Socialismo o Barbarie, periódico Nº 190, 25/11/10
 

 

 

 

 

 

Córdoba: la lucha de Filo un primer balance

Un paso adelante

Por Adrián Peryam

Tras una extensa lucha, de casi 50 días, en la que se tomaron tres pabellones, se ocupó por una noche la Sala del Consejo Superior de la Universidad, y se bloqueó el decanato de Filosofía, la decana y el Consejo Directivo de la Facultad de Filosofía y Humanidades firmaron un acta-acuerdo con la Asamblea de Estudiantes en el cual se comprometen a tratar algunos puntos del pliego de reivindicaciones estudiantiles.

Este acuerdo logrado por la lucha de los estudiantes tiene la importantísima significación de haber logrado que el cogobierno de la Facultad reconozca a la Asamblea de Estudiantes como interlocutor válido para destrabar el conflicto. Hecho que  cobra mas relevancia, puesto que ni Carolina Scotto, ni la decana quisieron reconocer la medida de fuerza como legítima.

Este triunfo parcial, porque no son todas las reivindicaciones que se pedían, son mérito del surgimiento de un sector del movimiento estudiantil que se organizó de manera independiente y que demostró que está dispuesto a dar pelea.

Institucionalidad o lucha

Este debate transcurrió durante todo el conflicto. Las autoridades universitarias no quieren reconocer a los sectores que luchan, sobre todo por fuera de los Centros de Estudiantes.  Cuando los estudiantes de Filo decidimos tomar el pabellón Casa Verde (en medio de la toma masiva de escuelas secundarias) desde el gobierno de la Universidad y de la Facultad argumentaban que la toma era obra de “cuatro troscos locos” y se inició una campaña feroz contra los partidos de izquierda apoyada desde los medios de comunicación,  que tenía como eje que el reclamo era simplemente de la izquierda partidaria.

Concretamente, ante el pedido de respuestas al pliego de reivindicaciones, las autoridades universitarias y facultativas nos respondían: “respetemos los canales institucionales correspondientes” o “no vamos a dialogar mientras estén los pabellones tomados”.

Frente al pedido de más profesores, más horarios de cursadas, más becas, etc desde la gestión nos  contestaban organizando actos en defensa de la democracia, garantizando las elecciones estudiantiles en medio de la toma, y canalizando la discusión por medio de los Consejos.

Esta negativa a tratar las demandas estudiantiles fue llevando a que el conflicto se endureciera. Ya con las clases casi terminadas, y ante la ausencia de respuestas de las autoridades se llega a la decisión de la toma del decanato como elemento de presión, puesto que no quedaban más alternativas para conseguir las reivindicaciones.

La asamblea del jueves por la noche votó la toma, pero al estar el pabellón cerrado, se decidió entrar por la mañana siguiente. No obstante, el miedo de la gestión a la toma del decanato hizo que desde un par de semanas antes de que se votase, se entrase por una puerta lateral  que era abierta por personal de seguridad. La toma devino en una especie de bloqueo-acampe-vigilia en la puerta, fue este hecho el que empezó a gestar el acuerdo político.

Todas las autoridades de la UNC estaban por las inmediaciones del decanato hablando histéricamente por celulares. Policías federales ofreciéndose a mediar en el conflicto junto con el asesor legal del UNC. Se realizaron Asambleas interclaustros, llamadas por la gestión en los cuales también participó un sector del estudiantado que estaba en contra de la medida de fuerza, en las que instaban a levantar las tomas como sea. Pero fueron tales las barbaridades que dijeron e hicieron en esos actos, que provocaron que estudiantes que estaban en contra de la toma se alejaran. En el momento que quisieron medir fuerzas con los estudiantes en lucha se encontraron con más alumnos en la puerta del decanato.

Esto fue lo que motivo que el lunes 15 se pueda firmar el acta-compromiso con el cual el Consejo Directivo de la Facultad se comprometía a: pasar del 1% actual disponible para becas a un 5%, a tratar de reglamentar que las ayudantías-alumnos sean pagas y a pedir más presupuesto para cargos docentes.

Esto agregado a lo que ya se había conseguido como las declaraciones contra la Ley de Educación Provincial, la Ley de Educación Superior y el repudio al asesinato de Mariano Ferreyra.

Los centros de su majestad

Desde que empezó el conflicto hubo que batallar no sólo contra la gestión, sino también contra las agrupaciones estudiantiles El Andén y La Bisagra.

Estas agrupaciones, que si bien son afines en elogiar los “méritos del gobierno K”, llevaron adelante políticas distintas, pero que en algún aspecto se complementaban, ya que ambas se oponían a la medida de fuerza.

La Bisagra, brazo estudiantil de la gestión, intentó utilizar el argumento más despolitazado, “no representan a nadie”, “levanten la toma” y el “no dejan estudiar”, o el más político: “hay que encontrar otras formas de vehiculizar la protesta puesto que el Rectorado de ahora demuestra que hay un cambio con respecto a las gestiones anteriores”.

Por su parte, El Andén desde dentro de la toma, y estando en contra de ella, repetía reconocer la asamblea. Pero toda su política consistió en institucionalizar el conflicto, tratando de que el pliego sea lo más institucional para que el Consejo lo pueda votar.

Pero al mismo tiempo, no hizo nada para garantizar las medidas votadas en las asambleas, salvo las que requerían la institucionalidad. De hecho fueron los que garantizaron el normal desarrollo de las elecciones universitarias.

Su postura de desgastar la toma desde adentro cambió el día de la ocupación de la Sala del Consejo Superior que coincidió con la muerte de Néstor Kirchner.

Desde ahí en adelante El Andén, ferviente defensor K, se separó de la asamblea al grito de que nos pusimos en contra al conjunto de los estudiantes con la “locura” de ocupar el rectorado, lo que hizo que fuera perdiendo la dirección política del conflicto. En la asamblea siguiente propusieron suspender la toma, moción que fue derrotada por 277 a 111 votos.

Lo que ni El Andén, ni La Bisagra previeron, fueron las asambleas de 400, de 500 y hasta 600 personas que se fueron realizando a lo largo del conflicto. Esto marca la fortaleza que en todo momento tuvo el reclamo, más allá de que coincidió con el fin del ciclo lectivo y la gran cantidad de prácticos y parciales que había que presentar.

No obstante estas direcciones estudiantiles, surgidas como independientes, y  que hoy abiertamente, se reconocen kirchneristas, los estudiantes de Filo mantuvimos siempre nuestra organización en asambleas, y cada vez que parecía que estábamos quebrados, le dábamos un golpe más a estas agrupaciones para sacarlas del conflicto.

Por lo tanto, es un triunfo político de esta gran lucha haber hecho que se reconozca a la asamblea como interlocutor, y la negativa de que el acuerdo sea firmado también por el centro de estudiantes, tal como El Andén pretendía.

La importancia de la participación y movilización estudiantil

En Filo surgió una vanguardia estudiantil que es antiburocrática y que se organizó de manera independiente del Centro de Estudiantes, y que está abierta a escuchar todas las voces habidas y por haber. No obstante esta primera aparición del estudiante de Filo en la lucha política post 2005, si bien se manifestó en contra de la LEP y por sus reivindicaciones, no pudo avanzar en discusiones más profundas como la de democratización de la Universidad. A esto ayudó a que gran parte del conflicto haya estado dirigido políticamente por El Andén.

Desde el Nuevo MAS durante el conflicto tuvimos la política de pelear  por la movilización del conjunto por sobre el mero debate institucional. Nuestra intervención estuvo orientada centralmente a esa pelea política que en definitiva, es la pelea por organizar a todos aquellos sectores que están empezando a emerger a la arena política.

El acta-acuerdo logrado muestra que si bien lo obtenido no es lo ideal, y que está lejos de serlo, en términos de reivindicaciones, es indicador de cuál es el camino que hay que seguir y de qué forma se pueden conseguir cosas, frente a un gobierno nacional y una gestión universitaria que no quieren otorgar nada a aquéllos que se organizan por fuera de su esfera política.

Este conflicto dejó muchas enseñanzas y abre muchas puertas, es tarea central del momento mantener estos espacios de organización estudiantil. Esos espacios que hemos construido para avanzar no sólo por el conjunto del pliego presentado, sino también hacia debates que estuvieron ausente durante el conflicto como es el de la democratización de la Universidad.

El acta-acuerdo levantó las tomas, pero la lucha sigue y por eso es importante que este miércoles 24 vayamos todos a la sesión a extraordinaria a exigir que se vote lo acordado, a seguir realizando las interfacultades con las otras escuelas y facultades de la Universidad por el pliego que queda por discutir con el rectorado,  a seguir organizándonos con el resto de la comunidad educativa de Córdoba contra la LEP y a seguir mostrando de que el estudiantado va por más.


Córdoba: no fue solo Filo

El surgir de un nuevo movimiento estudiantil

Por Adrián Peryam

Junto con el reclamo de Filo hubo un pliego de reivindicaciones dirigido al Rectorado que incluía raciones en el comedor, doble horario del mismo y una guardería.  Pero a lo largo del conflicto se fue haciendo unidad de acción con toda la comunidad educativa cordobesa en contra del ante proyecto de Ley de Educación Provincial.

Mientras los secundarios levantaban las tomas, comenzaron a organizarse los estudiantes de distintas facultades y escuelas de la UNC. A la toma de Filo se le sumaban dos tomas más: Trabajo Social y la Escuela de Ciencias de la Información (ECI).

Pese a los pocos días que ambas escuelas estuvieron tomadas, estas luchas fueron importantes. En ambas se pasó por encima a La Bisagra que se oponía a la medida.

Estas tomas dieron origen a un proceso de interfacultades, que resultó vital a la hora de lograr el pronunciamiento de la Universidad contra la Ley de Educación Provincial.

Fue la marcha conjunta de Trabajo Social, ECI, Filo, Psico, Médicas y Arquitectura, al Consejo Superior que terminó en la ocupación de la sala del Consejo y el pronunciamiento de dicho cuerpo contra la ley.

Otro organismo nacido de esta lucha es la coordinadora interestudiantil. Esta coordinadora, en un principio logró la participación masiva de estudiantes secundarios, terciarios y universitarios, comentando sus experiencias y discutiendo planes de lucha en función de sus necesidades. Hoy no logra arrastrar la fuerza que tiene el movimiento estudiantil para lograr movilizar masivamente a la comunidad educativa contra la nefasta ley que nos quieren imponer y organizar al conjunto.

Por lo tanto, en la provincia está empezando a surgir un nuevo movimiento estudiantil que se organiza de manera independiente, que resuelve en asamblea, que logra coordinar con los otros sectores educativos y que pelea por sus reivindicaciones y en contra de la ley pro empresarial y pro clerical que quieren imponer.


Córdoba

La lucha de Filo y la izquierda

Por Adrián Peryam

El PTS no creyó en ningún momento que el conflicto pudiese ganarse. Dio el conflicto prácticamente por perdido ni bien comenzó y por ende toda su política giró en función de la participación en la interestudiantil.

Hubo dos hechos significativos donde se pudo ver esto: el primero es cuando se ocupa el rectorado, los compañeros de Tesis Xl (PTS) se oponían con el argumento que no se había discutido en la Asamblea. No apreciaron que luego de esa acción ningún estudiante se retiró, y que, al contrario, más estudiantes se sumaron a la medida. Vivían la ocupación de la Sala del Consejo como una derrota que nos podía poner a las masas estudiantiles en contra.

Tampoco se percataron que luego de esa acción el Consejo cambia su posición con respecto a la Ley de Educación Provincial.

La UNC fue parte de la confección de la Ley de Educación Provincial, en el Consejo superior de ese día estaban por votar un aval crítico a la Ley, luego de la irrupción en la Sala por parte de estudiantes, en una sesión extraordinaria de medianoche, sacan su no aval a la Ley.

El otro hecho fue la toma del decanato. Cuando se va a votar la medida el PTS se opone a la misma con el argumento de que hay que salir de la facultad para poder ganar el conflicto. Vale destacar que se llevaban más de cuarenta días de toma y que las clases estaban terminando. Lo cierto es que sacarlo de la facultad implicaba llevarlo a la interestudiantil, que ya estaba perdiendo todo peso estructural y en ese momento era necesario hacer una acción que enfrentase el endurecimiento de la gestión que de permanecer inmóvil la situación hubiera terminado en desgaste.

Por su parte, los compañeros del PO jugaron roles irresponsables en momentos claves del conflicto. Su posición de discutir el centro de estudiantes por el centro mismo, en momentos en que se estaba disputando la dirección política de la asamblea, nos jugó una mala pasada y casi rompe el plan de lucha. Además de ayudar a garantizar las elecciones.

El Movimiento Enrique Barros se prestó al juego de El Andén de ver la forma de que el Consejo tomara el pliego lo mejor redactado posible a fin de poder tratarlo, aunque a diferencia de la conducción del Centro, por más que los compañeros jerarquizaran el ámbito del Consejo por sobre la movilización, siempre apostó al proceso y a la lucha.

Esta crítica no es porque no veamos que hay que tener política hacia los consejos, sino que el  motivo de la crítica es que gran parte del tiempo clave en el conflicto la ocupamos discutiendo de qué forma presentar proyectos en el Consejo Directivo, más que ver la forma de poder ganar en base a la movilización y participación estudiantil, exigiendo a las autoridades a que nos den una respuesta.

Desde el Nuevo MAS tuvimos la política de pelear por masificar la movilización sobre el mero debate institucional. Nuestra intervención estuvo orientada centralmente orientada a que se gane la lucha y organizar la emergencia del nuevo movimiento estudiantil que dio su primer paso.