Socialismo o Barbarie, periódico Nº 200, 28/04/11

Artículos anteriores

en el país

movimiento obrero

¡ya basta!

las rojas

por el mundo

 

 

 

 

 

 

 

 

Con las seccionales antiburocráticas a la vanguardia

Un punto de inflexión en la experiencia
de lucha de los judiciales bonaerenses

Por Marcelo Gieco

Recordemos, como informábamos en la contratapa de nuestro número anterior, que esta lucha surgió para enfrentar la insólita decisión de Scioli de establecer por decreto un aumento del 21% para los salarios de los empleados y funcionarios judiciales, mientras que a los jueces, que ya ganan fortunas, les otorgó el 26%. Este miserable 21% lleva el salario inicial a 2.500 pesos, y es el menor de los establecidos en las paritarias de los estatales.

Después de la derrota de 2005, la burocracia de la AJB venía acostumbrada a administrar conflictos de “baja intensidad”: Scioli acordaba con los sindicatos docentes en marzo dejando esa pauta como techo para el conjunto de los estatales, techo que nos terminaban imponiendo después de algunos paros aislados y sin ninguna perspectiva. El presente conflicto de los judiciales bonaerenses no es más de lo mismo, sino que marca un punto de ruptura con este mecanismo aberrante, marca registrada de la CTA.  La irrupción masiva de una nueva generación de jóvenes, apremiados por un salario real cada vez más deteriorado por la inflación, ha provocado que la AJB se encuentre ante un nuevo tipo de conflicto, masivo, con fuertes rasgos asamblearios, con consignas claras, con fuertes acciones nunca antes realizadas y con un gran cuestionamiento a la representación de la burocracia, que se ha visto obligada a acompañar, no por convicción sino por no tener otra alternativa, maniobrando en todo momento para jugar al desgaste y así volver al escenario habitual, sin la incómoda presencia de las/los trabajadores decidiendo.

Pero no es sólo la actitud combativa de la nueva generación lo que ha marcado este punto de inflexión. Las seccionales sindicales de Quilmes y Morón, recuperadas por los trabajadores de las garras de la burocracia de la CTA, vienen jugando un papel decisivo en el avance y la fuerza del conflicto, junto a la seccional Lomas de Zamora, donde la burocracia permanece aún en la directiva pero se encuentra desbordada por las bases, que le imponen sus decisiones en asamblea. Este proceso pinta a las claras una vez más que la pelea salarial no avanza por sí sola; hay que organizarse para enfrentar a conciencia a la burocracia sindical, y no solamente contraponiendo mociones en los organismos que ellos dirigen, o intentando “negociar” que le dejen un lugarcito a nuestra “quinta” combativa: hay que pelearle a la burocracia la dirección de los sindicatos, si es que no queremos terminar siempre entrampados en ese escenario donde los directivos tienen el monopolio de las resoluciones, llevándonos año tras año a perder salario y condiciones de trabajo.

Que se vayan todos, que no quede ni uno solo

El impacto causado por el primer bloqueo al edificio de la Suprema  Corte en La Plata, realizado por la asamblea de Quilmes el 12/4, provocó casi inmediatamente la toma de edificios en toda la provincia, bloqueando de hecho el acceso de abogados en muchas departamentales. El paro se mantiene desde entonces, y lleva a la fecha más de dos semana seguidas paralizando totalmente la actividad judicial en la provincia y dándole una perspectiva nueva al conflicto.

A partir de allí, la AJB evitó por todos los medios llamar a acciones provinciales, bloqueando la posibilidad de que la inmensa energía desplegada a lo largo de toda la provincia por los compañeros se unificara, acusando por lo bajo de “divisionistas” y de “cortarse solos” a las asambleas de Quilmes, Morón y Lomas, que protagonizaron un segundo bloqueo a la Corte el martes 19/4. En realidad, son los burócratas de la AJB-CTA los que apuestan a la división, al no unificar la lucha y negarse a concentrar las fuerzas contra Scioli en La Plata.

Estos “abanderados de la unidad” tuvieron que ser convocados desde la sede del sindicato, donde seguían desde sus sillones las alternativas del segundo bloqueo realizado por más de 500 compañeros, para una nueva reunión con los ministros de la Corte, donde se reabrió la discusión de la suspensión de los descuentos por los paros.

Al finalizar la reunión, una multitudinaria asamblea le impuso al secretario general Blasco un paro y movilización  provincial para la semana siguiente, el martes 26.

El último paro provincial con movilización a La Plata se había realizado el 14 de abril. Con el cuento de “esperar las novedades” de supuestas reuniones con el gobierno que nunca se realizaban, fueron postergando y  postergando, lograron que pasara Semana Santa, hasta la aparición de la salvadora reunión, ahora en el Ministerio de Trabajo el lunes 25.

Tampoco en esta ocasión convocó la AJB a movilizar. La movilización quedó a cargo de Bahía Blanca, Morón, Quilmes, Lomas y compañera/os autoconvocadas/os de La Matanza, San Nicolás, Junín y La Plata. La nueva provocación que significó el resultado de la reunión, donde no hubo la más mínima respuesta por parte del gobierno sino sólo la convocatoria a una nueva reunión para el miércoles siguiente, causó la indignación de los más de 400 compañeros movilizados contra Scioli y contra la AJB: mientras Blasco ni siquiera recordaba qué funcionarios habían estado presentes en la reunión, las recriminaciones por no movilizar a la provincia, las continuas dilaciones, las esperas, estallaron en el “que se vayan todos, que no quede ni uno solo” y “pongan huevos la p... que los parió”.

Ya en un ambiente más “adecuado”, en la sede del sindicato y una vez que se retiraron del mismo la mayoría de las/los trabajadoras/es, la movilización provincial que se le había arrancado la semana anterior fue trasladada al miércoles, día de la nueva reunión.

La burocracia hace cordón frente a los trabajadores

La movida de hoy, miércoles 27, comenzó con un corte de la autopista a la altura de Quilmes, efectuado por las seccionales de Quilmes, Morón y otras, durante la mañana. Desde allí se movilizó a La Plata, donde, mientras duraba la reunión con el gobierno, se mantuvo cortada la bajada de la autopista.

Esta vez los burócratas vinieron prevenidos: trajeron al aparato de seccionales del interior de la provincia, que le hacía cordón al impresentable Blasco cuando bajaba a informar la marcha de las negociaciones, para defenderlo de las posibles iras de los trabajadores. Este era el sindicalismo progresista, ¿se acuerdan?

El gobierno, por su parte, aflojó un poco su posición: ofreció un 26% para las categorías más bajas, y la Corte resolvió suspender los descuentos de los días de paro por este mes. La gente no aceptó, y se quedó en un cuarto intermedio para mañana.

Las seccionales Quilmes y Morón volverán a movilizarse a La Plata para continuar la presión en la reunión de mañana.

Hay que comenzar a plantearse la disputa de la dirección del gremio en su conjunto

La burocracia de la AJB está atravesada por la división de la CTA: parte de la directiva está con Yasky (alineado con el gobierno) y parte con Micheli (aliado de la oposición patronal). Sin embargo, la política claudicante que aquí describimos es la de ambas fracciones por igual. Molestos por el ninguneo de Scioli, que ante su pedido de 35% de aumento respondió con un decreto de 21% sin siquiera llamarlos a una reunión, tuvieron que ladrar un poco; presionados por la indignación general de los trabajadores frente al gobierno y por la acción independiente de las seccionales recuperadas y los autoconvocados, simulan ponerse a la cabeza de la lucha mientras por abajo tratan de desmoralizar, dividir y alargar la cosa jugando al desgaste.

El activismo del gremio tiene una tarea pendiente: ganar para la organización independiente y clasista a la nueva generación de judiciales, que empieza a foguearse en este duro conflicto. En esa tarea tienen mucha importancia las seccionales recuperadas, que tienen que ponerse a la cabeza de la construcción de una agrupación independiente de la AJB-CTA, donde todo el activismo antiburocrático se reúna para discutir, decidir y actuar en conjunto contra la burocracia, tanto en los conflictos como en la pelea por la dirección del gremio.