Socialismo o Barbarie, periódico Nº 196, 04/03/11
 

 

 

 

 

 

Violencia de género

Basta de femicidios

Por Marina I.
Agrupación Las Rojas

Las mujeres volvemos a ser noticia de tapa, noticias escalofriantes, que ponen la piel de gallina. Morir quemadas, ése fue ¿el destino? de cuatro mujeres en lo que va de este año. En dos semanas, siete mujeres fueron quemadas por parejas o ex parejas. Tres siguen internadas.

Los maridos o novios de estas mujeres, en todos los casos, dijeron que ellas intentaron suicidarse o que se incendiaron limpiando CDs con alcohol. Ellos llegan al hospital con las manos quemadas manifestando que fue por “haber intentado ayudarlas”…

Todas las excusas y motivos presentados por los asesinos son copias de los casos anteriores. El novio de Fátima, asesinada en diciembre de 2010, dijo que estaba limpiando CDs. La pareja de Ivana, que fuera quemada y falleció en enero de 2011, también dijo que estaba limpiando CDs. El de Carola dijo que ella se roció con alcohol y amenazó con suicidarse, lo mismo que dijo Eduardo Vázquez (baterista de Callejeros) cuando Wanda, su mujer, fue quemada por él. Burdos argumentos, pero por ahora efectivos para que la Justicia al servicio del sistema patriarcal no los condene.

Las mujeres quemadas, no bien son internadas, deben ser inducidas al coma para no sufrir el dolor insoportable que les causan las quemaduras. Nunca más suelen volver a ser escuchadas, no se puede saber por boca de ellas qué es lo que les pasó.

Pero estos crímenes tuvieron avisos: maltrato verbal, menosprecio, encierros, prohibiciones, golpes. Después del asesinato todos empiezan a hablar y cuentan la violencia sufrida por estas mujeres y que muchas veces había sido denunciada ante la Justicia. Y no fueron escuchadas, no fueron vistas, alguien no hizo su trabajo.

Toda la sociedad se horroriza. Morir incinerada es una de las formas más horrendas que se puedan imaginar, es casi impensable…

Y ya no es sólo Wanda, son también Sabrina, Lidia, Betiana, Alejandra, Norma, Carmen, Gladis, Fátima, Vanesa, Dora, Catherine, Verónica, Ivana, Carolina, nombrando sólo las que murieron durante 2010 y lo que va del 2011. Sus edades van de los 17 a los 36 años.

El discurso oficial

Para evitar esta violencia, nos alientan a tener confianza en nuestras fuerzas, a sobreponernos y pedir ayuda, a abandonar al violento. Nos dicen que trabajando estos temas, hablando sobre ellos, vamos a revertir la situación. Es nuestra decisión poder superarla revirtiendo los estereotipos de machismo y discriminación hacia la mujer.

Los éxitos de este discurso son notorios: antes, el asesino era siempre el marido; ahora, ¡cada vez hay más ex maridos! Gracias a las campañas de concientización con que nos educó el gobierno nacional y popular, los asesinos, como ya los abandonamos, para matarnos tienen que tomarse un colectivo. ¡Gracias, Cristina!

Los asesinatos de estas mujeres aparecieron hasta en la CNN, y a la Presidenta parece no haberle afectado mucho que las mujeres sigamos sufriendo atrocidades como éstas. No se la escuchó hacer ningún comentario. La única declaración oficial fue la del presidente del INADI, Claudio Morgado: “Como defensores de los derechos humanos y por nuestro compromiso con este modelo de país inclusivo, democrático y plural, no podemos aceptar que sigan torturando, vejando y matando mujeres víctimas de la violencia de género. Es urgente y no podemos permitir que muera ni una sola mujer más víctima de la violencia de género.”

Sí, Morgado, no lo podemos permitir, pero para que no muera ni una más hay que abrir los ojos a la realidad. 2009: 231 femicidios, 2010: 260 femicidios (fuente: Observatorio de femicidios, Adriana Maricel Zambrano).

Esta es otra característica de la ideología con que el gobierno maneja la violencia hacia los oprimidos. Cuando el gobierno de Formosa asesinó a dos indígenas que luchaban por sus tierras, mandaron a sus compañeros a hablar con Morgado, como si esas muertes hubieran sido un acto de discriminación racial, cuando en realidad son crímenes cometidos por la patronal agraria que quiere extender la sojización apropiándose de las tierras de campesinos pobres.

Con los femicidios, lo mismo: el violento se cree propietario de ella, de su cuerpo, de su vida, de su trabajo. Sólo está llevando a cabo lo que le encomendaron la Iglesia y el Estado en el voto del matrimonio: “se mantendrán juntos, hasta que la muerte los separe”. Pretender que esto se arregla con las campañas de concientización del INADI es creer, como siempre, que el problema lo tienen que resolver las mujeres.

Después de que la Presidenta se notifique de que hay más asesinatos de mujeres en Argentina que en Afganistán, habría que empezar a hacer algo. Por ejemplo, reformar la Ley de Protección Integral de la Mujer, donde no hay una sola medida concreta destinada a ofrecer alternativa de vivienda, trabajo, intervención del Estado en los medios de comunicación donde se promueve violencia sobre las mujeres. Las sanciones al golpeador en esta ley son casi un chiste: “advertencia”, “llamado de atención”; las penas vigentes son las del Código Penal, que sólo condena a los asesinos. No hay penas de reclusión para los golpeadores y violentos. Siguen libres hostigando a las mujeres hasta matarlas, a pesar de las denuncias de las víctimas, de los testimonios de familiares y vecinos, y de las propias amenazas del golpeador.

¿Qué podemos hacer las mujeres y las organizaciones populares?

Las mujeres tenemos que organizarnos para luchar por nuestros derechos, no sólo hacer las acciones individuales necesarias para salir de estas situaciones de violencia: debemos juntarnos y conquistar todos los derechos que nos permitan ser sujetos de nuestra propia vida.

Pero también las organizaciones sindicales, sociales y políticas tienen que comprometerse a apoyar a las mujeres. Los sindicatos tienen que movilizarse y perseguir al golpeador, que les va a tener más miedo del que su víctima le tiene a él. Las organizaciones obreras tienen que luchar por el acceso de las mujeres al trabajo y la vivienda, para que no tengan que depender de ningún psicópata para mantener a sus hijos, así como garantizarles el acceso a protección legal gratuita y la exclusión de los hogares y encierro a todos los golpeadores.

Por eso te invitamos a organizarte junto a Las Rojas a luchar por:

• Basta de femicidios, cárcel a los golpeadores

• Aborto libre legal, seguro y gratuito. Libertad a Romina Tejerina

• Por organizaciones obreras y populares que apoyen los derechos de las mujeres

Por un movimiento de mujeres independiente del gobierno y aliado a las luchas obreras y populares