Socialismo o Barbarie, periódico Nº 199, 14/04/11

Artículos anteriores

en el país

movimiento obrero

¡ya basta!

las rojas

por el mundo

 

 

 

 

 

 

 

 

La pelea contra la ley electoral proscriptiva

Por si a alguien le queda alguna duda

Por Patricia López

Nuestro partido está desde hace meses embarcado en una campaña pública denunciando la nueva ley electoral como proscriptiva para la izquierda. En otra nota de esta edición explicamos las dificultades que hay para hacer un frente electoral de la izquierda, que siempre es una necesidad pero mucho más ahora. Es a causa de las condiciones que impone esta nueva ley que, a nuestro juicio, hacen muy difíciles la participación en las elecciones de cualquier partido que no “muerda” algo del aparato del Estado.

Acá queremos puntualizar otro aspecto de este debate: ¿La nueva ley es realmente proscriptiva? ¿En qué medida? ¿Refuerza o no el bipartidismo? ¿Apunta o no a invisibilizar a la izquierda, ante la necesidad electoral de Cristina de ocupar ella misma (mentirosamente) el lugar a la izquierda? Es necesario volver sobre esto porque, increíblemente, quienes deberían ser los principales interesados en denunciar esta avanzada antidemocrática del gobierno, los partidos de izquierda, apuntan a “desdramatizar” las consecuencias de la nueva ley, con la excusa de que ellos sí pueden conseguir la legalidad nacional (Chipi del PTS en Página/12 del 5/4). Insinúan en la misma nota que los del nuevo MAS estamos “dramatizando” porque no tenemos esa legalidad.

Antes de citar ley en mano sus novedades proscriptivas, hay algo que no podemos dejar de decir. Supongamos que la izquierda, finalmente, puede sortear estos obstáculos y presentarse a las elecciones de octubre. ¿Justificaría esto la cerrada negativa del PO y el PTS ante nuestra propuesta de luchar contra la imposición de la nueva ley? Si los obreros de una fábrica denuncian que les han rebajado el salario, ¿qué les aconsejaría Chipi Castillo: “desdramatizar” y ponerse a hacer horas extras, o luchar contra la patronal? Bueno, el PO y el PTS están orgullosos de haber hecho las “horas extras” necesarias para tener esperanzas de mantener su legalidad nacional en las condiciones de la nueva ley, y creen que eso es suficiente. Nosotros opinamos que no es suficiente. Nuestro partido se está esforzando mucho por conseguir la legalidad en varios distritos: no tenemos la actitud abstencionista de decir “como las condiciones me son adversas, no hago el esfuerzo de presentarme y me limito a denunciar”. Pero es obligación de cualquiera que se llame militante obrero buscar la manera de luchar para derrotar al patrón, o por lo menos evitar que se salga con la suya sin costo político alguno, máxime cuando el patrón del caso es un gobierno antiobrero que quiere sacar carnet de izquierdista por la vía de esconder a la verdadera izquierda debajo de una alfombra jurídica. Limitarse a hacer el trabajo sin chistar es una lisa y llana claudicación al régimen, buena para la burocracia sindical, comprensible en un trabajador derrotado, malísima e incomprensible en partidos revolucionarios.

La nueva ley nacional

Pasemos ahora a la ley en sí misma, y empecemos por el título. ¿Cómo podía llamar el kirchnerismo a una ley que refuerza cualitativamente el monopolio de la representación política de la sociedad por parte de los aparatos clientelares? Se llama, claro, “ley de democratización de la representación política, la transparencia y la equidad electoral”. Y para lograr las bondades del título, modifica la ley anterior de esta manera:

1) Alcances de la personería provisoria: esta se obtiene presentando un número de adherentes del 4 por mil del electorado del distrito (por ejemplo, en la provincia de Buenos Aires son 4 mil adhesiones). En la ley anterior, con esta personería provisoria se podía participar en las elecciones. Con la nueva ley no se puede: hay que tener la personería definitiva para presentar candidatos.

2) Personería definitiva: se obtiene con un número de afiliados del 4 por mil del padrón, pero con la nueva ley estas afiliaciones deben ir acompañadas de fotocopia del documento de los afiliados. Los partidos de izquierda, que obtenemos nuestras afiliaciones en la calle o puerta a puerta, debemos fotocopiar el documento de la gente en plena calle, escuela o puerta de fábrica, mientras los punteros municipales o cualquier funcionario que tiene en su oficina montones de fotocopias de la gente que va a hacer trámites, “truchan” cómodamente afiliaciones sin levantarse de su escritorio.

3) Alcances de la personería definitiva en cada distrito: para conservarla, hay que mantener en forma permanente el número mínimo de afiliados necesario. Por ejemplo: si tenemos 4 mil afiliados y en el curso del año se mueren algunos (toco madera), o se mudan a otro distrito, perdemos la personería. Además, como el padrón electoral va creciendo, año a año hay que ir agregando afiliados para conservar el número mínimo necesario para mantener la personería.

4) Alcances de la personería nacional: se puede obtener si tenés personería en cinco distritos (las provincias y la Capital Federal). Eso sigue como antes. La novedad es que, si se te cae la personería en uno de esos cinco por las razones del punto 3), se te cae la personería nacional. Otra razón por la que se te puede caer es no alcanzar el 2% del padrón en dos elecciones sucesivas en uno de los cinco distritos: este artículo lo habían derogado después del Argentinazo, y lo repusieron en el 2006.

5) Alcances de la afiliación: antes, bastaba afiliarse a un partido para que automáticamente cualquier afiliación anterior careciera de validez. Ahora no: hay que enviar la renuncia previa a la afiliación anterior, y recién ahí te podés afiliar a otro partido. El problema es que, a causa del mecanismo que mencionamos en el punto 2), la inmensa mayoría de la gente no sabe que está afiliada, generalmente al PJ o al radicalismo (nuestro apoderado, por ejemplo, que milita en nuestra corriente desde hace 20 años, apareció como afiliado radical). Resultado, hay que hacerles firmar a todos los afiliados la renuncia a una posible afiliación “misteriosa”. Vayan sumando: primero, les pedimos la firma y los datos; luego, la fotocopia del documento; después, le pedimos que firme una planilla extra “por las dudas”. La gente se pregunta si no iremos a sacar una jeringa para extraerles sangre y hacerles un examen de ADN.

6) Las “primarias abiertas, simultáneas y obligatorias” son el nudo más importante de la proscripción. Una vez alcanzados los requisitos antes mencionados, los partidos deben realizar elecciones internas para elegir sus candidatos, aún en el caso de presentar una sola lista. Las precandidaturas legislativas deben ir avaladas por el 2 por mil del padrón general o el 2 por ciento del padrón de afiliados (otra firmita acá, por favor), y las presidenciales por el 1 por mil general o el 1 por ciento de los afiliados, domiciliados en al menos cinco distritos.

En estas primarias, los candidatos de distrito deben sacar por lo menos una cantidad de votos igual al 1,5 por ciento de los votos emitidos en el distrito. Y los candidatos nacionales, igual porcentaje de los votos emitidos en todo el país. Si no, ese partido no podrá presentarse en las elecciones generales.

Esto de hacer internas aunque se presente una sola lista de candidatos parece ridículo, pero no lo es: las “primarias” no son en realidad para elegir candidatos, son nada más que un filtro eliminatorio para las elecciones generales. Y esto se ve claramente en la rueda de negociaciones dentro del peronismo y el radicalismo: ninguno va a dirimir de verdad sus candidaturas en esas primarias, sino en acuerdos negociados de antemano.

7) La nueva ley dice que entrará en vigencia a partir del 31 de diciembre del 2011, o sea que para las elecciones de octubre, en principio, iba a correr el reglamento anterior. Pero Cristina vetó el artículo donde se fija ese plazo y adelantó la vigencia de la nueva ley para este año. Al revés del PTS y el PO, el kirchnerismo sí sabe sumar, y no desprecia ni uno solo de los votos que pueda “atraer” a partir de eliminar a la izquierda de la contienda.