Socialismo o Barbarie, periódico Nº 194, 07/02/11
 

 

 

 

 

 

Tercerizados del Roca

No bajar la guardia

Ir por la cabeza de Pedraza

Por Patricia López

Por fin, la mayor parte de los tercerizados del Roca están pasando a planta permanente, luego de sortear infinidad de maniobras del gobierno para “cepillar” el número de compañeros efectivizados. Queda por resolverse la situación de algunos (sobre todo despedidos) por los que hay que seguir peleando. También es posible que haya una pelea extra por el reconocimiento de la antigüedad y las categorías, además de la lucha –que no va a ser nada fácil– por la afiliación a la Unión Ferroviaria. Y sobre todo, detrás del Roca vienen los tercerizados de las demás líneas, que también están reclamando su derecho a ser reconocidos como ferroviarios.

Pero podemos decir que hoy en el Roca hay un triunfo de los trabajadores frente al gobierno en el aspecto reivindicativo inmediato, el pase a planta. Y que, aunque el gobierno logró por el momento diluir o atemperar las derivaciones políticas más directas de esta lucha, el cuestionamiento a la tercerización y a la burocracia sindical se potencian con este triunfo, y van a motorizar nuevas y duras luchas, como ya está sucediendo en Rosario con el reclamo de los portuarios por equiparación salarial con los aceiteros.

Una crisis para el gobierno

El asesinato de Mariano Ferreyra perpetrado por la directiva de la Unión Ferroviaria había puesto esta pelea en la primera plana de la política nacional, apuntando al gobierno por dos flancos: 1) la escandalosa injusticia del trabajo tercerizado, que recorre todo el país y todas las empresas, en una muestra cabal del carácter súper explotador del “pleno empleo” K; 2) el también escandaloso hecho de que el gobierno progre, de los derechos humanos y todos los etcéteras nacionales y populares, pretende controlar al movimiento obrero a través de una burocracia millonaria, corrupta, asesina y heredera de la triple A y de la entrega menemista.

La impresionante movilización al día siguiente del crimen, los balbuceos insostenibles de los voceros mediáticos K, la ola de indignación generalizada, configuraron una situación muy difícil para el gobierno, de la que sólo pudo zafar más o menos con la oportuna muerte de Néstor Kirchner.

Durante el desarrollo de la lucha, el gobierno fue intentando “limar” las aristas políticas del conflicto. Se declaró inocente del crimen de Mariano, metió presos a los miembros de la patota más directamente implicados y mandó a Moyano a tomar distancia de Pedraza, pero consiguió evitar que éste fuera a la cárcel. Pedraza preso hubiera sido un golpe durísimo a la descompuesta burocracia sindical peronista, y al propio gobierno K que salió a defenderla como a su “columna vertebral”.

La pelea por tirar abajo a pedraza sigue pendiente

El pase a planta se ha logrado para un importante sector de los tercerizados y ese es un gran triunfo. Pero la lucha también tiene planteada otra pelea que todavía no se ha logrado y es mucho más política: la caída de Pedraza. Esa pelea se pone ahora más a la orden del día, sobre todo en lo que hace a la disputa del cuerpo de delegados del Roca.

Para lograrla, es necesario que la lucha pegue un salto en su programa. Hacer caer a la burocracia siempre fue visto como algo muy lejano por la mayoría de los compañeros. Nunca estuvo realmente contemplado en los planes de la dirección de los tercerizados, la comisión negociadora, más allá que su responsabilidad inmediata estaba efectivamente alrededor del pase a planta.

El tomar sólo los aspectos estrechamente “reivindicativos” de la lucha, es la explicación de que la comisión se la pasara intentando echar a la izquierda, y que lograra desplazarla en gran medida de la dirección del conflicto, a pesar de que el asesinato de Mariano y la enorme movilización de repudio pusieron a la izquierda en el centro de la escena.

Los trabajadores siempre tuvieron en claro que para entrar al ferrocarril había que enfrentarse de alguna forma a la burocracia. En general, consideran a la mafia de Pedraza y Maturana como el principal obstáculo para su ingreso, incluso más que al gobierno. Pero le dicen: “Correte que quiero entrar, haceme espacio porque lo que quiero es ganar mi puesto de trabajo y listo”. Aún no se han propuesto enfrentar redondamente a la burocracia; y la comisión negociadora refleja esta conciencia.

La comision negociadora y el rol de la izquierda

Un sector importante de la izquierda está en minoría, o directamente no está en la negociadora. Y lo que pesa más es la presión reivindicativa a rajatabla de los referentes de los trabajadores de cada empresa. Sin embargo, un actor importante en esta comisión es Izquierda Socialista, que dirige la Unión Ferroviaria del Sarmiento, y con el peso que le da esa ubicación sindical, en lugar de emplearlo en hacer avanzar la comprensión de los compañeros sobre el rol del gobierno y la burocracia, hace un seguidismo absoluto al “sindicalismo puro y duro” de la comisión.

No ayudó mucho, a nuestro juicio, la política que tuvo el PO (Causa Ferroviaria), que al ver que no podía apropiarse del conflicto, decidió aislarse de la mayoría de los trabajadores con su propia comisión negociadora minúscula. Con su ultimatismo, quedaron lisa y llanamente a espaldas de la masa central de los tercerizados en lucha.

 El PTS (Bordó de las Bases) siguió siendo parte de este sector, pero a condición de festejar una tras otra las actas de dilación que la comisión firmaba, criticando únicamente “que no se llamara a asamblea” para aprobarlas… No logró de ninguna manera romper los aspectos más estrechamente reivindicativos que guiaron –o siguen guiando– el accionar de la negociadora, y que ahora amenazan con considerar “conquistado todo lo que se quería”.

Sin embargo, el enfrentamiento directo con la burocracia va a ocurrir tarde o temprano. La burocracia quedó en este conflicto con la cola entre las patas, por los matones presos y porque tuvieron que entregar una llave que guardaban celosamente y que les daba mucho poder: la de los puestos de trabajo. Para una mafia que controla desde los negocios de las tercerizadas hasta los permisos para los vendedores ambulantes del tren, esto les duele demasiado, y va a impactar en la conciencia de todos los ferroviarios, sobre todo porque esto ocurrió en el Roca, el búnker intocable de la Verde.

De movida, a los compañeros que van entrando los están separando, los ubican en grupos de cuatro o cinco mezclados en las cuadrillas de los efectivos antiguos, con lo que de ya busca debilitarlos porque los grupos que trabajaron y pelearon juntos como tercerizados no van a tener un contacto diario en el trabajo. La burocracia va a contraatacar, y los trabajadores, si quieren conservar los puestos de trabajo obtenidos con la lucha, van a tener que completar su obra y organizarse para derrotar completamente a la mafia de Pedraza y Maturana.

Ayudaría mucho si la izquierda y el activismo antiburocrático consiguen mostrar un frente unido para dar esta batalla y superar de una buena vez sus estrechos límites puramente reivindicativos.

El gobierno actuó especulando con las expectativas y el eventual desgaste de los compañeros

Cada vez que había una movilización al Ministerio, los periodistas preguntaban lo mismo: “Pero cómo, ¿no era que ya habían pasado?”. Sucede que el gobierno prometió, firmó y aseguró varias veces el pase a planta permanente de todos los tercerizados del Roca, con varios plazos que luego no se cumplían, especulando con que los compañeros en lucha se cansaran a mitad del camino.

Por esto fue muy malo que la política de la comisión mayoritaria, incluido el PTS, fuera anunciar el “gran triunfo” en cada una de estas ocasiones, decirles a los trabajadores “nos vemos adentro” y levantar toda asamblea o medida de lucha. Esto facilitó las dilaciones del gobierno, que aprovechaba muy bien estos períodos de paz social para borrar de la lista a algún sector de tercerizados y dividir las negociaciones, prometiendo cosas diferentes a los referentes de cada empresa. Después del “gran triunfo” del 3 de diciembre, cuando se anunció que “el 20 estamos todos adentro”, no volvió a haber una asamblea conjunta de todos los tercerizados. Los compañeros seguían activos, porque todo el tiempo había reuniones en los obradores, pero esta fragmentación hizo que los trabajadores nunca estuvieran al tanto de la situación general.

El gobierno, después de que Cristina anunciara con gran sentimiento que “no quiero más tercerizados en el ferrocarril”, trató todo el tiempo de hacer pasar a la menor cantidad posible de compañeros. Fueron meses de un tira y afloje constante, con el agravante de que por más de un mes, desde los trabajadores hubo mucho “afloje” y el único que “tiraba” era el gobierno.

La amenaza real de volver a la lucha fue lo que garantizó el pase a planta

En la segunda semana de enero la situación se revirtió en parte: el 5 se movilizaron al Ministerio los tercerizados del Belgrano Norte, del Sarmiento, y un puñado de compañeros del Roca junto con el PO. El 7, la comisión negociadora marchó con cientos de trabajadores del Roca, al mismo tiempo que los despedidos de Confer (una de las empresas de vía y obras) cortaban boleterías en Constitución. Pocos días después, los del Belgrano Sur y el San Martín (que también pertenecen a Ugofe, la firma que administra el Roca) marcharon también. A pesar de la lamentable fragmentación de estas acciones, se hizo evidente para todo el mundo que el conflicto estaba lejos de solucionarse. De hecho, a pesar de los anuncios triunfalistas de la comisión mayoritaria del Roca, hasta ese momento no había un solo tercerizado en planta permanente.

Luego de esta semana de crecientes movidas, los trabajadores de algunas empresas empezaron a ser llamados para completar los trámites del pase. Nuevo anuncio de triunfo total y paz social hasta más ver. Y nuevo “hachazo” del gobierno: los de seguridad se enteran de que los van a dejar afuera a todos, con una propuesta de incorporarlos al Ministerio de Seguridad como una suerte de policía civil. Los compañeros responden con una indignada y masiva movilización al Ministerio, y al día siguiente realizan una asamblea en la que votan un corte de vías, contra todos los intentos de la comisión negociadora, que sugería “esperar a que volviera la presidenta”, de viaje en el exterior.

Esa misma noche el Ministerio llama a la comisión, y ésta levanta el corte por teléfono. A pesar de esto, muchos compañeros llegan hasta Avellaneda, hay discusiones y hasta conatos de trompadas. La comisión, incluido el PTS, defienden haber levantado la medida porque el gobierno aflojó y dijo que los de seguridad también iban a entrar.

Ese mismo día, un sector de Herso (vía y obras) al que no habían llamado para el ingreso, va al Ministerio luego de una pequeña manifestación en Constitución, y finalmente los hacen ingresar.

Días después, los despedidos de Confer cortan las vías por dos horas, los llaman del Ministerio y también ingresan al día siguiente.

La comisión negociadora llama a asamblea a los de seguridad, y allí intenta calmar los ánimos de los que quieren cortar las vías, asegurando que van a entrar todos. Logran desmovilizar por el momento, pero el hecho de que tengan que estar todo el tiempo aplacando a los compañeros, sumado a las acciones que siguen haciendo aquellos grupos cuya situación no quedó muy clara, evidentemente convenció al gobierno de dar un paso definitivo para terminar con la situación de marchas diarias, cortes y amenazas de corte que se había abierto en enero. La última noticia que tenemos es que los de seguridad están entrando en grupos, aunque no está muy claro en qué condiciones con respecto a la antigüedad y categoría.

Por supuesto, nunca hay que confiar en la palabra del Ministerio: todo depende de las relaciones de fuerzas y de que los trabajadores demuestren que pueden salir a la pelea en cuanto lo consideren necesario.

Estamos hablando del mismo gobierno que luego de firmar, sellar con sangre y cantar el himno sobre un sagrado contrato por tres años con los obreros de Massuh… antes del año cerró la fábrica y los dejó a todos afuera.

Está claro que los pases se están haciendo luego de que la lucha había amenazado con volver a emerger después de más de un mes de esperar la carroza: eso demostró que las fuerzas seguían intactas.

Como vino demostrando toda la secuencia que aquí describimos, la única garantía para que los pases a planta se efectivicen sin trampas en los contratos ni despidos es que los tercerizados se mantengan en alerta y movilización permanente, que no confíen un segundo en los abrazos de bienvenida de funcionarios y burócratas sindicales, y que realicen semanalmente asambleas conjuntas, de los compañeros de todas las empresas, para ir evaluando la situación y reaccionar rápidamente ante cualquier novedad desagradable.