Fue un verano complicado en
FATE: mientras la mitad de la planta entraba en vacaciones,
la otra empezó a discutir la posibilidad de que se perdiera
el juicio que le inició la empresa a Víctor Ottoboni para
despedirlo. Básicamente, la seccional y el cuerpo de
delegados tomaron dos orientaciones simultáneas y
complementarias. Por un lado, hacer una
campaña pública y política de presión a la justicia y a
la empresa, cosa que se concretó en la realización de
un afiche, la marcha del 1º de febrero y un acto
frente al UIA el 11 de febrero. Junto con esto se
comenzó a discutir con el activismo y la base la necesidad
de parar la fábrica
en caso de concretarse el despido, al mismo tiempo que
se le exigía a Wasiejko a que haga lo mismo en el gremio,
política que se llevó adelante con un volante que se
repartió en las otras fábricas.
Un fallo propatronal
Como informamos en nuestra
edición anterior, el 1° de febrero, día en que terminó
la feria judicial, se realizó una marcha a los Tribunales
de San Isidro que incluyó un pedido de audiencia a los
jueces, la cual se realizó en el momento. En ésta participó
una delegación de más de 10 personas. Ahí los jueces
informaron que ya habían dictado sentencia, dando
la exclusión de la tutela sindical para despido, como
pretendía la empresa.
En un fallo que tiene pocos
antecedentes –recordemos que este mismo tribunal no
encontró motivos para sacarle la tutela sindical a Ramón
Bogado, y que son muy pocos los casos donde se quitó la
tutela en los últimos 10 años–, sin embargo y a pesar de
los pocos hechos imputados y la escasa gravedad de éstos,
el tribunal decide la exclusión de la tutela para despido
del compañero. Al escribir estas líneas prescribió una
causa penal que fue usada como argumento para el pedido de
despido, causa que fue inventada por la empresa. El
fallo es totalmente propatronal y casi le falta condenar el
derecho de huelga.
En la larga audiencia los
miembros de la delegación les explicaron a los jueces la
permanente actitud discriminatoria y antisindical de la
empresa, a lo cual los jueces contestaron que no constaba en el expediente, es decir, que
no sabían o que no estaba acreditado.
A partir de este momento, se
abrió todo un debate entre el activismo acerca de las
razones de lo que pasó y qué hacer de ahora en más.
¿Por qué se perdió el juicio?
Un sector de compañeros
argumenta que se perdió el juicio, en esta instancia,
exclusivamente porque la coyuntura política está corrida a
la derecha y que la defensa fue la correcta. Otros compañeros
opinan que la defensa fue un desastre y que la
responsabilidad le cabe exclusivamente al compañero por
haberse “cortado solo” y poner a su abogado sin apoyarse
en la seccional; de ahí se saca la conclusión totalmente
equivocada de “ahora que se arregle solo”.
En primer lugar, el juicio
contra Víctor no es sólo, ni principalmente, un ataque a
él, es un ataque a
la Marrón y a lo que ella expresa y representa. La
patronal no quiere delegados que defiendan los derechos y
reivindicaciones de los trabajadores, no quiere una
organización que practique la democracia de las asambleas
de base, es decir, no
quiere que el proceso del nuevo clasismo se extienda en la fábrica
y en el gremio.
El programa de la patronal es
clarísimo: “que
vuelva el ‘Pollo’ Pieczara”, es decir, la más
rancia y propatronal burocracia sindical, que fue la que
garantizó “la paz de los cementerios”, el control de
los trabajadores y la pérdida de salario y condiciones de
trabajo por más de 15 años. El paso previo para que vuelva
alguna burocracia es derrotar el proceso de la Marrón. En
esto la patronal no está sola, es el mismo programa del
gobierno y la Justicia.
Si echan a Víctor, la Marrón
quedaría golpeada y se estaría en peores condiciones para
luchar por salario y otras reivindicaciones.
Ahora le tocó el turno a él,
pero ayer fue el juicio contra Langlois, contra Gallardo,
contra Sosa, contra Bronzuoli y contra toda la seccional.
Por otro lado, coincidimos que
a partir del asesinato de Mariano Ferreyra hubo toda una
serie de hechos represivos y políticos que marcaron cierto
giro a la derecha. Esta coyuntura es
la condición necesaria, pero no suficiente, para explicar
el fallo adverso. Es decir, hubo otras coyunturas
adversas y no se perdieron los juicios. Entonces el fallo adverso no se explica sólo por la coyuntura.
La coyuntura “derechosa”,
una defensa no del todo correcta, el hecho no menor de la
infinidad de vínculos con la Justicia que tiene la empresa,
etc., todos estos elementos son lo que explican el fallo
adverso.
El problema de la defensa
A nuestro entender, el centro
de la defensa debería haber sido demostrar
la sistemática actitud discriminatoria y la práctica
antisindical que lleva adelante FATE.
Por lo que pudimos ver de la
causa, el eje de la defensa pasa por demostrar que las
acciones que se imputan a
Ottoboni fueron decisión de los trabajadores para
resguardar sus derechos ante la brutalidad de las
condiciones de trabajo, ritmos e inseguridad que impone la
empresa. Si bien en la defensa se menciona la actitud
discriminatoria y antisindical, éste no es el centro.
Por ejemplo, la defensa no
pidió como elementos probatorios oficios a los más de 10
juzgados que fallaron contra FATE, o los 6 fallos de Cámara
donde no sólo se la condena por discriminación sino que se
obliga a reinstalar en sus puestos de trabajo a los compañeros
despedidos del 2008.
Dicho en términos políticos: la
defensa se centra en Víctor como delegado e individuo,
y
no en Víctor como parte de un proceso que se expresa en la
Marrón, como explicamos más arriba.
Es justamente este problema el
que llevó al compañero Ottoboni a poner su propio abogado,
y es esto lo que más molesta a muchos compañeros: “Te
cortaste solo y encima hicieron todo mal”. Porque
efectivamente la seccional, desde su inicio, decidió colectivamente y mayoritariamente que el abogado de la misma
sea Pérez Crespo y que los demás abogados podían
colaborar con éste. Desde el Nuevo MAS, más allá de las
diferencias políticas que tenemos con Pérez Crespo, respetamos
la decisión de la seccional, y nuestros compañeros del
ALI (Abogados Laboralistas de Izquierda) colaboran con la
seccional en temas jurídicos. Tampoco está de más
recordar que fue la estrategia jurídica que siguió Pérez
Crespo la que permitió la reinstalación de los compañeros.
Por todo esto se impone
que la defensa de Víctor, en la apelación, la lleve Pérez
Crespo o por lo menos sea ampliamente consultada y
discutida por la seccional y los demás abogados.
Defender la Marrón
En estos momentos los sectores
de derecha y pro patronales están haciendo campaña contra
“los zurdos”: por culpa de los zurdos pasa esto o
aquello. No es la primera vez, ni será la ultima, que la
patronal, apoyándose en los prejuicios de los sectores más
atrasados, intente romper la Marrón. Por eso es importante
sacar las conclusiones por la positiva de estos hechos y que
el activismo tenga claridad de los problemas.
La Marrón es un frente único
surgido en la lucha contra la patronal y la burocracia. Esto
quiere decir que en ella se unieron y conviven distintos
sectores, algunos alineados con algún partido, otros no;
unos más de izquierda, otros más de derecha, unos más
oportunistas, otros más sectarios. Pero la
Marrón es el conjunto, es la totalidad, y es lícito
en esa totalidad pelear por la hegemonía. Si se rompe la
Marrón, lo más probable es que se le regale la conducción
de la fábrica a la burocracia. La
conclusión necesaria e imprescindible es defender la unidad
de la Marrón, y esto pasa por el respeto al Frente único,
y por lo tanto que todos
los sectores respeten lo que decidan sus organismos,
guste o no lo que resuelvan. Los organismos de la Marrón
son: la seccional, el cuerpo de delegados, las reuniones del
activismo y en definitiva el organismo más importante que
es la asamblea de fábrica.
No bajar la guardia
Ahora se entró en una nueva
instancia: el fallo se apeló y no está firme, pero no se puede descartar que la empresa intente algún “zarpazo” y que en algún momento no deje
entrar al compañero; ante esta eventualidad, todos los
compañeros deben estar preparados para parar la fábrica.
En primer lugar, hay que
desterrar el prejuicio que tienen muchos compañeros de que
“si la justicia falla en contra no se puede hacer nada”.
Lo primero que hay que explicar
es que el fallo no
está firme y por lo tanto no es aplicable. Esto es lo
que hizo y hace la empresa con los compañeros despedidos,
que hasta que no salieron los fallos de segunda instancia y
quedaron firmes no los acató.
Pero mas allá del argumento
legalista, lo más importante es que los compañeros sepan que la ley y su aplicación son políticas, y esto quiere decir que depende
de la relación de fuerzas entre los patrones, su estado, su
justicia y los trabajadores.
La empresa permanentemente
encuentra excusas para no acatar la ley, y los trabajadores
no deben deben
hacerlo cuando va en contra de sus intereses. Pongamos un
ejemplo bien extremo para clarificar: el Argentinazo, la caída
de De la Rúa. Legalmente había que esperar a que termine
su mandato, pero los trabajadores y el pueblo no aguantaron
más la situación y salieron a las calles con sus reclamos.
La legalidad se quebró y luego acomodaron la ley a los
hechos. La burguesía tuvo que aceptar el quiebre de la
institucionalidad porque la relación de fuerzas era
favorable a los trabajadores y la burguesía prefirió perder algo y no arriesgarlo todo.
Hay que hacerle sentir a FATE y
a toda la patronal del Neumático que si tocan a uno, tocan
a todos, y que se van a parar las tres fábricas.