Alrededor del 9 de marzo, un mural realizado por los compañeros
del PO en la puerta de Bellas Artes de La Plata que
reclamaba justicia por Mariano Ferreyra, apareció tapado
casi íntegramente por pintura roja con el dibujo de un pez
arriba. Es sabida la identidad del autor, porque es la
segunda vez que atenta contra este mural. En noviembre del
2010, cuando el mural aún estaba fresco, le estampó un pájaro
gigante de esos que se ven cada vez más seguido en las
calles de la ciudad.
Este represor visual, que se hace llamar Luxor, puso su
cara en la tapa de los folletos de la "Bienal"
kirchnerista que el activismo de Bellas Artes enfrentó el año
pasado, una pseudo fiesta del arte a la que se obligaba a
participar desde las cátedras y que tenía como único fin
celebrar la visita de los rectores del país y Kristina,
mientras los estudiante de Capital Federal y Córdoba
tomaban colegios y facultades por presupuesto y condiciones
edilicias.
Contando con el auspicio y el apoyo económico de las
autoridades de la facultad y la universidad, Luxor se dedicó
todo el año pasado a hacer murales allí donde siempre hubo
pintadas de la izquierda o afiches de bandas de rock, en los
espacios usados por los sectores populares para la
comunicación callejera. Pero una vez allí, sus murales se
vuelven "intocables", protegidos por el aura
inmortal de su arte posmoderno, y pone el grito en el cielo
cada vez que alguien quiere volver a usar ese espacio como
siempre lo pudo usar cualquiera. De pronto Luxor reclama
todas las paredes como propias.
Es por eso que este barón de las paredes, pichón de los
decanos, está atacando sistemáticamente el mural que los
compañeros de Bellas Artes que militaron junto a Mariano
pintaron en su homenaje, símbolo de la lucha por justicia
que venimos llevando desde el mismo 20 de octubre, lucha por
la que jamás movió
un dedo este personaje. De hecho, recordamos muy bien que el
mismo día del asesinato, cuando pasábamos por cursadas
convocando a la marcha, lo vimos pintando la pared del
edificio nuevo de Bellas Artes, esa pared que custodia la
policía diciéndonos que no se puede pintar... pero él
parece que ya tiene el tema arreglado. Cuando hasta sus
auspiciantes dieron asueto por el crimen, él siguió
trabajando, a la manera de un carnero, para embellecer a la
gestión, financiado por ella y con el aval de la policía.
Lo peor de todo es que este provocador se defiende
diciendo que está "recuperando espacios públicos",
llenando de arte la ciudad, como por mandato de Santa Marta
Minujín. ¿Pero para quién los recupera, más que
para él mismo, si cada pared que toca se vuelve intocable?
¿Para qué los recupera, si cambia pintadas de
lucha, e incluso murales artísticos de lucha, por pájaros
y peces sin ninguna propuesta? Para responder esto, hay que
recordar con qué medios, con el auspicio de quién y
protección de quiénes opera este agresor. Asistimos al
caso de un mediocre artista funcional a los propósitos del
gobierno universitario y municipal de proscribir la voz del
pueblo, los estudiantes y la izquierda, en sintonía con la
proscripción política de Kristina en las elecciones. En
quien de manera cada vez más consumada, vemos a un
funcionario, un represor visual, un burócrata del arte
callejero.
Nos solidarizamos una vez más con los compañeros del PO,
y nos ponemos a disposición para restituir a esa bandera de
lucha que es el mural, bandera que queremos que flamee en
esa pared hasta que Pedraza y su pandilla se pudran en la cárcel
y se termine la burocracia de la Unión Ferroviaria, y para
poner al arte de los estudiantes y los artistas
comprometidos, no con los mandatos de los decanos y policías,
sino con la lucha y la organización de los explotados y
oprimidos.