. Tampoco a la patronal que ve
en este posible nuevo “ejército de desempleados de
reserva” una posibilidad de rebajar más el desde ya
deteriorado salario de los trabajadores en actividad.
Con la
excusa de combatir la delincuencia, las patronales quieren
lucrar con la miseria y formar a un sector muy excluido no
como aliado, sino como enemigo y opuesto a los intereses del
resto de los trabajadores.
En lugar
de mandar a los más pobres a los cuarteles, debemos luchar
para que haya educación y trabajo para todos.
¡No a la
militarización de la pobreza!
¡Este
proyecto lo podemos frenar solamente desde la lucha de los
trabajadores y el pueblo para que haya trabajo para todos,
genuino y en blanco, con educación a cargo del Estado!
Notas:
1.- Boletín
de la CTA, 29/9/10
2.- La
Nación, 4/10/10