Socialismo o Barbarie, periódico Nº 196, 04/03/11
 

 

 

 

 

 

Fate: debate en el activismo de la fábrica

Por la defensa incondicional de Ottoboni

Por Rodolfo Torres

Fue un verano complicado en FATE: mientras la mitad de la planta entraba en vacaciones, la otra empezó a discutir la posibilidad de que se perdiera el juicio que le inició la empresa a Víctor Ottoboni para despedirlo. Básicamente, la seccional y el cuerpo de delegados tomaron dos orientaciones simultáneas y complementarias. Por un lado, hacer una campaña pública y política de presión a la justicia y a la empresa, cosa que se concretó en la realización de un afiche, la marcha del 1º de febrero y un acto  frente al UIA el 11 de febrero. Junto con esto se comenzó a discutir con el activismo y la base la necesidad de parar la fábrica en caso de concretarse el despido, al mismo tiempo que se le exigía a Wasiejko a que haga lo mismo en el gremio, política que se llevó adelante con un volante que se repartió en las otras fábricas.

Un fallo propatronal

Como informamos en nuestra edición anterior, el 1° de febrero, día en que terminó la feria judicial, se realizó una marcha a los Tribunales de San Isidro que incluyó un pedido de audiencia a los jueces, la cual se realizó en el momento. En ésta participó una delegación de más de 10 personas. Ahí los jueces informaron que ya habían dictado sentencia, dando la exclusión de la tutela sindical para despido, como pretendía la empresa.

En un fallo que tiene pocos antecedentes –recordemos que este mismo tribunal no encontró motivos para sacarle la tutela sindical a Ramón Bogado­, y que son muy pocos los casos donde se quitó la tutela en los últimos 10 años–, sin embargo y a pesar de los pocos hechos imputados y la escasa gravedad de éstos, el tribunal decide la exclusión de la tutela para despido del compañero. Al escribir estas líneas prescribió una causa penal que fue usada como argumento para el pedido de despido, causa que fue inventada por la empresa. El fallo es totalmente propatronal y casi le falta condenar el derecho de huelga.

En la larga audiencia los miembros de la delegación les explicaron a los jueces la permanente actitud discriminatoria y antisindical de la empresa, a lo cual los jueces contestaron que no constaba en el expediente, es decir, que no sabían o que no estaba acreditado.

A partir de este momento, se abrió todo un debate entre el activismo acerca de las razones de lo que pasó y qué hacer de ahora en más.

¿Por qué se perdió el juicio?

Un sector de compañeros argumenta que se perdió el juicio, en esta instancia, exclusivamente porque la coyuntura política está corrida a la derecha y que la defensa fue la correcta. Otros compañeros opinan que la defensa fue un desastre y que la responsabilidad le cabe exclusivamente al compañero por haberse “cortado solo” y poner a su abogado sin apoyarse en la seccional; de ahí se saca la conclusión totalmente equivocada de “ahora que se arregle solo”.

En primer lugar, el juicio contra Víctor no es sólo, ni principalmente, un ataque a él, es un ataque a la Marrón y a lo que ella expresa y representa. La patronal no quiere delegados que defiendan los derechos y reivindicaciones de los trabajadores, no quiere una organización que practique la democracia de las asambleas de base, es decir, no quiere que el proceso del nuevo clasismo se extienda en la fábrica y en el gremio.

El programa de la patronal es clarísimo: “que vuelva el ‘Pollo’ Pieczara”, es decir, la más rancia y propatronal burocracia sindical, que fue la que garantizó “la paz de los cementerios”, el control de los trabajadores y la pérdida de salario y condiciones de trabajo por más de 15 años. El paso previo para que vuelva alguna burocracia es derrotar el proceso de la Marrón. En esto la patronal no está sola, es el mismo programa del gobierno y la Justicia.

Si echan a Víctor, la Marrón quedaría golpeada y se estaría en peores condiciones para luchar por salario y otras reivindicaciones.

Ahora le tocó el turno a él, pero ayer fue el juicio contra Langlois, contra Gallardo, contra Sosa, contra Bronzuoli  y contra toda la seccional.

Por otro lado, coincidimos que a partir del asesinato de Mariano Ferreyra hubo toda una serie de hechos represivos y políticos que marcaron cierto giro a la derecha. Esta coyuntura es la condición necesaria, pero no suficiente, para explicar el fallo adverso. Es decir, hubo otras coyunturas adversas y no se perdieron los juicios. Entonces el fallo adverso no se explica sólo por la coyuntura.

La coyuntura “derechosa”, una defensa no del todo correcta, el hecho no menor de la infinidad de vínculos con la Justicia que tiene la empresa, etc., todos estos elementos son lo que explican el fallo adverso.

El problema de la defensa

A nuestro entender, el centro de la defensa debería haber sido demostrar la sistemática actitud discriminatoria y la práctica antisindical que lleva adelante FATE.

Por lo que pudimos ver de la causa, el eje de la defensa pasa por demostrar que las acciones que se imputan a  Ottoboni fueron decisión de los trabajadores para resguardar sus derechos ante la brutalidad de las condiciones de trabajo, ritmos e inseguridad que impone la empresa. Si bien en la defensa se menciona la actitud discriminatoria y antisindical, éste no es el centro.

Por ejemplo, la defensa no pidió como elementos probatorios oficios a los más de 10 juzgados que fallaron contra FATE, o los 6 fallos de Cámara donde no sólo se la condena por discriminación sino que se obliga a reinstalar en sus puestos de trabajo a los compañeros despedidos del 2008.

Dicho en términos políticos: la defensa se centra en Víctor como delegado e individuo, y no en Víctor como parte de un proceso que se expresa en la Marrón, como explicamos más arriba.

Es justamente este problema el que llevó al compañero Ottoboni a poner su propio abogado, y es esto lo que más molesta a muchos compañeros: “Te cortaste solo y encima hicieron todo mal”. Porque efectivamente la seccional, desde su inicio, decidió colectivamente y mayoritariamente que el abogado de la misma sea Pérez Crespo y que los demás abogados podían colaborar con éste. Desde el Nuevo MAS, más allá de las diferencias políticas que tenemos con Pérez Crespo, respetamos la decisión de la seccional, y nuestros compañeros del ALI (Abogados Laboralistas de Izquierda) colaboran con la seccional en temas jurídicos. Tampoco está de más recordar que fue la estrategia jurídica que siguió Pérez Crespo la que permitió la reinstalación de los compañeros.

Por todo esto se impone que la defensa de Víctor, en la apelación, la lleve Pérez Crespo o por lo menos sea ampliamente consultada y discutida por la seccional y los demás abogados.

Defender la Marrón

En estos momentos los sectores de derecha y pro patronales están haciendo campaña contra “los zurdos”: por culpa de los zurdos pasa esto o aquello. No es la primera vez, ni será la ultima, que la patronal, apoyándose en los prejuicios de los sectores más atrasados, intente romper la Marrón. Por eso es importante sacar las conclusiones por la positiva de estos hechos y que el activismo tenga claridad de los problemas.

La Marrón es un frente único surgido en la lucha contra la patronal y la burocracia. Esto quiere decir que en ella se unieron y conviven distintos sectores, algunos alineados con algún partido, otros no; unos más de izquierda, otros más de derecha, unos más oportunistas, otros más sectarios. Pero la  Marrón es el conjunto, es la totalidad, y es lícito en esa totalidad pelear por la hegemonía. Si se rompe la Marrón, lo más probable es que se le regale la conducción de la fábrica a la burocracia. La conclusión necesaria e imprescindible es defender la unidad de la Marrón, y esto pasa por el respeto al Frente único, y por lo tanto que todos los sectores respeten lo que decidan sus organismos, guste o no lo que resuelvan. Los organismos de la Marrón son: la seccional, el cuerpo de delegados, las reuniones del activismo y en definitiva el organismo más importante que es la asamblea de fábrica.

No bajar la guardia

Ahora se entró en una nueva instancia: el fallo se apeló y no está firme, pero no se puede descartar que la empresa  intente algún “zarpazo” y que en algún momento no deje entrar al compañero; ante esta eventualidad, todos los compañeros deben estar preparados para parar la fábrica.

En primer lugar, hay que desterrar el prejuicio que tienen muchos compañeros de que “si la justicia falla en contra no se puede hacer nada”.

Lo primero que hay que explicar es que el fallo no está firme y por lo tanto no es aplicable. Esto es lo que hizo y hace la empresa con los compañeros despedidos, que hasta que no salieron los fallos de segunda instancia y quedaron firmes no los acató.

Pero mas allá del argumento legalista, lo más importante es que los compañeros sepan que la ley y su aplicación son políticas, y esto quiere decir que depende de la relación de fuerzas entre los patrones, su estado, su justicia y los trabajadores.

La empresa permanentemente encuentra excusas para no acatar la ley, y los trabajadores no deben  deben hacerlo cuando va en contra de sus intereses. Pongamos un ejemplo bien extremo para clarificar: el Argentinazo, la caída de De la Rúa. Legalmente había que esperar a que termine su mandato, pero los trabajadores y el pueblo no aguantaron más la situación y salieron a las calles con sus reclamos. La legalidad se quebró y luego acomodaron la ley a los hechos. La burguesía tuvo que aceptar el quiebre de la institucionalidad porque la relación de fuerzas era favorable a los trabajadores y la burguesía prefirió perder algo y no arriesgarlo todo.

Hay que hacerle sentir a FATE y a toda la patronal del Neumático que si tocan a uno, tocan a todos, y que se van a parar las tres fábricas.