Socialismo o Barbarie, periódico Nº 200, 28/04/11

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El paro de los choferes de la Línea 60

Gran triunfo de los trabajadores

Por Oscar Alba

Hace meses que los choferes de la Línea 60 venían con reclamos producto de la mala liquidación de las vacaciones, el no respeto de los horarios de descanso, el no pago a los choferes de los feriados nacionales de este año con derecho al descanso y la alternativa de obtención de francos compensatorios o, en su defecto, el pago de horas extras al 100%, la mala condición de las unidades y sobre todo el no reconocimiento de los delegados por los nuevos patrones. Actas y más actas firmadas en el Ministerio de Trabajo que quedaban en letra muerta. Y llegó el día… el lunes18, los compañeros dijeron basta y la línea paró por tiempo indeterminado, amenazó con cortar la Panamericana a la altura de Mazchwitz, se suspendió el corte ante promesas del gobierno que no llegaron, llegó el corte el miércoles 20 y la marcha desde Constitución hasta el Ministerio de Alem que paralizó el centro porteño, y llegó… el triunfo.

Luego de tres días de paro, se realizó una reunión entre empresarios, delegados del personal, Fernández de la UTA y el ministro de Trabajo, Carlos Tomada, y se logró un nuevo compromiso de la patronal que contempla los reclamos centrales de los trabajadores. Habrá que estar atentos al cumplimiento de este nuevo acuerdo por parte de la patronal.

Un ataque anunciado

A finales del año pasado la línea MONSA fue comprada por un grupo denominado Unión de Empresas, en el que participa DOTA, un verdadero pulpo del transporte que posee cerca de 20 líneas en Buenos Aires y Rosario y que es fuertemente subsidiado por el gobierno a través del sucesor del coimero Jaime, Juan Pablo Schiavi.

La MONSA viene en crisis desde hace añares. De la vieja línea de componentes no queda nada; primero fue la concentración de unidades entre los componentes más grandes, que se comieron a los más chicos; luego la división de ramales enteros que pasaron a otra razón social. A pesar de todas estas maniobras la línea cayó nuevamente en quiebra y apareció la DOTA para “salvar las fuentes de trabajo” de la mano de Fernández. Los nuevos patrones, además de dejar en sus bolsillos lo que les corresponde a los choferes, atacan directamente a los auténticos representantes de los trabajadores para avanzar en la explotación y en la imposición de peores condiciones de trabajo. El centro del ataque patronal es político: desconocer al cuerpo de delgados independiente de la patronal y la burocracia que dirige la línea hace años.

La UTA de rompehuelgas y carneros

Los trabajadores de la Línea 60 tienen una trayectoria de lucha importante. Desde hace años sus delegados son independientes del aparato de la Unión Tranviaria Automotor (UTA); inclusive uno de sus delegados fue brutalmente atacado por la patota de Fernández. El año pasado ganó nuevamente la interna independiente de la conducción gremial con un amplio y categórico apoyo contra la lista Celeste y Blanca que responde al burócrata Fernández. En medio del conflicto, la UTA salió a decir que no apoyaba el paro  y menos el corte de la Panamericana. Esta burocracia traidora, chorra y patotera, actuó como perro guardián de los intereses patronales: su política era seguir esperando y paseando seis meses más por las oficinas del Ministerio de Trabajo hasta que los choferes estuviesen cansados y sin delegados. Es la misma UTA patotera y patronal que ataca a los trabajadores del subte.

Recordemos que el dirigente histórico del gremio, Palacios, tuvo que renunciar por una causa donde se investigaba cómo había hecho para comprar campos por 30 millones de dólares.

Los choferes de la MONSA se suman a otros sectores que salen a pelear a pesar del verso de Cristina sobre su gobierno nacional y popular que vela por los intereses de los trabajadores y los sectores más empobrecidos. Junto con los docentes y los petroleros de Santa Cruz y los obreros del pescado marplatenses, muestran la realidad de amplios sectores de trabajadores y el camino a seguir para enfrentar los acuerdos y los techos de la burocracia moyanista.