Luego
de años de conflicto y avance sobre sus tierras, en
noviembre del año pasado el gobernador kirchnerista Insfrán
ordenó el desalojo de la comunidad, matando a dos compañeros,
quemando sus casas: todo con el objetivo de instalar allí
un campus de la universidad provincial. Tras cinco meses de
acampe en Plaza de Mayo, del corte parcial de la 9 de Julio
y la huelga de hambre, su lucha fue tomando mayor notoriedad
en los medios, fue recibiendo el apoyo de organizaciones
sociales, figuras de la
cultura, etc., tras lo cual el gobierno tuvo que
pasar de ignorar su reclamo y apostar a su desgaste a no
tener más alternativa que abrir el diálogo, poniendo como
mediador al ministro del Interior, Randazzo.
La
condición para esto era que se levantara su medida, el
acampe. El desalojo se realizó en forma repentina y apurada
el pasado sábado. No alcanzó con que la gendarmería
proveyera el traslado, sino que también se hicieron
presentes integrantes de La Cámpora (organización de la
juventud del riñón oficialista) patoteando a los compañeros
Qom. Hasta Nora Cortiñas, cofundadora de la asociación
Madres de Plazo de Mayo y afín al gobierno nacional, salió
a denunciarlo: “No
estaba planificado que hoy tenían que estar arriba de un
camión yéndose”, “Vino una especie de patota de jóvenes a
provocar”, y denunció públicamente a grupo de La Cámpora.
También mencionaba que le sorprendía de estos grupos
afines, con los que marchaban juntos por ejemplo en los 24
de Marzo. Randazzo salió rápidamente a desmentirla, la
acusó de cometer una “verdadera
canallada”.
A nosotros no nos sorprende nada, ya que vimos al “Cuervo
Larroque” (dirigente de LC) a los besos y abrazos con la
Juventud Sindical de Facundo Moyano en el acto de la CGT.
Parece que La Cámpora está aprendiendo rápido de sus métodos
patoteros.
Tampoco
nos sorprende que el discurso de este gobierno se contradiga
con la práctica. El discurso de los derechos humanos, del
“no reprimir” entran en jaque cuando se apoyan en una
patota de militantes para desalojar a los aborígenes, de la
burocracia sindical para perseguir a los trabajadores que
protestan y se organizan, de la Policía Federal para
expulsara y reprimir a la gente en reclamo de vivienda. Sin
duda es parte del giro conservador que expresa el gobierno
en este último tiempo, con la constante persecución
producto del temor a la protesta popular. Y que en nada lo
diferencia de la clásica derecha con la que dicen
confrontar.
Organizarse de manera independiente para enfrentar al
gobierno
Esta
problemática la venimos tratando en la comisión
antirrepresiva de la Facultad de Ciencias Sociales. Desde el
Ya Basta entendemos que es un espacio en el cual nos podemos
organizar para llevar adelante la denuncia y el repudio a
esta política del gobierno. Infinidad de casos como este se
repiten día a día, en los lugares de trabajo con la
persecución a los que luchan, en los barrios o en el
interior del país, donde las comunidades aborígenes son
hostigadas y despojadas, por la voracidad de las distintas
empresas que avanzan sobre sus tierras con la absoluta
complicidad de gobiernos locales, de la policía, la
gendarmería, etc. Por ello invitamos a los jóvenes
activistas a dar esta pelea contra el gobierno en estos ámbitos
de participación, entendiendo lo necesario de una posición
independiente, que nos permita enfrentar el constante
atropello contra los sectores oprimidos de la sociedad.