Socialismo o Barbarie, periódico Nº 199, 14/04/11

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El PO y el PTS dividen la lucha contra la proscripción

Abran el frente para que ingrese
el Nuevo MAS

Por José Luis Rojo

“La democracia burguesa, pese a ser un gran avance histórico en comparación con el medioevo, sigue siendo siempre –y no puede dejar de serlo bajo el capitalismo– estrecha, truncada, falsa e hipócrita, un paraíso para los ricos y una trampa y un engaño para los explotados, para los pobres” (V.I.Lenin, “La revolución proletaria y el renegado Kautsky”).

El sábado 9 de abril se realizó la tercera reunión de la izquierda para discutir la posibilidad de un frente de cara a las internas del 14 de agosto y las elecciones de octubre. En esa reunión, lamentablemente, dominó un criterio completamente oportunista por el cual una de las principales organizaciones de la izquierda independiente en la Argentina, nuestro partido, fue dejada al margen de ese posible frente. El único criterio fue la caducidad de la legalidad nacional de nuestra organización impuesta por la justicia electoral de este régimen antidemocrático de la clase capitalista.

¿Divide y reinaras?

Esto es un desastre en varios sentidos. En primer lugar, por el simple hecho que de esta manera, lo que debería ser un frente único de lucha contra la proscripción de la democracia capitalista K queda roto al quedar afuera una de las organizaciones de la izquierda de nuestro país. Algo que resta y debilita en la pelea contra el intento de proscripción K.

En segundo lugar, por el criterio considerado. Desde el inicio de las conversaciones nuestro partido insistió en que dos aspectos debían presidirlas. Por un lado, que era insoslayable sacar de inmediato una campaña pública del posible frente que planteara una férrea denuncia a la avanzada proscriptiva del régimen ,producto de la aplicación de la ley electoral K. Lamentablemente, el PO y las fuerzas que lo acompañan, se opusieron cerradamente en las tres reuniones en las que participamos antes que nos echaran –en los hechos– de ese ámbito [1].

Por otro lado, la única explicación de esta actitud es que el PO, IS y el PTS encararon la campaña por su legalización de una manera estrechamente electoralista, sin dar una pelea política en regla contra este avance antidemocrático del régimen contra la izquierda. Un ataque que es parte de otros como el propio asesinato de Mariano Ferreyra, la persecución judicial a los delegados obreros independientes, etcétera.

Un criterio sin principios

Pero esto no es todo. El PO y sus socios se negaron a llevar adelante una pelea en común contra el intento proscriptivo –reiteradas veces propuesta desde el nuevo MAS– porque privilegiaron el criterio sin principios de utilizar las legalidades que una u otra corriente podría alcanzar en función de dirimir las relaciones de fuerzas al interior de la izquierda.

En vez de dedicar el centro de sus esfuerzos a la pelea antiproscriptiva, estas corrientes tuvieron el criterio de alcanzar cada una por separado su legalidad para hacer valer la falta de ésta a sus adversarios políticos dentro de la izquierda. Un criterio propio de la democracia patronal y una aberración sin principios, ya que al interior de la izquierda la tradición es la defensa incondicional de la participación de toda corriente que lo quiera hacer.

Como decía Lenin acerca de qué procedimientos son admisibles en la izquierda revolucionaria y cuales no: “La conclusión es clara: negar los compromisos ‘por principios’, negar la legitimidad de los compromisos en general, cualesquiera que sean, es una puerilidad que incluso es difícil de tomar en serio. El dirigente político que desee ser útil al proletariado revolucionario debe saber distinguir los casos concretos de compromisos inadmisibles y que son expresión de oportunismo  y de traición; debe dirigir contra tales compromisos concretos toda la fuerza de la crítica, todo el peso de un desenmascaramiento implacable y de una guerra sin cuartel (…)” (V.I.Lenin, El izquierdismo, enfermedad infantil del comunismo).

Desde el nuevo MAS creemos tener el criterio que enseñaba Lenin. Consideramos que cada corriente tiene el derecho de buscar su legalización, y que la participación electoral es una necesidad insoslayable en la medida en que los trabajadores sigan creyendo en el voto y la democracia patronal.  También nos parece natural que cada corriente pretenda hacer valer, hasta cierto punto, frente a las demás, el alcance de cada partido en materia constructiva en todos los ámbitos, incluido el reconocimiento legal.

Pero de lo que estamos completamente en contra, y configura un accionar sin principios que rompe con toda la tradición del marxismo revolucionario, es considerar ese reconocimiento de la justicia burguesa como único criterio para dirimir la pugna al interior de la izquierda. Esto es un escándalo que reproduce en el seno de la misma izquierda los argumentos de los kirchneristas: “No llegan ni al 2%, no tienen derecho a existir”.

Este criterio crudamente oportunista es una aberración hasta por el hecho de que ninguna organización revolucionaria que se precie de tal se va a morir por carecer en alguna oportunidad de inscripción electoral. Tampoco se va a resolver ninguna relación de fuerzas por el aspecto más superestructural de la vida política [2].

Administrando la misma medicina que los k

Así las cosas, lo que ha quedado es una orientación groseramente oportunista y aparatista, que sólo logra dividir el frente único de lucha contra la proscripción.

La interna del 14 de agosto todavía no está reglamentada. Ni siquiera se sabe si se va a hacer realizada. Pero lo que sí está claro es que en caso de que se ratifique, y de que su reglamentación sea el escenario proscriptivo que se adelanta, la pelea por superar sus límites proscriptivos se verá debilitada ante esta escandalosa posición del PO y su comparsa de “proscribir” ellos, a su vez, la participación del Nuevo MAS en el eventual frente.

Todo esto suena más escandaloso cuando los “proscriptos” somos la única organización de la izquierda que puso en la calle una campaña política militante específica contra el intento de proscripción del gobierno de Cristina. Con afiches, volantes y mesas colocadas en esquinas y estaciones del gran Buenos Aires y Capital, nuestros compañeros y compañeras explicaron a miles de personas el significado reaccionario de la reforma electoral K, lo que nos permitió la adhesión y/o afiliación de miles de compañeros jóvenes y trabajadores.

Por nuestra parte, las cosas son claras. El Nuevo MAS va a redoblar en las próximas semanas la campaña contra la proscripción y seguirá adelante en la pelea por conseguir la habilitación del partido, más allá del tiempo que lleve esta tarea.

Pero, al mismo tiempo, no dejaremos de dar una dura lucha política en la vanguardia explicando las razones de este escandaloso comportamiento del PO y el PTS. Una conducta que es una verdadera marca registrada de estas organizaciones que sistemáticamente actúan separando, dividiendo y rompiendo cualquier fenómeno progresivo de la realidad en función de los intereses de construcción de su propia secta, nunca los de la clase obrera y la vanguardia trabajadora en su conjunto. No hace falta ir más lejos para recordar cómo desconocieron el llamado de la asamblea de los obreros de FATE a enfrentar de manera unificada a las dos fracciones de la burocracia de la CTA.

Todavía están a tiempo

De todos modos, hasta el cierre definitivo de los plazos hay todavía tiempo y mucha agua puede correr bajo del puente. El PO y sus acompañantes han salido a decir que el acuerdo que firmaron es “histórico”. Por nuestra parte pensamos que, como están las cosas, no es más que una cooperativa electoral. Esto no significa desconocer que el frente será seguramente bien visto entre sectores de la vanguardia. Pero también estamos seguros  de que el método sin principios con que se ha constituido no dejará de tener sus consecuencias.

En todo caso, el PO, el PTS e IS están todavía a tiempo de retroceder frente a la aberración que están perpetrando. Deben reabrir la discusión entre ellos y nuestro partido para ver la posibilidad de no dividir la pelea contra la proscripción. En caso de no hacerlo, caerá enteramente sobre ellos la responsabilidad política por esta bochornosa exclusión del nuevo MAS.


Notas:

1. El PO sólo hizo campaña por “los derechos políticos del PO”, y el PTS encaró la actividad de afiliación como mero hecho “administrativo”, sin ninguna consigna política que la presidiera.

2. El PTS, mientras cacareaba que “las elecciones no nos interesan”, fue la organización que se comportó de manera más vergonzosa y electoralista en la negociación. Llegaron a manifestar que “las organizaciones que no tuvieran legalidad nacional” ni siquiera podían inscribir su nombre en la boleta del eventual frente. Cuatro años atrás actuamos con un criterio diametralmente opuesto con IS, que no tenía legalidad nacional y participó en igualdad de condiciones con el PTS y nuestro partido, en el contexto del Frente.