Socialismo o Barbarie, periódico Nº 187, 15/10/10
 

 

 

 

 

 

La UOM y la CTA entregan a los obreros de Paraná Metal

Cientos de compañeros en la calle a plazo fijo

Por Ana Vázquez

Se acaba de firmar un pérfido acuerdo en Paraná Metal que deja a cientos de compañeros en la calle. La maniobra es que esto, formalmente, no ocurre ahora sino en doce meses. Antes de la firma del “acuerdo” (brutal entregada es mejor llamarla) la empresa no se había presentado a la firma del “preacuerdo”. No fue una casualidad: lo hicieron –los empresarios y también los burócratas– para presionar a los trabajadores jugando con su desesperación.

Finalmente, en la última negociación, se consumó una salida completamente escandalosa: los trabajadores que accedan a un retiro “voluntario” antes de que se cumpla un plazo de 12 meses, cobrarían el 100% de su indemnización. Se trata de una evidente invitación a irse a la casa. Mientras tanto, sólo 360 entrarían a trabajar en un plazo de entre 15 y 60 días. Y los 600 restantes, lisa y llanamente quedan afuera a plazo fijo: entrarían en un sistema de “suspensiones rotativas” donde cobrarían $ 2.001 ($ 1.900 aportará el gobierno y $ 101 la patronal) por un año. Al cumplirse el plazo de doce meses... la patronal decidirá quienes quedarán afuera. Pero si estos compañeros no hubieran optado por el retiro antes, cobrarán solamente un proporcional del despido y no todo lo que les corresponde.

La UOM y la CTA como dos gotas de agua

Los trabajadores fueron arrinconados por el Plan B (de Basura con mayúscula) de Tomada y la borrada olímpica de los dirigentes de la CTA y de la UOM. La única diferencia entre ambas dirigencias fue que el electo secretario general, Micheli, se “comprometió” a sacar un paro de su central en apoyo a Paraná Metal, paro que nunca se realizó y fue transformado en una anodina “jornada nacional de lucha”... La UOM, en cambio, a pesar del pedido expreso votado en asamblea de un paro nacional del gremio, no prometieron nada… y no faltaron a su promesa.

Los unió el objetivo de dejar correr el plan del gobierno de desgastar la heroica lucha de los trabajadores y llegaron a un escandaloso arreglo que tiene la evidente trampa de ser pan para hoy y hambre para mañana: deja a la mayoría fuera de la planta y sin ninguna garantía de preservar la fuente de trabajo después del año de vencido el plazo firmado. Aparte de la rebaja salarial y otras conquistas cedidas.

Además, Cristóbal López, el empresario “nacional y popular”, recibió el “castigo” de tener que pagar el 5% del salario a sus empleados suspendidos... ¡Puede seguir su carrera cerrando fábricas y llenándose los bolsillos! ¡Puede emular a Sergio Taselli, vaciador de Yacimientos Río Turbio y Parmalat, entre otras empresas, que no recibió ni una multa de castigo!

Los trabajadores fueron obligados a bajar sus demandas, a pesar del apoyo que recibieron de otros trabajadores, de delegados, activistas, organizaciones combativas y de la población de Villa Constitución, que vive al compás de la producción de las fábricas de la zona.

Prepararse por abajo

Este duro golpe, sin embargo, no significa que no se pueda volver a dar pelea, aunque en condiciones mucho más difíciles. Los trabajadores enfrentaron un duro conflicto el año pasado, tuvieron que volver a salir a pelear este año. Y es muy probable que lo vuelvan a tener que hacer al final de este magro acuerdo porque incluso lo firmado ahora parece ser que Cristóbal López lo está cuestionando. Porque, para los que siguen en planta, está la espada de Damocles sobre sus cabezas y además, si no se organizan, la patronal y el gobierno van a seguir avanzando. No hay forma de pararlos si no es organizándose desde abajo para futuras emboscadas.

El abandono en que los dejaron las centrales sindicales es un duro aprendizaje para no confiar nada en ellas: lo que se les pueda arrancar va a ser fruto de la lucha independiente forjada desde abajo, desde las secciones, desde la discusión entre todos los compañeros, desde la organización de los más honestos y combativos. A esto debemos apostar para intentar levantar la hipoteca que nos han dejado la UOM y la CTA.