24
de marzo: marcha de Congreso a Plaza de Mayo
No
dejemos que los K lo transformen en efeméride
El
24 de marzo de 1976 está inscripto en la historia del pueblo
argentino como una de sus fechas más funestas. Representó
un ataque directo a la vanguardia obrera, estudiantil y
popular que alcanzó a plantear la necesidad de una ruptura
con este capitalismo semicolonial que padecemos.
30.000
compañeros y compañeras desaparecieron por el terrorismo
de Estado con la
complicidad de toda la clase capitalista. Entre ellos,
decenas de compañeras y compañeras del PST, antecesor del
nuevo MAS. Miles más tuvieron que exiliarse, dentro y fuera
del país.
Un operativo de vaciamiento
Pero,
al mismo tiempo, de ser una de las fechas más aciagas de la
historia argentina, los aniversarios del golpe militar se
fueron transformando –con los años y a justo título–
en una de las mayores
jornadas de movilización y lucha popular del país.
Sin
embargo, este 32º aniversario viene “apagado” bajo la
forma de un “feriado largo”... Es que el gobierno K (Néstor
y Cristina) al tiempo que vienen levantando las banderas de
los derechos humanos para intentar apropiárselas, lo hacen
de tal manera que buscan vaciarlas
de todo contenido realmente
movilizador. Es decir, de todos aquellos elementos de
cuestionamiento a la connivencia de la patronal, los políticos
del PJ y la UCR y las propias instituciones de la democracia
de ricos, cómplices todos ellos, de una y mil formas, de
que a lo largo de todos estos años haya continuado la impunidad, salvo para algunos pocos casos muy
puntuales.
Y
esto mismo es lo que explica que el gobierno haya decretado
el 24 de marzo como feriado nacional. Es que al decretarlo
feriado (día no laborable donde la mayoría opta por
quedarse en la casa), lo que se hace es transformar el 24 de
marzo en una pura efeméride, en un acto oficial, consolidando
un camino institucional,
por arriba, para la lucha por la memoria, la verdad y la
justicia, que tradicionalmente conquistó las calles y el
apoyo de las grandes mayorías.
Lamentablemente,
este operativo de vaciamiento viene teniendo como soportes
principales la cooptación
de importantísimos organismos de derechos humanos como las
Madres y las Abuelas de Plaza de Mayo, así como también
todavía la confianza entre diversos sectores sociales de
que el gobierno de Kirchner encarcelará a “todos los
genocidas”…
Tres condenas en cuatro años
Más
allá de la vergüenza de que a un año y medio de la
desaparición de Jorge Julio López no haya una sola pista
de su paradero y perpetradores, y que en el caso de Carlos
Fuentealba no se mueva un dedo para evitar que Jorge Sobisch
se desentienda de su evidente responsabilidad política en
el asesinato del compañero, está el hecho de que pasados
varios años de la anulación de las leyes de impunidad han
sido juzgados solo tres
genocidas. Se trata de los casos del “Turco” Julián,
Etchecolatz y el cura Von Wernich: muy
poco para un gobierno que se vanagloria ser el de los
“derechos humanos”!
¿Cómo
funciona la política K en este terreno? Se trata del
intento de apropiarse de las banderas de los derechos
humanos por medio de una política “reformista” ultra
liviana por que lo que busca es sólo avanzar con algún que otro caso ejemplificador al tiempo que, en realidad, el
objetivo de fondo es recomponer
las mismas instituciones genocidas perpetradoras directas de
estos asesinatos en masa.
Y
el “mecanismo” para llevar esto a cabo es la consciente
apelación al paso
del tiempo. Y esto incluye la cerrada negativa a la unificación
de causas por centros de detención, que permitiría
condenar a cientos de genocidas de un saque, al tiempo que
evitar la exposición de los testigos no sólo al peligro de
que les pase lo que a López, sino a tener que rememorar una
y otra vez el horror inhumano al que fueron sometidos por
las Fuerzas Armadas.
Que
esto es así no lo dicen sólo diversos organismos de
derechos humanos, la izquierda o nuestro partido.
Recientemente, estuvieron las declaraciones de los tres ex
camaristas del juicio a las Juntas Militares del año 1985
en este mismo sentido. Gil Lavedra, Torlasco y D’Alessio
acaban de poner de manifiesto la urgencia de “acelerar
en lo inmediato todas las causas por violación a los
derechos humanos en la dictadura” y creen que el gobierno
posee un alto grado de responsabilidad en este delicado tema por su
“ineficiencia, desorientación o ignorancia”. Con
diferentes matices, plantean la necesidad de “unificar las
850 causas que hoy están desperdigadas en diferentes
juzgados”. Y consideran que los testigos de las causas
corren “serio peligro”, a la vez que están convencidos
de que al paso al que hoy marcha la Justicia los juicios
podrían “demorarse por una década (…). Si
no se unifican las causas, los testigos terminarán desgastándose
o muriéndose, en el peor de los casos” (La
Nación, 10-3-08).
A
estas alturas, ya se trata de algo más. Es que como parte
de la orientación de “normalización” política del país
que impulsa Cristina K, incluso el “reformismo light” al
que apeló en este terreno Néstor Kirchner podría estar en
cuestión, buscándose
alguna nueva suerte de “punto final” que acabe con
la “intranquilidad” que aun en estos juicios a
“cuentagotas” se genera en diversos ámbitos del poder.
Como
dice el oligárquico diario La
Nación (insospechable de simpatía con la lucha democrática),
el “ex presidente
Néstor Kirchner (…) no puso todo su caudal político en
juego para imprimir mayor velocidad a las causas, y su gestión,
que dio casi de inmediato el guiño para reabrir los
juicios, terminó con apenas dos condenas en sus cuatro años
y medio de administración”. Peor aún, Gil Lavedra,
Torlasco y D’Alessio muestran desconfianza
en la política de la Cristina Kirchner para continuar con
alguna política de castigo a los militares genocidas.
Incluso, en el boletín oficial K que es el diario Página
12 Mario Wainfeld prefiere la hipocresía y habla de una
“cuestión de pilas” ante la falta de iniciativa de
Cristina K en este terreno…
Jorge Julio López y Carlos Fuentealba
Por
si lo anterior fuera poco, están los escandalosos casos de
López y Fuentealba, en los cuales la impunidad es total.
Y por más que el gobierno se reclame como el de los
“derechos humanos”,
la impunidad que subsiste
respecto de hechos del ayer se reproduce en la de hoy.
El
fusilamiento del docente Carlos Fuentealba, en el
marco de la gran huelga salarial que dieron los docentes el
año pasado, y la impunidad que rodea a su asesinato son
muestras de que cuando el gobierno habla de “derechos
humanos” se trata de una letanía que nada tiene que ver
con la impunidad que
se desliza bajo sus narices.
Mucho
menos cuando se le encarga a la CTERA-CTA reducir la lucha
por el castigo a los responsables materiales y políticos
del fusilamiento del docente… a
los estrechos marcos de la provincia de Neuquén (ver
nota en esta misma edición).
Al
mismo tiempo, el flagrante enKubrimiento que hizo el
gobierno nacional de Néstor Kirchner, y que continúa su
esposa, sobre la desaparición del testigo en el juicio
contra Etchecolatz, Jorge Julio López, demuestra los
claros límites que tiene el “gobierno de los derechos
humanos”. No se puede pensar en una política de
enjuiciamiento contra los genocidas que sea seria y se
demuestra incapaz de proteger
a los testigos. Mucho menos que no quiera hacerse cargo
de las consecuencias que una investigación en serio sobre
la desaparición de López tendría.
“A
un año y medio de la desaparición de López, la
investigación judicial sobre su destino es un fracaso. Así
lo admitió el juez de la causa Arnaldo Corazza, y agregó
que no tiene ninguna pista concreta” (Página 12, 18-3-08).
Como
es sabido, en la investigación inicial del hecho (y luego,
nuevamente, cuando el “allanamiento” al penal de Marco
Paz), no sólo la Justicia caratuló el hecho como
“persona perdida” (en vez de “desaparición forzada de
persona”), sino que el gobierno K se ha negado
una y otra vez a apartar
de la investigación a la propia policía provincial íntimamente
vinculada a Etchecolatz!
Es
que Cristina K quiere llevarle paz y ganarse la confianza
del ejército genocida, el mismo que asesora a los militares
sobre cómo protegerse de los juicios que ella dice impulsar
(ver nota de Página
12 del 5 de marzo, “La
Armada ofrece apoyo a los procesados en una oficina a metros
de la del comandante Godoy”).
De la dictadura a las patotas K
Entre
amplios sectores se sabe lo que fue y lo que costó la
dictadura. También se comprende lo que implica el
fusilamiento del docente Carlos Fuentealba y la desaparición
de López. Pero todavía la vasta mayoría no saca las
conclusiones sobre la creciente política represiva del
gobierno de Cristina K contra las luchas obreras.
Es
que cuando se ha salido a luchar, como en FATE, Dana, el
Subte y el Casino, al gobierno y a las patronales no les
alcanza con utilizar la represión “legal” de la
Prefectura, la Gendarmería y la Policía…
Por
esto, en el último período se ha ido evidenciando un
elemento nuevo, que de alguna manera rememora situaciones
similares (aunque más graves) vividas en el país en la década
del 70. Y es que el
gobierno K ha empezado a hacer uso de un mecanismo
de represión “ilegal”, que no tiene cara y actúa
en las sombras. Se trata del retorno de las patotas
sindicales contra los sectores de la vanguardia obrera
que salen a luchar desconociendo los cuerpos orgánicos de
la burocracia. Este ha sido el caso del Hospital
Francés, de la UTA en la línea 60 y el Subte, del SOMU en
el Casino, del SMATA en DANA.
Es
un recurso extralegal que el gobierno de los Kirchner
utiliza para avanzar sobre las nuevas posiciones sindicales
recuperadas por el activismo independiente y la izquierda y
enfrentar cualquier cuestionamiento sindical o salarial que
desborde a las burocracias. Es decir, “el gobierno de los
derechos humanos” no duda en movilizar a las patotas
sindicales para
romperles los huesos a los activistas independientes. O,
más grave aún, dar rienda suelta a verdaderos “grupos de
tareas”, como los que secuestraron y torturaron a los
compañeros del Casino a fines de enero.
Por todas estas razones, y para quebrar el
intento de transformar esta fecha en efeméride, el 24 hay
que salir masivamente a las calles, concretando una gran
movilización de Congreso a Plaza de Mayo y en todas las
plazas del país.
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