Socialismo o Barbarie, periódico Nº 198, 01/04/11

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Chile: intervención de Nico

“Se empezó a cerrar un ciclo político”

Tenemos el enorme desafío de construir una corriente socialista y revolucionaria en el Chile capitalista neoliberal de hoy. Es un gran desafío, pero tenemos enormes perspectivas. En el 2008 y 2009 se empezó a cerrar un ciclo político, el del proyecto de la Concertación de Partidos por la Democracia, que es un conglomerado social-liberal de la Democracia Cristiana, el Partido Socialista y otros partidos menores, y el PC que funciona como furgón de cola.

Había un movimiento de masas importante desde la crisis del 82, que llevó el desempleo al 30%, y ahí comenzó la resistencia al régimen. En el 86 hubo un ascenso de masas que anunció la caída del régimen. Esto es importante decirlo, porque la salida de Pinochet no fue una cuestión sólo por arriba, fue una respuesta de la burguesía ante el peligro del movimiento de masas, y eso fue la Concertación: ante la deslegitimación de la dictadura, la Democracia Cristiana y la burguesía armaron este proyecto, y Pinochet convocó al plebiscito.

Después pasaron Frei, Lagos y Bachelet, y lo que llegó fue Piñera, una piraña capitalista. Entonces no alcanza con pelear por salarios, hay que destruir esa porquería de la Concertación. Hay un trabajo militante, político, para hacer, la crítica de la transición a la democracia, y la izquierda no lo hace.

¿Cómo empieza a terminar ese ciclo político? El ascenso de masas se reinstitucionalizó, y hubo un desgaste de la Concertación, y eso explica el triunfo de la piraña. Él no sacó más votos que antes, sino que la Concertación perdió votos. Esto hizo que la burguesía más reaccionaria, y es una burguesía que tiene un ejercicio de lucha contra el movimiento de masas. Al mismo tiempo, estamos entrando en otro ciclo que no es todavía de rebelión popular, es un proceso de transición hacia una mayor polarización social y política: por una parte tenemos un gobierno ultrarreaccionario y por otra parte tenemos la rebelión en Magallanes.

Tuvimos un terremoto de 8,9 y un tsunami, que como dijo nuestra corriente acerca del terremoto de Japón, no es sólo un fenómeno natural: impacta en forma desigual sobre una sociedad desigual, los dos millones de damnificados no son de las clases altas.

¿Qué hizo el gobierno? Mandó diez mil militares con tanques y bombas lacrimógenas a dar “respuesta” a las necesidades de la población… Había un chiste gráfico que lo expresaba bien: aparecía un tipo con una metralleta y decía “Arriba las manos, ayuda humanitaria”. El terremoto fue un sábado. Pasó el fin de semana y desde el gobierno no llegaba ninguna ayuda, la gente dormía en la calle y no tenía nada para comer, estaban sin luz, sin agua, y Concepción es una ciudad de dos millones de habitantes y con tradición de lucha. Llegó el lunes y la gente se fue a las calles a sacar de los supermercados lo que necesitaba. Lo desastroso fue que la izquierda, como el PC, se hizo eco de la propaganda de los medios que mostraban un tipo llevándose un plasma del supermercado, y se ponían en contra de los saqueos. La CUT, que es una burocracia repodrida, llegó a un acuerdo con las patronales para frenar las luchas contra los despidos generados por el terremoto y la izquierda tampoco dijo una palabra sobre ese acuerdo, ni siquiera el PTR [Partido de Trabajadores Revolucionarios, de la Fracción Trotskista - CI]. Por ejemplo, toda la izquierda organizó la solidaridad obrera, mandar cosas para los damnificados, pero eso no es una respuesta porque la Iglesia hacía lo mismo y mandaba diez veces más cosas. ¿Cómo debía expresarse la solidaridad obrera? Paro general y expropiar los supermercados, porque las cosas están allí, no hace falta mandarlas desde Santiago. Y esa discusión no la dio nadie. Así que, compañeros, hay una necesidad y una oportunidad de construir la corriente allá en Chile.