Socialismo o Barbarie, periódico Nº 198, 01/04/11

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Una polémica en el movimiento estudiantil

Por una reivindicación clasista
del 24 de marzo

Por Carmina Rot y Pablo Furst

Para los activistas y militantes del movimiento estudiantil, el 24 de marzo nos plantea los debates alrededor de su significado y actualidad. Está la denuncia al gobierno K que se llena las manos de sangre con los Insfrán y los Pedraza, que mantiene a la burocracia sindical cómplice de la dictadura y a miles de efectivos de la dictadura en función, que proscribe a la izquierda y judicializa a los luchadores. Está la pelea por barrer a la burocracia de los sindicatos, el juicio y castigo a los asesinos de ayer y hoy, contra la proscripción a la izquierda y por la libertad de todos los presos políticos. Y está además la experiencia revolucionaria de la clase obrera que se cierra con el golpe del 76.

A los revolucionarios nos interesa dar la pelea porque el movimiento estudiantil se apropie de la experiencia militante de este período y pueda extraer las conclusiones políticas que nos permitan avanzar hacia un cambio radical de la sociedad. Más cuando el gobierno intenta vaciar de contenido el 24 volviéndolo una fecha testimonial, el “Día de la Memoria”, y que nos quedemos hablando del horror de los centros clandestinos de detención… Por todo esto, queremos señalar algunas discusiones que se dieron en el marco de la pelea que dimos por afirmar el punto de vista clasista sobre el 24 de marzo en el IUNA.

La pelea por la posición clasista del 24

El Encuentro Memoria Verdad y Justicia pidió a los activistas del IUNA que realizaran una intervención artística de cara a la movilización del 24. Había entre las corrientes un acuerdo general en marchar con el Encuentro. Para realizar la intervención, varios activistas y el PTS impulsaron una comisión en donde discutieron realizar un muñeco con tres cabezas de buitres que representaran el Estado, la Iglesia y los milicos. Más allá de esta iniciativa correcta, vimos que no había un pronunciamiento político de conjunto y por eso decidimos participar en la comisión con la propuesta de acercar a los estudiantes del IUNA un comunicado alrededor del significado del 24 de marzo, denunciando la hipocresía del gobierno K y convocando a marchar con el Encuentro.

En un primer momento nos encontramos con una cerrada negativa a llevar adelante la discusión por parte del PTS, que al llegar a la reunión nos dijo: “¿qué hacen acá?”, “empezamos a trabajar hace dos semanas… ustedes no están participando”. A pesar de la negativa, impulsamos la propuesta y terminamos escribiendo el comunicado con activistas de la sede de Dramáticas y el PTS. Luego lo llevamos a discusión al conjunto de la comisión y la mayoría estuvo de acuerdo con lo escrito. En el siguiente Encuentro la negativa del PTS fue total, al punto de impedir que se discutiera con los activistas.

Llevamos la propuesta a la Asamblea Interdepartamental para que se discutiera entre los estudiantes, reafirmando la posición clasista que expresaba el comunicado y proponiendo las consignas con las cuales marchar el 24. Frente a esto, las corrientes (PO, PCR y PTS) sostuvieron que un comunicado no podía ser discutido en una asamblea y que, como “lo habíamos escrito nosotros”, teníamos que armar una comisión de cinco, uno por cada departamento, que redactara un volante nuevo para darle “una expresión de conjunto”. En vez de discutir los ejes políticos de la convocatoria en la asamblea con los estudiantes, se dejó la iniciativa en manos de una comisión que denunciamos como burocrática, la cual terminó siendo una “mesa chica” de las corrientes discutiendo en un bar. Casi al finalizar, PO sostuvo oportunamente que había que discutir los ejes, no por la necesidad de dar una expresión política de conjunto a los estudiantes sino porque “después nos íbamos a arrancar los pelos entre nosotros”. En esa discusión las corrientes defendieron dejar de lado la perspectiva clasista del 24 de marzo. Y a la hora de resolver las consignas por las cuales marchar, el PTS planteó que no era necesario votarlas porque ya habíamos decidido ir con el Encuentro, y por eso las consignas eran las consignas del Encuentro. A esta posición se sumaron las otras corrientes.

Finalmente, lo que salió de la comisión fue lo mismo que se había escrito antes pero suprimiendo el punto de vista clasista: la referencia a la experiencia revolucionaria de la clase obrera en los 70 y la postura de que la mejor manera de recordar a los 30 mil desaparecidos era retomar su lucha por el cambio radical de la sociedad.

La política oportunista y sectaria del PTS

Si la actividad por el 24 que había surgido por la propuesta del Encuentro, Memoria, Verdad y Justicia era una actividad de frente único, y el PTS en su periódico llamaba a “redoblar el frente único”[1] con las miles de organizaciones, en vistas del acto del 24, la acción concreta del PTS en el IUNA fue en un sentido opuesto, sectario y oportunista. Sectario por su cerrada negativa a dar la discusión política en la comisión por el 24, queriendo apropiarse de una actividad de frente único al poner en duda que nosotros pudiéramos participar porque no estuvimos desde el primer momento. Y oportunista porque no sólo no defendieron lo que ellos mismos habían escrito, diciendo que lo habíamos escrito nosotros, sino porque se adaptaron a la propuesta de patear la discusión a una comisión burocrática con tal de que la iniciativa no saliera de la asamblea.

A esto se suma el accionar por borrar el carácter clasista del 24 de marzo, con el argumento de que “los 30 mil no fueron todos revolucionarios”. Para nosotros no se trata de un problema de números, sino más bien de reivindicar lo que expresaba la pelea del conjunto de los detenidos y desaparecidos como parte de un mismo proceso histórico de la lucha de clases. La postura del PTS sería consecuente si el PTS caracterizara que el proceso de los 70 no fue un proceso revolucionario. Pero, en una de sus más importantes elaboraciones teóricas sostienen desde el primer momento que La valoración de la experiencia revolucionaria, decisiva en la historia argentina que se desarrolló entre el Cordobazo y el golpe militar de marzo de 1976, no puede dejar de ser una tarea militante”[2]. A la luz de los hechos, el PTS no da la pelea por aprovechar el 24 de marzo para reivindicar la experiencia revolucionaria de la clase obrera junto a amplios sectores estudiantiles en los 70 y milita para que ese carácter no se exprese.

Por último, flaco favor le hacen al movimiento al decir que no hace falta discutir ni votar las consignas con las cuales marchar. No basta con que las cosas ya estén cocinadas “desde arriba”, sino que una de las obligaciones de las corrientes que se reclaman revolucionarias es llevar los debates a los estudiantes y activistas, propiciando la politización y la organización de los compañeros. El PTS prefiere dejar de lado la discusión política con tal de realizar una actividad (la intervención del 24) que le permita justificar una agenda propia para propagandizarse. Llamamos a los compañeros a revisar este uso instrumental del movimiento que en nada hace avanzar a los compañeros y al movimiento estudiantil en un sentido clasista y revolucionario.


[1] LVO N° 417.

[2] R. Werner, F. Aguirre, Insurgencia Obrera, “Presentación”.