Después
de años de negarse a tratar paritarias y convenios
colectivos, sorpresivamente la Corte ha dado un giro de 180
grados y está negociando con la burocracia de la AJB el
texto de la Ley Marco que habilite su tratamiento.
La
paritaria es el instrumento que establece las reglas de
negociación entre el sindicato y la patronal. Funciona como
comisiones especiales integradas en números iguales por
representantes de trabajadores y de la patronal, que tienen la facultad de analizar puntos específicos de las
relaciones laborales (salarios, condiciones de trabajo,
horarios, etcétera), intervenir en conflictos y modificar
los convenios colectivos de trabajo. En nuestro caso habría
una Comisión negociadora con el Ejecutivo para tratar
salario y otra Comisión con la Corte para tratar
condiciones de trabajo.
A
su vez los Convenios Colectivos son
acuerdos surgidos de las discusiones paritarias.
La mayoría de los convenios existentes en el país datan de
la primera mitad de la década del 70 cuando se convocaron paritarias
por sector.
¿Qué
ha provocado este cambio de actitud en la Corte? Así como
producto del balance del conflicto hecho por los luchadores
nació el Movimiento de Trabajadores Judiciales, ellos también
hicieron su propio balance. La dirigencia de la AJB, en
estas condiciones, no
les garantiza más el control de los trabajadores. El vacío
legal que les significaba la falta de paritarias, que jugaba
a su favor como patronal con la anuencia de un sindicato
forro, ahora se demostró ineficaz como herramienta de
control. ¿Qué es esto que asambleas de una o varias
departamentales decidan parar, bloquear edificios
departamentales, correr inspectores, bloquear la Corte,
cortar la autopista, difundir los recibos de sueldos de los
ministros e imponer por la fuerza la no aplicación de los
descuentos? Esto
no es normal, deben pensar los representantes del poder político
sentados en 13 y 48.
Así
las cosas, la
burocracia se despliega en todo su esplendor en búsqueda de
sus cómplices: la Corte y el Ejecutivo Provincial. Y bajo
el manto de establecer cuestiones que pueden resultar de
interés a la mayoría de los trabajadores hay una sola
intención: disciplinar. Solamente con el
disciplinamiento de los trabajadores, a partir de la Ley
Marco pueden garantizar un Poder Judicial sumiso al gobierno
de turno.
Y
acá no importa a qué sector de la CTA responda la
burocracia, ellos saben que en la alternancia del poder, van
a usar de “pasa manos” las paritarias ejemplificadoras y
disciplinadoras.
A
pesar de la exigencia de más de 1.700 compañeros
solicitando Congreso Extraordinario para que se informe y así
debatir todo lo que la AJB quiere negociar con la
Corte, juegan a las escondidas con el proyecto. Y cuando
asoman la cabeza llevan
el Congreso bien lejos, a Necochea, porque no se bancan la
presencia activa de los trabajadores.
Sin
embargo, viendo la ley de paritaria docente bonaerense de
2006 de sus hermanos mayores del SUTEBA,
no es difícil adivinar lo que se traen entre manos.
La exclusión de los secretarios del ámbito de representación
de la AJB, modificando de hecho el articulo 1º del Estatuto
de la AJB, la
limitación para tomar medidas de fuerza estableciendo toda
una serie de requisitos
para su validez y
la reglamentación del derecho de huelga, de la mano
de caracterizar a la justicia como “servicio esencial”,
con esas palabras o con otras,
son los ejes de la ley que la burocracia está
negociando a espaldas de los trabajadores.
Una espada sobre la cabeza de los trabajadores
Con
esta Ley, si lo permitimos, la Corte reforzará sus
mecanismos de control sobre los trabajadores, nos dividirá
aún más y harán muy difíciles cualquier tipo de medida
impulsadas por la base. En esas condiciones, no ya la Ley
Porcentual, o la carrera judicial, sino pelear por un
aumento salarial va a ser muy difícil. ¿Qué Convenio
Colectivo vamos a poder discutir sin nuestra herramienta de
fuerza?
Blasco
explica que van a hacer incluir la Porcentualidad dentro de
los Convenios Colectivos. Copiando el argumento de Baradel
[1], nos explica que de este modo es mejor que una ley, ya
que la ley puede ser modificada, y en cambio ningún acuerdo
paritario puede ser modificado unilateralmente.
Esto
no es cierto. La paritaria es un instrumento, y como todo
instrumento depende en manos de quién esté. Esta
dirigencia que levantó el conflicto por un 1% adicional, en
contra de la voluntad de la mayoría de los compañeros, ¿ahora
nos va a traer la Porcentual de la mano de la Corte?
Las
conquistas y derrotas de los trabajadores se verifican en el
campo de la lucha de clases. La diversidad de variables
sociales, políticas, económicas, ideológicas y el grado
de organización y conciencia de los trabajadores
modelan la relación de fuerzas entre las clases
sociales, y como resultado, una clase gana y otra pierde. Y
esto no necesariamente se refleja en leyes. Sin duda un
triunfo histórico de los judiciales cristalizaría
necesariamente en la Ley Porcentual, ley que hemos obtenido
sin tener aún la AJB tener personería gremial. Pero al revés,
los Convenios Colectivos fueron letra muerta en los 90 sin
necesidad de ninguna ley. El fantasma de la desocupación de masas fue el disciplinador
social que permitió arrasar con conquistas históricas de
la clase trabajadora argentina. Y que a nosotros nos congeló
el sueldo durante una década.
¿Ahora Blasco nos va a decir que eso pasó por no tener
paritaria?
Por
otro lado, la realidad desmiente la plena vigencia de los
Convenios Colectivos hoy en la Argentina. ¿Qué convenio
acepta el trabajo en negro que hoy atraviesa al 40% de los
trabajadores? ¿Qué artículo de cualquier convenio acepta
a los contratados y
al trabajo precario?
De
cualquier modo, la ley que está negociando la burocracia
con la Corte no va a incluir ningún sistema, ni
procedimiento, sobre la Porcentualidad, carrera judicial o
condiciones de trabajo. Se trata de un proyecto de 17 artículos
que establece que durante las negociaciones se procurará la
abstención o limitación de las medidas de acción directa,
y obliga a establecer los
casos en que sea imprescindible el trabajo directo de los
judiciales para garantizar el acceso irrestricto a la
justicia (servicio esencial). Si a pesar de todo saliéramos
a luchar, se establece la intervención del Ministerio de
Trabajo, que dictará resoluciones con el fin de favorecer
la negociación (conciliación obligatoria). Y finalmente,
si el acuerdo salarial implica la modificación del
Presupuesto, será necesaria la aprobación del Legislativo.
Pongámonos de pie para enfrentarlos
El
Movimiento de Trabajadores Judiciales, que nació como resultado de
la experiencia vivida
por centenares de compañeros,
se enfrenta a su primer desafío concreto: la lucha
por defender sin condicionamientos nuestro derecho a huelga. Quedó claro que el M.T.J. está con capacidad
organizativa y política de dar respuestas. El
Segundo Plenario realizado en Quilmes el sábado 4 de junio aprobó concurrir al Congreso de Necochea y no sólo a dar la
discusión política con aquellos congresales que van a
levantar la mano, sino a denunciar a esta conducción burocrática
de traidora.
Para
el MTJ es bien claro: La Ley Marco que trata de impulsar la
AJB y la Corte representan la más clara y contundente
traición a la lucha de todos los compañeros. Nos quieren
imponer el sometimiento a condiciones de trabajo aún peor
que en la década del 90 y a la pauperización salarial negándose
a levantar una bandera histórica de todos los judiciales:
la Ley Porcentual.
El gran desafío para el MTJ, como movimiento de base, antiburocrático,
independiente y clasista, es la disputa concreta del poder
con la burocracia.
Disputando en cada asamblea, en cada movilización, en cada
jornada de lucha el poder al autoritarismo burocrático,
sumando compañeros a esta construcción donde los
judiciales dejen de ser un objeto para transformarse en
sujetos, opinando y decidiendo para luchar por nuestro
salario y condiciones de trabajo, podremos erradicar y
extirpar el cáncer patronal en la AJB.
Nota:
1. La burocracia de SUTEBA argumentaba ante su base lo extraordinario de
la Paritaria, ya que el Estatuto del Docente, al ser una Ley
puede ser modificada o derogada por el Legislativo., no así
la Paritaria que requiere acuerdo de las partes. Sin
embargo, a cinco años de vigencia de la ley
el sueldo docente y las condiciones de trabajo siguen
siendo nefastas.