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Charla
debate con el compañero Alcides Christiansen
“La
lucha no es solo por los botines, es por
la emancipación
del movimiento obrero,
es por el socialismo”
En
la facultad de Humanidades de la UNCo realizamos una charla
con el compañero Alcides sobre “El nuevo clasismo y los
partidos revolucionarios”. A continuación algunos
extractos de la misma:
Las
charlas que hacemos a menudo los partidos de izquierda
apuntan siempre a que tengamos claridad en relación a que
tareas tiene planteada la izquierda en el momento presente.
Dónde se para un partido revolucionario, socialista, ante
los hechos que hay en el movimiento obrero principalmente.
Nosotros tenemos la costumbre, la buena costumbre, de
intervenir en todos los conflictos que se dan, buscar a los
compañeros que están a la vanguardia de ese conflicto,
traerlos hacia las posiciones revolucionarias, socialistas,
clasistas; y formarlos en un partido revolucionario.
Clasismo y socialismo
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“No
sólo nos
domestica el
gobierno”
Pero
ahí hay otro drama, ustedes vieron que hay muchos partidos
de izquierda y muchos compañeros que creen que la salida es
luchar por aumento salarial, conseguir y festejar; en caso
de despido, conseguir la reincorporación y festejar; y se
acabó. Si hay aumento salarial hoy, mañana tenemos que
salir a pelear de vuelta y pasado de vuelta. Esto es
sindicalismo, pelear por aumento salarial y no decirle nada
al compañero que el problema no está en la fábrica
solamente sino que está en la casa Rosada. Nosotros tenemos
que indicarles la salida a los trabajadores en ese sentido,
que tomen ese camino. Sino estamos haciendo lo mismo que
hacen los partidos sindicaleros, y algunos que son
trotskistas también, donde el centro pasaría por tener un
par de abogados y asesorar al compañero desde el punto de
vista legal. El compañero no es leguleyo, pero cuando
empieza a actuar porque “el otro le dijo que tenemos que
hacer esto”, que “si es legal o no salir a la huelga”,
porque “la podemos perder”: ahí le mojó la pólvora al
activismo, con eso le mojás la pólvora al obrero. (…) El
Ministerio de Trabajo y todos los ministerios son del
gobierno, son de la burguesía. (…)
Nosotros
no podemos pelear, como hicimos en Piedra del Águila que el
gobierno nos reconozca los 90 delegados de seguridad que
tuvimos: que los reconozca pero si no los reconoce los
metemos igual, los pusimos igual (…) Estaban votados por
la asamblea, laburaban pero controlaban. Había un problema,
un herido y el delegado le decía a la patronal el compañero
no labura más, “pero ustedes no están reconocidos”,
“no estamos reconocidos, porque somos transgresores,
porque estamos en contra de esta ley que se dibujó para
cagarnos siempre”. (…) Pero si ese trabajador tiene otra
dirección que le dice vamos por mesa de entrada, como le
decía recién, le moja la pólvora al compañero.
(…
) Es transgresor el obrero cuando tiene una dirección
obrera y revolucionaria, se anima, va. Yo les cuento mi
experiencia en la UOCRA y es así, en la legislatura vieja
una vez fuimos a pelear el 25% de aumento y lo ganamos. Estábamos
afuera con todos los compañeros y me dicen: “entremos de
prepo”; le digo, “bueno, entremos pero empújenme”.
Estaban todos los diputados votando cómo hacernos cagar,
terminaron los diputados diciendo que teníamos razón y
votando en la cámara de diputados el 25%... Fue increíble
esa pelea, pero no fuimos por mesa de entrada, fuimos a
patearle las puertas a los diputados (…) si no era así no
lo conseguíamos. No quiere decir que rompamos el DNI y
pasemos los semáforos en rojo, no la pavada. Pero en la
lucha es así. No sólo nos domestica el gobierno, sino nos
tienden a domesticar compañeros de nuestras filas.
|
(…)
Hay una comparación entre el clasismo de los años ‘70s y
este nuevo clasismo (…) Ustedes sabrán que en la época
del Cordobazo, de los azos, que termina más o menos en el
73, surgieron una camada de dirigentes muy importantes que
tenían la tarea primordial de desarrollar las peleas como
fue en el Cordobazo, como fue en el Rocazo –que a mí me
tocó participar- y dentro de las fábricas: el punto era
tratar de ganar a esos compañeros para llevarlos a una
alternativa socialista. ¿Por qué muchas veces decimos el
clasista es socialista o no es? ¿Y por qué nosotros
entramos a pelear esa cabeza, ese compañero y traerlos
hacia el socialismo, hacia un partido? De esa época fue
referente Tosco, por ejemplo, ¿cuál fue su política?
Tosco dejó de ser clasista cuando vino Perón, es decir, él
planteaba que cuando “venga Perón se solucionan los
problemas”. Aclaro que Tosco no traicionó ninguna huelga
y posiblemente el creyera que Perón era un dirigente
revolucionario y por eso estaba ubicado en esa posición. ¿Qué
hizo Tosco y esa vanguardia? Hizo que las cabezas de todos
esos compañeros que luchaban confíen en un dirigente burgués.
En ese momento había un partido muy chico, que era el
nuestro, el PST, que tenía posiciones muy distintas a este
sector (…)
(…)
Es una obligación de los partidos revolucionarios tomar las
riendas en ese sentido y decirle sin miedo, a los compañeros,
que si vos no tomas las banderas del clasismo y las convertís
en una herramienta fundamental para pelearle a la burguesía
y a su gobierno el poder, podes caer en manos de la burguesía,
o quedarnos en la propaganda, como lo hacen muchos compañeros.
Felizmente,
yo tengo una inmensa confianza en la clase trabajadora, acá
si no cambia todo esto la clase obrera no lo cambia nadie.
¿Qué está ocurriendo hoy en la Argentina? Muchos
trabajadores saltan por encima del vallado de la burocracia.
Desde esos compañeros nos jugamos a que todos los
trabajadores revienten, pasen por encima de la burocracia.
(…) Que surjan los compañeros con todo, que formen nueva
dirección y ése es el compañero que tenemos que ir a
decirle cómo sigue la cosa. No porque sabemos mejor que
otro, es porque tenemos memoria. Los partidos
revolucionarios, son los que mantienen la memoria del
movimiento obrero mundial. La dictadura se jugó a muerte
para cortar esa memoria. (…) Los trabajadores estamos
contra el mundo, nos pegan de todos lados. Salimos a pelear
y te tiran con un cura, para aflojarte un poco; el ejército,
sino lo pueden parar; la burocracia, que te hace echar y te
pone matones. (…)
El
que dice que la trinchera es el obrero y después termina
siendo el entrismo, el franeleo con los sectores de la CTA,
dejó de ser clasista. Porque la CTA hoy representa a dos
sectores de la patronal, fíjense cuándo se dividen los
sindicatos, no se dividen porque uno quiere pelear por darle
el 100% de aumento a los obreros y el otro el 80%; no, se
dividieron porque la patronal llamo y les dijo “¿ustedes
con quién están?”. Se dividió la patronal arriba y se
dividió su personal en los sindicatos, entonces quedó
Micheli con el campo y Yasky quedó con el Gobierno.
¿Cómo
responde el Gobierno a lo que está sucediendo, al proceso
de recomposición? Pongamos un ejemplo, FATE, hay compañeros
que ganaron una seccional, que es tal vez lo más grande que
tengamos del nuevo clasismo. El compañero Ayala y muchos
compañeros más, que son clasistas, quieren ganar un
sindicato, quieren extenderse al resto de las fábricas para
que hagan lo mismo. Después aparecerán las coordinadoras,
que aparecen cuando hay lucha (…) Y la solidaridad del
movimiento estudiantil, como fue en la caminata de Piedra
del Águila, o cuando tuvimos la huelga grande acá, se llenó
de compañeros estudiantes y obreros-estudiantes. Eso no le
gusta a la patronal y a su gobierno; por eso ellos tienen su
quinta columna que son la juventud kirchnerista y la
burocracia sindical que le empieza a decir otras cosas a los
estudiantes y a los obreros, “no le des bola a los zurdos;
Néstor vive, ¿no sabías que murió por el socialismo?”
(…) Se juegan a cooptar la vanguardia, a cooptarla para el
Gobierno, y descabezar a todas las nuevas direcciones
independientes, contra eso tenemos que luchar los partidos
revolucionarios socialistas. (…) La pelea más importante
para nosotros es contra el gobierno y contra sus burocracias
de la CGT y las dos CTAs (…)
Nuestro
objetivo político de lucha es ganar compañeros, instruir
compañeros, formar a la vanguardia dentro de la lucha, eso
es lo principal; también en la pelea electoral tenemos que
aparecer y es ahí que el gobierno nos quiere proscribir con
la reforma electoral, proscribir a los partidos
revolucionarios para que los compañeros no tengan
representación política. (…)
La democracia obrera y el partido
Muchos
partidos dicen que la democracia obrera es cuando el obrero
decide, yo creo que cuando el obrero opina, proponen su línea,
deciden y aplican. Porque hay una costumbre de decir “tres
propuestas y votemos” pero las tres las mandaba la mesa,
en Piedra del Águila pasaba eso. Eso no es democracia
obrera. Democracia obrera es cuando se levanta un obrero de
ahí, tira una propuesta y se le respeta y no le silban los
“preparaditos” de la burocracia (…) La democracia
obrera y el partido son las herramientas que tenemos los
trabajadores.
En
la UOCRA cuando un delegado se veía que se empezaba a
vender lo decíamos en la asamblea y ese delegado caía. Al
delegado lo tenés que formar, con charlas como estas. Hacíamos
asambleas para hablar de política. En el momento en que la
patronal lo quiere corromper le frenamos la mano en la
asamblea, con los obreros. Para eso está el partido
revolucionario. No esperen que la CTA le diga: “saque la
mano de ahí” (…)
Todas
las direcciones de los sindicatos que no son clasistas,
revolucionarias y socialistas tarde o temprano traicionan a
los obreros, porque buscan las variantes patronales; y si un
compañero cree que es clasista y está con el kirchnerismo,
no es clasista. Necesitamos obreros revolucionarios y
socialistas para sacar al movimiento obrero de donde está.
(…) Y para eso hay que construir partidos socialistas
revolucionarios, para que el compañero comprenda que la
lucha no es sólo por los botines, es por la emancipación
del movimiento obrero, es por el socialismo. (…)
Después
del colapso del MAS estábamos haciendo el Nuevo MAS acá,
Carlitos estaba haciendo el Nuevo MAS, militando con la
revista SoB, reconocido por todos. Por supuesto, después lo
cambiaron, lo afeitaron y lo pusieron de mural atrás de la
mesa donde se sentaba Yasky y hoy esta Maldonado. Murió
peleando contra Yasky, Carlitos; murió peleando contra el
Gobierno, contra Kirchner; contra la burocracia. Y nosotros,
como estamos presentes, decimos: no, la memoria de Carlitos
es ésta, era un socialista revolucionario, así se forman
los compañeros que van a ir a pelear en la recomposición,
en la lucha del movimiento obrero.
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