La
semana pasada se realizaron las elecciones en la Facultad de
Humanidades del Comahue. Con una participación más baja de
la habitual, Insurgentes se quedó con el triunfo. Los
resultados fueron los siguientes: Insurgentes, 104; JUS 98;
PTS-En Clave Roja, 56; Frente Humanidades Para la Lucha,
impulsado por ¡Ya
Basta!, 52.
Las
elecciones reflejaron un gran descontento de los estudiantes
por la JUS. Esta agrupación –una ruptura del PO en Neuquén–
le dio la espalda al estudiantazo, no intentó bajo ningún
punto de vista organizar a los estudiantes para salir a
enfrentar la LES, pelear por un edificio, unificar con la
lucha de los secundarios, etc. En el periódico pasado
marcamos cómo fue esta agrupación la que abrió el camino
a la CEPA para recuperar la Federación del Comahue, ya que
estando al frente tanto del Centro de Estudiantes de
Humanidades (CEHuma) como de la Federación, se negó en
todo momento a que haya un movimiento estudiantil que salga
a luchar. No sólo se cortaron por su cuenta en la FUC
llevando al gremio a la parálisis total (y a entregarla en
bandeja…), sino que en Humanidades durante todo el
cuatrimestre llamaron a una sola asamblea. En un pacto tácito
con las camarillas, se jugó a que no haya ni un esbozo de
lucha.
El
triunfo de Insurgentes se explica en este contexto, porque
efectivamente la JUS perdió su base dentro de los
estudiantes... y no le alcanzó con el voto de los ex
estudiantes que siguen empadronados. Cuestión que sí pudo
usufructuar Insurgentes, con el “voto padrón” y el
“amiguismo”, en el marco de una elección con una baja
participación estudiantil, a la vez que entre los
estudiantes se quedaron con el voto “independiente”,
anti-partido. Ahí radica la base de su triunfo, una base
poco firme. Sin embargo, la derrota de la JUS puede
significar un primer punto en una perspectiva de lucha para
el año que viene.
¿Por
qué no salió ningún frente en las elecciones?
Desde ¡Ya Basta!, tiempo antes de las elecciones
veníamos insistiendo en cartas abiertas y volantes acerca
de la necesidad de superar la fragmentación y unirnos bajo
un programa claro para recuperar el Centro de Estudiantes y
ponerlo al servicio de la lucha.
Considerábamos que el Frente que habíamos
realizado el año pasado junto al PTS (Humanidades al
Frente) para las elecciones a centro, era un buen punto de
partida para salir a disputarle la conducción a la JUS y
construir un centro participativo y de lucha. A su vez, veníamos
de conformar semanas atrás, en ocasión del congreso de la
FUC, un frente junto al PO, PTS y Convergencia, que era otro
paso para continuar en Humanidades. Sin embargo el PTS
prefirió darle la espalda a nuestros llamados, para
convocar junto a Insurgentes a una reunión para armar un
frente.
En esa reunión, de la cual fuimos parte,
acordamos algunos puntos programáticos: la independencia
política respecto del gobierno, la oposición y las
camarillas, la unidad obrero-estudiantil, el funcionamiento
en base a asambleas. Al seguir avanzando, surgió un debate
en torno a cómo administrar los espacios de servicio, como
la fotocopiadora. En ese punto, demostraron su estrecha visión
respecto de las tareas que tenía planteadas el frente:
definieron dejarnos afuera con un planteo ultimatista, o
aceptábamos el modelo de la autogestión de la
fotocopiadora o estábamos fuera. En esa posición se
plantaron tanto Insurgentes como el PTS. Nosotros planteábamos
que la fotocopiadora debe pertenecer al Centro de
Estudiantes, manteniendo uno o dos responsables y sorteando
el resto de los puestos de trabajo en una asamblea pública;
sin embargo considerábamos que ese no podía ser un punto
que trabe el frente, y en última instancia proponíamos
dejarlo abierto –como hicimos en ocasión del frente que
el año pasado hicimos con el mismo PTS– y que en caso de
ganar el Centro, una asamblea de estudiantes defina cómo
consideraba más apropiado funcionar. El PTS cambió su
orientación de un año a otro, ya que el año pasado
acordamos someter el debate a la asamblea,
y ahora era o aceptar o irse: estaba claro que el
PTS, por razones únicamente de secta, no quería hacer nada
con ¡Ya Basta! y el MAS.
En Clave Roja-PTS: ahogados en
su propio sectarismo
Pero la esquizofrenia del PTS no terminó acá: ¿qué
pasó con ese frente en que dejaron afuera a ¡Ya Basta!?
Acto seguido a nuestra expulsión, estallaron por los aires
los acuerdos Insurgentes y el PTS por un tema de cargos. ¿Si
tenían acuerdo en todo el programa y hasta sacaron un
volante juntos, por qué después se divorciaron? Lo primero
que queda claro es que estas organizaciones no tienen
ninguna confianza en que realmente el movimiento estudiantil
defina cómo organizarse, ya que se negaron a llevar la
discusión a la asamblea (para ellos la asamblea sólo debe
refrendar); y en segundo lugar, la centralidad que le dieron
a este punto deja dos lecturas: o no tenían ninguna
voluntad de hacer un frente, o bien no veían cabalmente las
tareas que tiene planteadas el movimiento estudiantil. Para
nosotros hubo una combinación de ambas: para Insurgentes
claramente es un “punto nodal”, porque al margen del
programa que firmen, la realidad es que no ven más allá
del bar autogestionado. El PTS, por su lado, más allá de
las palabras, no termina de comprender las tareas políticas
que tiene planteadas el movimiento estudiantil –caso
contrario no romperían por cómo manejar la
fotocopiadora– a la vez que su interés mezquino de secta
y aparato los llevó a creerse lo que no son.
En la elección de Humanidades tuvieron la misma
idea sectaria de intentar llevar agua para su molino a costa
de todo, tal como hicieron en ATEN, con la gran diferencia
que en dicha elección el PTS le terminó regalando la
conducción a la burocracia. Ésta pudo ganar la elección
al frente clasista de oposición por sólo 33 votos gracias
a que el PTS dividió y se presentó sólo. Su
autoproclamación y su vocación de dividir al activismo
termina siendo una traba para salir a enfrentar la
burocracia en ATEN, y construir un movimiento estudiantil
masivo, democrático y de lucha, sin intereses de aparato.
Gran elección de ¡Ya Basta!-MAS
Desde ¡Ya Basta! conformamos el “Frente
Humanidades para la lucha” con valiosos compañeros y
compañeras independientes, que veían la necesidad de poner
en pie una alternativa consecuente de lucha. La gran elección
es el corolario de un año cruzado por diversas tensiones y
aciertos dentro y fuera de la Universidad. Desde las campañas
contra los buchones de la dictadura; el rechazo a la elección
de rector y decanos –parte del proceso de normalización–;
la lucha contra la LES y la Asamblea Universitaria; el apoyo
a las luchas de los trabajadores como la de los compañeros
de Stefani y de Coca Cola, que lograron un triunfazo
consiguiendo la reincorporación de todos; el apoyo a los
secundarios, en lo que fue un embrión de estudiantazo
(lucha que con sus límites y potencialidades no ha sido
cerrada, tan sólo por este año), etcétera.
Con los compañeros que conformamos el frente nos
disponemos a dar la batalla para que el 2011 sea el año del
estudiantazo en Neuquén, para derrotar la LES, arrancarle
al Gobierno el presupuesto para cursar en condiciones, para
democratizar la Universidad y para luchar en las calles con
los trabajadores.