En el marco del Congreso y en el “documento para el
debate”, la CTA no dejó de autoproclamarse
“clasista”. Todas las intervenciones estuvieron
impregnadas de una retórica “independiente” y por
supuesto “luchadora”, en primer lugar las de De Gennaro
y Micheli.
Desde el Nuevo MAS sostenemos la necesidad de la
construcción de un nuevo movimiento obrero independiente de
todas las variantes políticas de las patronales. Esta es la
única forma en que los trabajadores pueden luchar
consecuentemente por sus propios intereses.
Para la CTA, “clasismo” no es nada parecido a la
organización política independiente de nuestra clase. Los
“clasistas” Micheli y De Gennaro invitaron con honores
al Congreso de la CTA a… Alfonsín. Fue tan escandalosa la
presencia del invitado de Micheli que gran parte del
Congreso empezó a cantar “que se vaya, que se vaya…”
A nadie se le escapa que este personaje representa, tal
vez mejor que ningún otro, a la Unión Cívica Radical, uno
de los principales partidos capitalistas de la Argentina. A
esto se reduce el slogan de la burocracia de la CTA “ni de
los partidos, ni de los patrones”: a llevar la Central
detrás de lo más granado de la política capitalista del
país y tratar de mantener la organización de los
trabajadores lo más alejada posible de las organizaciones
políticas obreras. A esto se reduce el “clasismo”
michelista.
Frente a esto, a nadie le puede sorprender las adhesiones
al Congreso de personajes políticos burgueses como Pino
Solanas, Luis Juez, Ocaña y Gustiniani. Dime con quién
andas y te diré quién eres.