Socialismo o Barbarie, periódico Nº 197, 18/03/11
 

 

 

 

 

 

Córdoba: para enfrentar los planes de la rectora y el gobierno nacional y provincial

Es necesario retomar el camino de la lucha

Por Adrián Peryam

El año 2010 fue un año distinto para los estudiantes cordobeses, puesto que significó su vuelta a las calles, a la par de los secundarios de la Ciudad de Buenos Aires.

El reclamo estudiantil era similar: mejores condiciones edilicias y más presupuesto para la Educación, pero con el agregado de que en Córdoba el estudiantado en todos sus niveles se enfrentó al intento de Schiaretti de votar la nueva Ley de Educación Provincial.

El conflicto educativo a lo largo del semestre pasado contó con grandes movilizaciones, una veintena de escuelas de todos los niveles y algunas facultades tomadas. Las movilizaciones fueron muy grandes, muy intensas, que incluso lograron congregar a más de 10.000 personas.

La votación de la Ley se realizó a mediados de diciembre en medio de una brutal represión. Tanto el bloque legislativo del gobernador, como el bloque de legisladores K votaron esa Ley que adapta, todavía más, la educación pública a las necesidades de los empresarios y permite la intromisión de las Iglesias en la educación, lo cual empezó a generar un debate de cómo se debía seguir.

Que se haya votado la Ley en diciembre puso un desafío inmenso al movimiento estudiantil que debía responder a este ataque ya sin clases y por ende viendo cómo el gobierno provincial utilizaba el verano para arreglar la mayor parte de las escuelas que fueron tomadas y de esta forma intentar que el estudiante no se levante justo en un año de elecciones.

No obstante el accionar del gobierno, producto de la movilización estudiantil, aunque sin descuidar el costado electoral, se convirtió en necesaria la discusión de cómo se logra frenar la aplicación de esta ley y cómo se la tira abajo.

Cuando todo parecía que quedaba en el olvido, se vuelve a poner de pie lentamente la asamblea interestudiantil, que en varias reuniones en febrero volvió a contar con más de 100 estudiantes de los distintos niveles, y en algunas de las instituciones que mantuvieron el duro conflicto del semestre anterior, como la Facultad de Filosofía de la UNC.

Indudablemente estas primeras reuniones marcan que el estudiante no se dio por derrotado y tiene intenciones de continuar, que la sanción de la LEP, y el levantamiento de las tomas no implicaba un levantamiento de las luchas.

Los debates hoy giran en torno a la estrategia a seguir de cara al movimiento estudiantil, si éste debe volver a las aulas y “volver a conformar conciencia” sobre lo que se quiere hacer con la Educación, o como venimos propiciando desde el Nuevo MAS, de sacar balance de la experiencia del año pasado y ver cómo retomamos el camino de la lucha junto a los cientos de estudiantes que muestran su voluntad de salir a pelear.

La UNC “progresista” y su Universidad inclusiva

Desde que se firmó el acta de mutuo acuerdo con la gestión de Filo para que se levantase la última toma, se sabía que desde la gestión de la Universidad y la Facultad no se iba a hacer mucho para cumplir con ello.

Acorde a los tiempos que corren, el acuerdo se arrancó para destrabar el compromiso y aún hoy todavía las promesas firmadas están en estado de espera o con sanciones que van en sentido contrario a lo que los estudiantes deseamos.

Indudablemente que el levantamiento de la medida de fuerza a fines de noviembre, no daba la posibilidad de mantener la exigencia de cumplimiento  en ese mismo momento por la cercanía de exámenes, el fin de año y las vacaciones.

En este tiempo, el gobierno de la Universidad y el de la Facultad, ambos enrolados dentro de las filas del progresisimo K,  logró avanzar en una Universidad no tan pública ni tan popular en varios aspectos:

Se deja cesante a un docente nucleado en ADIUC (docentes universitarios) y se llama a concurso a muchas de las cátedras de los miembros de la directiva del sindicato, que es opositor a la gestión. Se aprueba un proyecto de Parque Científico y Tecnológico en el cual la Universidad dispone de espacio físico y recursos para que empresas se instalen dentro de la Ciudad Universitaria con mano de obra conformada por docentes, egresados y pasantías estudiantiles. Dentro de esta normativa también se establece que las mismas deben dictar posgrados y pagar cánones a la Universidad que deben ser destinados al sostenimiento de este Parque Científico. Junto con esto, se empiezan a discutir homologamientos de planes de estudio, sobre todo en Filosofía, acorde los lineamientos del CONEAU, que este año “visita” la UNC.

Esta política llevada adelante por la kirchnerista Scotto y su manga de chupamedias, con la complicidad de la Franja Morada y los ex independientes devenidos K de La Bisagra, quieren barrer la basura bajo la alfombra, votando una quita de la contribución estudiantil, que en algunas facultades era obligatoria y en otras no existía, pasando a una “contribución voluntaria en todas las unidades académicas”. La Bisagra quiso presentar estos cambios cosméticos como un triunfo por la gratuidad de la enseñanza y lo enmarcan dentro de los logros del gobierno nacional y su aumento presupuestario. Frente a esto, desde la asamblea de estudiantes de Filo nos movilizamos, realizamos un corte de calle en defensa del delegado perseguido e irrumpimos en la sesión del Consejo Superior que derogaba la contribución, para mostrar una posición independiente.

Esta irrupción logró que el debate por la contribución no sea canalizado 100% por el scottismo, sino que los medios de comunicación, (presentes en forma masiva frente al acontecimiento al que calificaron como histórico) hayan tenido que hacer notar que un sector de la izquierda e independientes tenían una posición contraria, que no quieren ni contribución voluntaria, ni contribución obligatoria y sí una Universidad  financiada íntegramente por el Estado, sin intromisión de las empresas en la Educación Pública.

Es necesario volver a la lucha

Este es el escenario con el que nos encontramos de cara al inicio de clases. Un estudiantado que tras la votación de la Ley y tras la levantada de la toma no se ha desorganizado y sigue viendo la forma de enfrentar a una gestión universitaria que sin querer sacarse la máscara progre sigue avanzando en ir a fondo con las leyes educativas vigentes.

Esto en Filo se traduce en distintas conclusiones de lo que se debe hacer y los debates son muy duros por los distintos balances que se extrajeron del durísimo conflicto del semestre anterior.

En ese sentido, hay organizaciones que plantean que la gestión de la Universidad y de la Facultad están fuertes y por consiguiente los estudiantes no saben bien de qué se trató el conflicto del semestre anterior. Si bien estas no son las palabras concretas, es el espíritu de lo que viene planteando un nucleamiento político que tiene como cabeza a la Agrupación Enrique Barros. Esta agrupación, junta a otras, viene pregonando distintas actividades para “concientizar” pero diluyentes a la hora de pensar en cómo salir a enfrentar al gobierno de la Universidad.

Algo similar es sostenido por el PTS, que primero decía que “no se le podía explicar a los ingresantes cómo luchar, ya que habían participado de la heroica lucha que dieron el año pasado”, cambiando de la noche a la mañana para sostener: “los chicos que están entrando a la Universidad preguntan qué pasó el año pasado, entonces hay que explicarles”.

Al parecer para estas corrientes, las movilizaciones de 8.000, 10.000 personas del año pasado se olvidaron tras las pintadas de las escuelas por parte del gobierno. Tampoco parecen ver que en estos mismos momentos hay varios colegios que se han vuelto a tomar por parte de los secundarios puesto que no se realizaron en esas escuelas  las obras de infraestructura prometidas.

Es necesario que los estudiantes volvamos a discutir planes de lucha con acciones concretas que nos permitan recuperar la iniciativa política y ser nosotros los que marquemos la cancha a la gestión, con la exigencia de que se cumpla todo lo firmado, y todo nuestro pliego de reivindicaciones. Al mismo tiempo que tenemos que ver cómo se incorpora un programa real para enfrentar la instalación del Parque Científico y Tecnológico y el avance de las leyes educativas en la Educación Pública.

Ya quedó demostrado que ante cada avance nuestro la gestión tuvo que retroceder, como pasó con el pronunciamiento de la Universidad frente a la LEP, donde en un momento clave de cara a la votación de la Ley le arrancamos a la Universidad un pronunciamiento en contra ésta, a la que siguen apoyando.

Las asambleas no decrecen en cantidad de gente, hay una experiencia acumulada con la gestión, se han incorporado ingresantes que el año pasado tomaron escuelas: no podemos volver atrás, tenemos que ver cómo se sigue la lucha, porque si retrocedemos en este momento estamos desaprovechando una oportunidad tanto para que se cumplan los acuerdos firmados como para enfrentar la embestida actual.

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