La
conocí en un asado donde me llevó mi vieja, con mujeres
que estaban lanzando una revista feminista, Todas,
publicada por el PST, donde militaban ella y Martha. Martha
hacía el asado, hablaba bajo y sonaba alto. Fue, además,
una muy reconocida periodista de policiales, oficio que
ejerció durante 15 años en el diario Crónica,
en tiempos de la revista Esto!
Siempre
se definió como feminista socialista, y en su trabajo dedicó
especial atención a la violencia contra las mujeres: “Cuando
las noticias llegan a la redacción, las mujeres ya están
muertas o mutiladas. Lo cierto es que todos los días se
podría llenar un diario con estas noticias. Existe una
especie de anestesia informativa con este delito, como con
tantos otros. Yo siempre sostuve que las noticias que se
publican no son todas las noticias, porque si se publicaran
todas, tendríamos asco ajeno de vivir en esta barbarie”,
contaba en un reportaje. La despidieron de Crónica en el 2001 a causa de un conflicto gremial, pero pocos años
después, en el siguiente gran conflicto del diario, estuvo
en la puerta apoyando la lucha de sus compañeros.
Además
de periodista, era artista titiritera, y en su recuerdo la
biblioteca popular de Necochea 1389, en La Boca, lleva su
nombre.
Martha militó en
el PST, en el viejo MAS, y en los últimos años se había
ligado al nuevo MAS, aportando su experiencia y su camaradería.
En los períodos en que militaba y en los que no, siempre
mantuvo con nuestro partido una cálida y franca relación.
Despedimos en ella a una compañera aguerrida y consecuente
en su lucha por la causa de los trabajadores y las mujeres,
que comenzó cuando contaba apenas 10 años, denunciando en
un pequeño periódico barrial a un prostíbulo vecino donde
golpeaban a las mujeres. Orgullosos de haberte contado en
nuestras filas, hasta el socialismo siempre, querida Martha.