Socialismo o Barbarie, periódico Nº 197, 18/03/11
 

 

 

 

 

 

Libia

Hay que derrotar la contraofensiva de Gadafi

Por Oscar Alba

La rebelión en el norte de África tiene en Libia un desarrollo desigual al resto de los países como Túnez y Egipto. En esos países, los trabajadores y las masas populares, luego de masivas movilizaciones y huelgas obreras, echaron abajo a los regímenes dictatoriales de Ben Alí y Hosni Mubarak respectivamente.

La situación de la lucha entablada en Libia contra el régimen de Gadafi reconoce actores externos e internos que se mueven política y militarmente en un marco de acción y reacción. Esto es: la acción de las masas contagiadas del proceso abierto con la caída de los dictadores en Egipto y Túnez colocó la posibilidad de la caída de un nuevo bastión del imperialismo y la burguesía árabe de la región: la dictadura de Gadafi.

En sus inicios, la rebelión ganó rápidamente terreno y se hizo fuerte en el Este del país, en la llamada Cirenaica, donde se encuentran importantes puertos petroleros y se asientan sectores tribales importantes. “Hasta ayer las ciudades de Dernah, Al Qubaa, Bayda, y El Marj, entre otras, se mantenían junto con Bengazi en manos de los opositores. Los reportes son efectivamente como indican los testigos: el dictador ha perdido la totalidad del control del Este del país, que es donde se encuentra la mayor cuenca petrolera, el principal insumo de su balanza exportadora.” [1]

Los trabajadores del petróleo y la petroquímica habían paralizado sus tareas. Y en Tobruk, a 140 km de la frontera con Egipto, el general Suleiman Mahumad anunció que sus tropas desconocían la autoridad de Gadafi. En Bengazi, la segunda ciudad del país y principal bastión de la protesta, los manifestantes han tomado por completo el poder, según han podido comprobar reporteros de Reuters. Miles de personas ocupan las calles de esta localidad, situada 1.200 kilómetros al este de la capital, Trípoli, y festejan el fin del poder de Gadafi. “El pasado lunes –ha explicado un abogado que secunda las protestas– un comité de seguridad formado por civiles arrestó a 36 mercenarios contratados por el régimen para aniquilar a los manifestantes. Es uno de los autodenominados "comités populares" con los que los ciudadanos del este de Libia están intentando organizar la vida pública.” [2]

En aquel momento la ofensiva de las masas llegó a los suburbios de Trípoli, la capital del país. La segunda ciudad en importancia, Bengazi, fue tomada por los rebeldes al igual que otras ciudades. Gadafi, que respondió masacrando a los manifestantes, vio en pocos días cómo se dividía su ejército y funcionarios de su gobierno se pasaban a la oposición, hechos que fortalecieron al movimiento contra el gobierno.

El imperialismo yanqui y los gobiernos europeos se limitaron, en un primer momento, a reclamar el cese de la represión. Pero en ningún momento pidieron que Gadafi se fuera del gobierno, como ocurriera anteriormente con Ben Ali y con el propio Mubarak. También amenazaron y reclamaron a la Organización de Naciones Unidas (ONU) sanciones económicas para el régimen de Gadafi que nunca se concretaron. A medida que la crisis política y militar se profundizaba, los gobiernos de la Liga Árabe solicitaron la intervención de la ONU. Y Obama y el imperialismo comenzaron a barajar la intervención militar de las fuerzas del Tratado del Atlántico Norte (OTAN) En tanto, se constituía en el campo rebelde un Consejo Nacional Interno de Transición tendiente a dirigir la resistencia y funcionar como gobierno provisorio.

Las fuerzas rebeldes no constituyen una fuerza homogénea. Por un lado, se encuentran los sectores del ejército que rompieron con Gadafi y por el otro las milicias populares cuya organización es irregular. Están constituidas por jóvenes que se agrupan, consiguen armamento, más precario que las armas del ejército leal a Gadafi, y salen a pelear durante el día volviendo a sus casas o barrios por la noche sin una disciplina férrea. El Consejo Nacional opositor, a su vez, está conformado por sectores que rompieron con Gadafi, e inclusive hasta hace poco encabezaban la represión de régimen como es el caso del ex ministro del Interior Mohamed Fatah Yamis, fundador de las fuerzas especiales de Gadafi. Y mientras quien encabeza el Consejo Nacional Interno, Mustafá Abdel Kalhil, tendió a la negociación para la salida del dictador, el segundo hombre de dicho Consejo, Abdel Hafez Ahogan, rechazó cualquier tipo de amnistía.

Derrotar la contraofensiva del régimen

La actual contraofensiva de Moamar Gadafi recuperando ciudades y puertos que se encontraban en manos de las fuerzas rebeldes tiene un curso reaccionario destinado a terminar con la rebelión de las masas libias y aquietar las turbulencias de la situación política en otros países del mundo árabe. “El 28 de febrero, sin embargo, empezó la contraofensiva del régimen con el sitio de Zawiya y una campaña sobre el Este a partir de Sirte. Durante casi dos semanas, el corredor entre los puertos petroleros de Ras Lanuf y Brega se convirtió en el escenario de avanzadas y retiradas, en las que los voluntarios rebeldes se las arreglaron para resistir el ataque de fuerzas muy superiores en términos de armamento.” [3]

Las causas de la actual contraofensiva de las fuerzas leales a Gadafi que están logrando avances importantes al recuperar terreno se asienta en la hipócrita política imperialista y sus socios europeos y árabes, y en las limitaciones de la resistencia popular.

Obama ha oscilado entre el reclamo del cese de la represión y la intervención militar.

La propia Hilary Clinton se reunió el lunes por la noche con Mahomud Jibril, referente político de los rebeldes. Pero todo es una mascarada seudodemocrática de los yanquis. Lo que el imperialismo busca es terminar con la rebelión de las masas en los países árabes y no echar a los dictadores. Arabia Saudita y los Emiratos Árabes Unidos, fieles a este objetivo, han enviado tropas militares y policiales entrando a Bahrein, donde la monarquía de Hamad Ben Issa al Kalifa ha decretado el estado de emergencia para contener las movilizaciones que allí, desde hace dos meses, cuestionan también el régimen monárquico. La Unión Europea se divide entre la intervención de la OEA y el reconocimiento del gobierno provisorio, como es el caso de Francia. Pero ninguno de los gobiernos burgueses busca el triunfo del pueblo libio.

Ahora más que nunca se hace necesario frenar y derrotar la contraofensiva de Gadafi y esto solo puede estar en manos de los trabajadores y las masas libias que lleven adelante una política independiente. Más que nunca la bandera de ¡Fuera Gadafi! debe encabezar esta heroica lucha a la cual los socialistas revolucionarios damos nuestro apoyo.


Notas:

1. Socialimo o Barbarie Internacional 24/02/11.

2. Idem.

3. Témoris Greco, El Periódico 13/03/11.

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