La semana que pasó los trabajadores
del Frigorífico Sadowa consiguieron una victoria en la
lucha que están llevando adelante al conseguir que no se
rematara por el momento su frigorífico y se lo cerrara. La
historia comienza hace más de 100 días cuando un grupo de
trabajadores de dicha planta, cansados de las mentiras de la
patronal que se borró y dejó de pagar los sueldos y de la
burocracia cómplice del gremio de la Carne a cargo de Pedro
La Cuadra Montiel, decidieron tomar el frigorífico y
constituirse en cooperativa para ponerlo a producir. Este
frigorífico llegó hace unos pocos años a ser el más
grande de toda la región empleando a más de 1.000
trabajadores, pero fue vaciado con el silencio cómplice del
gremio de la Carne hasta los 330 obreros que tenía al
momento del cierre y abandono patronal.
Durante más de 3 meses este grupo de trabajadores
agrupados en la cooperativa que iban constituyendo, se hizo
cargo de la toma del frigorífico exigiendo la expropiación
del mismo para su reapertura a cargo de ellos, manteniendo
el orden en la planta y verificando que la patronal no lo
fuera vaciando para desguasarlo y venderlo. Esta toma fue
enfrentada por los dueños de la misma, por el juez que
estaba a cargo de la quiebra, por la burocracia sindical que
se jugaba a la venta e instaló una carpa en la entrada para
hostigar a los compañeros, por el gobierno municipal que
los ninguneó permanentemente y por los gobiernos provincial
y nacional que mandaron el 10 de noviembre pasado a la Policía
Bonaerense, a la Infantería y a la Gendarmería a desalojar
a los trabajadores a las 4 de la mañana en un operativo
represivo.
Ante el desalojo los compañeros de Sadowa instalan una
carpa en la entrada exterior del predio donde está el
frigorífico (compuesto por más de 50 hectáreas en una
zona privilegiada de la ciudad) para seguir luchando contra
la venta del mismo ante las versiones que indicaban que los
posibles compradores la iban a destinar a terreno de depósito
de colectivos (la empresa de transportes 25 de Mayo,
monopolio del transporte en la ciudad) o parque de
diversiones (proyecto de los diputados del Frente para la
Victoria Daniel Rodríguez, un ex burócrata sindical de
casineros y Juan Garivoto). Al mismo tiempo continuaban con
los trámites para la conformación de la cooperativa y la
expropiación de la planta. Con la carpa instalada por
fuera, los trabajadores sabían que la única manera de
parar la venta era frenar directamente el remate.
Y para ello, lo primero que hicieron fue evitar que
ingresaran a la planta los posibles compradores, enfrentando
físicamente a la burocracia y a la Infantería que
intentaron que éstos entraran. Vale decir que en esta
primera ocasión en la planta estuvimos presentes apoyando
en concreto ese día los compañeros del Nuevo
MAS junto a compañeros de la TER y Liberación. Una vez
conseguido esto, el centro de la escena se trasladó al
Colegio de Martilleros, adonde los trabajadores de Sadowa
junto con organizaciones como nuestro partido y otras nos
movilizamos por dos días consecutivos, el 14 y 16 de
diciembre pasados, para evitar que se rematara, ante un
impresionante operativo de seguridad a cargo de la Infantería,
mandada allí por orden del juez Vidal con la venia de los
gobiernos nacional y provincial. Y la movilización de los
obreros de Sadowa con el apoyo de las organizaciones de
izquierda logró que se frenara el remate al no aparecer
compradores. Este
triunfo parcial fue una enorme bocanada de aire para los
trabajadores que necesitan tiempo para conseguir la
expropiación.
El rol de la CTA
Viendo el papel que cumplió la burocracia sindical del
gremio de la Carne de entregador de los obreros de Sadowa
(actuaron así dado que ante el remate y venta se
garantizaban conseguir el pago de una deuda que tenía la
patronal de Sadowa con el sindicato), nos vamos a referir al
rol que viene cumpliendo la CTA (sector Micheli) en el
conflicto.
Como los trabajadores constituidos en cooperativa no tenían
apoyos concretos en un principio, la CTA se puso a la cabeza
con una orientación legalista (para ello puso a su abogado)
y de extrema confianza en las instituciones del régimen,
llevando en los hechos a los trabajadores a recorrer
oficinas y despachos municipales y provinciales para
conseguir “apoyos”. Esto hizo que los compañeros del
frigorífico (que están haciendo sus primeras experiencias
en la lucha) confiaran en que con el diálogo con tal o cual
diputado o concejal se podía conseguir la expropiación (lo
grave del caso es que fueron los mismos diputados del
kirchnerismo los que frenaron la Ley de Expropiación).
Al mismo tiempo la CTA les decía que el único horizonte
posible era la cooperativa, sin plantear la necesaria
estatización de la fábrica bajo control de los
trabajadores. Mientras tenían esta política hacia los
obreros, en todo momento se negaron a llamar a un paro
regional de la CTA (como les exigimos en reiteradas
ocasiones desde el Nuevo MAS, con el apoyo de los compañeros
de Sadowa que vieron con agrado nuestra propuesta) con
excusas variadas que los pintan de cuerpo entero: “cada
organización gremial tiene sus tiempos” (esto lo dijeron
ante la primer represión el 10 de noviembre, en la puerta
de la fábrica y el 14 y 16 de diciembre ante cada posible
remate, pero nunca jamás pusieron a “cada organización
gremial” apoyando su lucha), “cuando la situación lo
amerite estaremos con todo en la calle” (esta caradurez la
plantearon en la Multisectorial realizada el mismo 16, luego
del triunfo, “olvidando” que ese mismo día la situación
había “ameritado”).
Lo grave de esta situación es que mientras por un lado
llevaron a los trabajadores de Sadowa a confiar en las
instituciones con el norte puesto en la cooperativa en forma
exclusiva, por el otro lado en cada movilización en que había
que estar en la calle, la CTA movió no más de 3 ó 4
personas.
Nuestra actuación en el conflicto
Nos enteramos de este conflicto cuando los compañeros de
Sadowa se hicieron presentes con una bandera en el acto el día
que la burocracia asesina de Pedraza y la Unión Ferroviaria
mató a Mariano Ferreyra, buscando el apoyo de otras
organizaciones. Allí hicimos el contacto con ellos y
comenzamos en los días siguientes a ir a la planta a
apoyarlos y charlar sobre el conflicto, lo que generó que
nos vieran con mucha simpatía. Desde el principio les
planteamos que tenían que exigirle a la CTA un apoyo
concreto en forma de un paro regional y que la cooperativa
sin estatización era un camino muy peligroso. Estuvimos
cada vez que hubo posibilidad de represión y cada día en
que se pensaba que se iba a rematar el predio y les
acercamos la solidaridad de los delegados de Ecocarnes. Por
ello es que los compañeros de Sadowa nos escuchan y
dialogan con nosotros. Ese camino es el que tenemos que
seguir transitando, al mismo tiempo que damos una pelea
contra la orientación claudicante y legalista de la CTA,
que llevó a que los compañeros de Sadowa no estuvieran
encabezando ni estando presentes en la marcha del 20 de
diciembre como se había acordado en un principio.