Socialismo o Barbarie, periódico Nº 190, 25/11/10
 

 

 

 

 

 

Juicio a Raúl Guglielminetti y otros 16 imputados

¡Que se pudran en la cárcel!

Por Ana Vázquez

Está en la etapa de los alegatos, previa al dictado de la sentencia, los juicios en los campos de concentración del Atlético, Banco y Olimpo, llamados del circuito ABO, ya que en realidad se trataron de tres centros de detención por donde pasaron los mismos secuestrados.

Aunque trágicamente archiconocidos los hechos aberrantes que cometieron los milicos en estos lugares, no deja de impactar el relato pormenorizado, conciso y documentado a cargo de la Fiscalía. Por los tormentos causados a 181 personas se juzga en esta causa a 17 militares, dentro de la jurisdicción del I Cuerpo de Ejército, algunos ya con penas a reclusión perpetua en otros juicios, como el “Turco” Julián. Algunos de ellos fueron integrantes del Batallón 601, otros policías, otros agentes del Servicio Penitenciario Federal. Todos están en prisión.

Separados por un vidrio, los familiares y el público en general, seguimos la lectura. En la misma no solamente se denunciaba los hechos sino también la procedencia social, política y militante de los secuestrados. Los decididos y valientes relatos del conjunto de los testigos, previos a la instancia de los alegatos, dieron cuenta no solamente de su denuncia personal, sino también de las de muchos otros que pasaron por estos campos de concentración.

Entre ellos se destacan jóvenes secundarios y universitarios, militantes de la UES y de la Juventud Peronista. También trabajadores de distintos gremios y de distintas corrientes políticas. Compañeros bancarios, del Seguro, compañeros de la comisión interna de Mercedes Benz, una compañera delegada de la Caja de Ahorro. Personalidades destacadas como Adolfo Pérez Esquivel y Julio Guillán, secretario general del gremio telefónico en ese momento, que continúa desaparecido.

Entre los militantes de las organizaciones de izquierda estuvieron allí detenidos 5 compañeras y compañeros del PST. Uno de ellos, delegado de Chiclets Adams; otro, trabajador de Editorial Abril.

En la fundamentación jurídica, tanto el colectivo Justicia ya! como la Fiscalía pidieron el encuadre dentro de la figura de genocidio de la Convención de 1948. El fiscal a cargo de la querella que la fundamentó, expresó que, si bien el texto de esta norma internacional va dirigido contra el aniquilamiento de una etnia, raza o religión, en este caso fue cometido en relación a un grupo nacional, sometiéndolo a vejámenes y luego su exterminio.

"Unos tienen que morir para que otros vivan, esa fue la consigna del genocidio en la Argentina", concluyó en su exposición. (Eldia.com.ar 3/11/10)

De aceptarla el tribunal, se sentaría un precedente jurídico a nivel nacional e internacional sobre la figura de genocidio aplicada a una matanza de luchadores obreros, populares y democráticos en forma sistemática y masiva.

Juicio y castigo por todos

Esta lucha no es “cosa del pasado que hay que enterrar” ni debe ser olvidada por las jóvenes generaciones.

Es durísima y trasciende ya tres décadas porque no sólo es parte de la lucha inconclusa contra la dictadura, sino contra el poder político y económico que la avaló. Que, aunque hoy no lleve adelante el mismo proyecto, no va a permitir que se condene a todos los responsables políticos, empresariales y eclesiásticos.

Así como trasciende las décadas, también trasciende los gobiernos patronales. Como coletazo de la lucha contra la dictadura, Alfonsín se vio obligado a encarar el Juicio a las Juntas Militares. La pelea denodada de años contra el Punto Final, la Obediencia Debida y el Indulto abonaron que, con la irrupción del Argentinazo, los crímenes de la dictadura volvieran a ser tenidos en cuenta por el gobierno, en este caso, de los K. Comenzó esta etapa de juicios que ha logrado condenas ejemplares a unos cientos de militares. Pero el juicio y castigo a todos los culpables está lejos de lograrse si no se unifican las causas, si no se protege realmente a todos los testigos, si no se investiga a todos los responsables. Ese debe ser nuestro propósito y nuestro objetivo. Nada fácil, por cierto.

Los crímenes de la dictadura fueron, en su mayoría, contra esa juventud militante, rebelde, que se alzaba contra la explotación y la opresión, que proyectaba un futuro distinto. Al igual que a jóvenes como Mariano Ferreyra, les quitaron la vida y la posibilidad de luchar para cambiarla.

• ¡Cárcel común y efectiva a todos los responsables del genocidio!

• ¡Unificación de los juicios por lugar de detención!