Al cierre de esta
edición, la Asamblea general de Filo, votó la continuidad
de la toma de los 3 pabellones, con la posiblidad de
radicalizar aún más las medidas de lucha.
De esta manera,
tras 43 días de toma, los estudiantes demostramos que no
creemos los intentos de negociar de la Decana, que vía mail
anuncia el compromiso de tratar por Consejo Directivo tan sólo
dos puntos del pliego de reivindicaciones de los
estudiantes, en una sesión extraordinaria que recién
sesionará el 29 de noviembre.
Vale destacar que
este poco serio esfuerzo de destrabar el conflicto, no sólo
demora la solución, sino que tampoco alcanza a satisfacer
los reclamos, porque si bien se trata de dos temas sensibles
en el estudiantado como son becas y plantas docente, esto se
anuncia sin especificar la modalidad, ni la instrumentación
de las becas, más un porcentaje limitado, y por otro lado,
no se estaría realizando un nuevo pedido de cargos
docentes, sino que se distribuiría los cargos en función
de la partida presupuestaria ya establecida.
Por tal motivo,
los estudiantes continuamos con el plan de lucha que ya
lleva 43 días y que dada la coyuntura general, promete
seguir al menos por un tiempo.
La institucionalidad de los k como política de gestión universitaria
Esta promesa de
continuidad tiene como base la política que viene llevando
adelante el gobierno universitario, tanto de la facultad
como el rectorado.
Ambas gestiones
mantienen una línea común de tratar de no negociar con los
estudiantes. La rectora Scotto ninguneo a los estudiantes
cuando fuimos al Consejo Superior. Al querer entrar a este,
la policía agredió a estudiantes, lo que provocó la
ocupación de la sala del Consejo, que terminó sesionando
de manera extraordinaria en otro Pabellón, custodiados por
la Bisagra y la Franja Morada. Allí votaron lo que los
estudiantes pedíamos: el repudio a la Ley de Educación
Provincial, que hasta la ocupación no tenían pensado
hacer. A su vez la movilización estudiantil le arrancó al
rectorado que una delegación del Consejo Superior viniera a
dialogar con quienes ocupábamos el Consejo, aunque la reunión
no tuvo resultado alguno en cuanto a respuestas por el
pliego de negociaciones.
Una semana después,
en la siguiente Sesión del Consejo Superior, (sin presencia
policial formal, pero con policías de civil y muchas
personas con físico de patoteros) se nos permitió leer el
pliego de reivindicaciones, y se nos “invitó” a
participar de las comisiones correspondientes en el marco
del Consejo Superior, a fin de que el pliego de
reivindicaciones sea tratado por los mecanismos
institucionales correspondientes y con los tiempos de los
mismos.
Por su parte, en
la Facultad la discusión es bastante similar, desde hace un
mes, la entrada principal del Decanato permanece cerrada y
se entra al mismo por una puerta lateral que puede ser
abierta solamente desde adentro, tarea que lleva adelante
miembros de la seguridad del decanato y efectivos de la
policía.
La fuerza
policial está dentro del edificio a pedido de la decana con
el argumento de “preservar el edificio, la documentación
habida en el mismo, y el patrimonio de la facultad”, en
pocas palabras, por miedo a que los estudiantes tomemos el
edificio.
Pero no sólo en
eso coinciden con la política llevada adelante por Scotto y
el gobierno K, sino que el acuerdo fundamental tiene que ver
con que el reclamo estudiantil tiene que ser resuelto por la
vía institucional o ser ninguneado o desarticulado por
completo.
Las agrupaciones del centro pierden la dirección política de la asamblea
Pero para la
institucionalización del conflicto también jugaron las
agrupaciones estudiantiles que están al frente del Centro
de Estudiantes, tanto El Andén como La Bisagra.
Como buenos “ex
independientes” devenidos K, ambos coinciden en que la
solución al conflicto viene por el costado institucional.
La Bisagra, ya se cansó de pedir que se levanté la toma
con mil y una excusas, aunque fracasando no sólo en Filo,
sino también en Trabajo Social y en Ciencias de la
Información.
Por su parte, El
Andén, mucho más político, buscó primero desgastar desde
adentro, haciendo que se trabaje el pliego para que sea
presentado al Consejo, luego manifestó su desacuerdo en que
en las comisiones del consejo participen también
representantes de la asamblea sosteniendo los principios de
la democracia representativa. También fueron garantes que
se realicen las elecciones universitarias, hecho que desvío
el plan de lucha por una semana y ahora plantean la
necesidad de la suspensión o directamente levantar por lo
que ellos consideran buena voluntad del consejo de tratar el
pliego.
Es en este marco,
en el que la asamblea estudiantil pasó por arriba a las
agrupaciones estudiantiles de la gestión, como lo son El
Andén y La Bisagra, ratificando el Plan de Lucha y
analizando los pasos a seguir
Hay que profundizar el plan de lucha
Lamentablemente,
el desgaste propio de un plan de lucha que ya lleva 43 días,
mezclado con movilizaciones por temas tan importantes como
las que se realizan por Mariano Ferreyra, la suba del precio
del colectivo a 2.30 o contra la nefasta Ley de Educación
Provincial y la
merma de gente en los pabellones hacen dudar a muchos de la
fortaleza de nuestros reclamos.
Esta duda está
basada en que no se ve mucha gente acompañando la toma en
el “día a día”, pero muy distintas son las asambleas,
ya que ahí se ve la fuerza que tiene el reclamo
estudiantil, en las que la participación sigue siendo
masiva. Prueba de ello es la intimación a una respuesta por
parte del decanato para que en 48 hs haya una solución política
al conflicto. Esa moción votada en la última asamblea
muestra que de no haber respuestas satisfactorias a nuestros
reclamos se profundizará todavía más el conflicto y que
el estudiante de Filo va por todo.